Desde todas las trincheras
En opinión de Lorena Elizabeth Castillo
El próximo lunes 25 de noviembre se cumplen 25 años de la conmemoración del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, reconocido mes con mes como el Día Naranja, por lo que es la ocasión para evaluar, reflexionar y hacer auto-crítica de avances y pendientes por resolver en la materia a nivel nacional y local.
Sin duda en México, se han logrado avances significativos en la lucha contra la violencia hacia las mujeres, gracias a las estrategias y políticas implementadas por los tres niveles de gobierno. A grosso o modo pasemos revista a algunos de esos logros.
La Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim) coordina esfuerzos y recursos para combatir la violencia de género. Por otra parte, se han establecido 25 Alertas de Violencia de Género contra las Mujeres (AVGM) en 22 entidades federativas, lo que ha llevado a la creación de nueve fiscalías especializadas en trata de personas y feminicidio.
De acuerdo a la información disponible, se han instalado siete Módulos de Atención Inmediata para víctimas de violencia en diferentes estados del país; otra cifra alentadora es que el número de feminicidios ha disminuido en un 21% en comparación con el año anterior, a nivel nacional.
Sin embargo, es claro que los desafíos persisten y que debemos convertirlos en áreas de oportunidad. Tales retos están a la vista, por ejemplo: la impunidad prevalece y la falta de acceso a la justicia siguen siendo obstáculos importantes en muchas pequeñas ciudades y zonas rurales del país
La brecha entre la igualdad formal y sustantiva persiste y, en muchos casos se convierte en auténtico abismo, mientras que la rendición de cuentas y obligada transparencia, para el logro de la igualdad de género es todavía deficiente.
Para hacer frente a estos desafíos, organismos nacionales e internacionales sugieren fortalecer el trabajo con los gobierno ys la organizaciones sociales, para acelerar el cumplimiento de los compromisos internacionales en materia de igualdad de género y empoderamiento de las mujeres.
Urge además la implementación de programas innovadores para impulsar la autonomía económica de las mujeres y promover cambios culturales dentro de instituciones educativas −de todos los niveles−, culturales y entre partidos políticos, porque, insistimos, aunque hay avances, todavía hay mucho trabajo por hacer para lograr una sociedad más justa y equitativa.
Este espacio y la efeméride invocada es la oportunidad para agregar que este jueves 21 de noviembre, el equipo del Instituto de la Mujer de Cuernavaca (IMC) llevó a cabo la décimo primera y última sesión de este año del Comité para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (PASEMUN).
Como se mencionó al principio de este artículo, todo ciclo que se cierra es para evaluar y reconocer por igual, avances, fallas y carencias.
En este último PASEMUN están asentados unos y otras. A la sociedad de Cuernavaca y, específicamente, al sector de las mujeres de la capital de Morelos les corresponde juzgar y señalar. Por lo que respecta al IMC hay una percepción del deber cumplido en la medida de las posibilidades. Ya habrá oportunidad de proseguir nuestras luchas desde ésta y todas las trincheras.