Culto a la madre, una forma discursiva
En opinión de Dra. Roselia Rivera Almazán
Una vez que hemos dejado atrás las celebraciones por el día de las madres en México, nos referiremos a los contextos y campos culturales que nos permiten conocer algunos problemas que se presentan en México sobre la maternidad. En un primer plano, en el contexto jurídico la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece en el artículo 4º que: “Toda persona tiene derecho a decidir de manera libre, responsable e informada sobre el número y el espaciamiento de sus hijos”.
El precepto anterior es la base de los derechos reproductivos en nuestro país, y una vez que buscamos una interpretación profunda, surge la duda sobre la existencia de mecanismos que se hayan desarrollado para que genuinamente en México, los derechos reproductivos se encuentren garantizados en un contexto de libertad, responsabilidad, adecuada información ¿Será cierto que las mujeres ejercemos la maternidad con amor, con todo lo necesario para cubrir las necesidades del nuevo integrante?
Cabe señalar que México, ocupa el primer lugar a nivel mundial en embarazos en adolescentes, con la tendencia a iniciar cada vez a menor edad, con 340 mil nacimientos en mujeres menores de 19 años.[1] Lastimosamente las condiciones bajo las que ocurren los embarazos, durante y posterior a él, están relacionadas con la pobreza, con la frustración de truncar los proyectos de vida como jóvenes, para someterse a una responsabilidad para la que difícilmente estarán preparados. En esta intervención, el enfoque no es el derecho a interrumpir legalmente un embarazo, sino a la construcción cultural que parte del hecho de ser madre.
¿En realidad ser madre en el contexto mexicano, es una experiencia que puede ser descrita como…bonita?
A título personal, respondería que no. Que la maternidad para varios sectores en contextos específicos, es una experiencia difícil, en la que los porcentajes de maternidad en adolescentes constituyen una problemática social, de salud pública que impacta en el desarrollo económico del país, pero también en los niveles de violencia que vivimos.
Mucho hablamos de violencia de género, especialmente de aquella que sufren las mujeres por hombres, los niveles de violencia extrema en su modalidad de feminicidio, son el tema en todas las redes sociales y medios tradicionales de comunicación. Los movimientos feministas en el justo reclamo para el cese de la violencia, adquiere tintes de confrontación, sin embargo; poco hablamos de la maternidad para la que no se está preparada, que no se ejerció de manera libre, responsable, informada y consciente, que derivó en una frustración por tener hijos no deseados, que serán maltratados de muchas formas. Poco se estudia sobre la relación entre esas maternidades no deseadas e hijos varones que empezaron recibiendo violencia de sus progenitoras con quienes tienen motivos de odio contra la mujer.
Desde el planteamiento anterior, bien vale la pena conceder al enfoque preventivo de la violencia de género un espacio de análisis de transmisión generacional, precisamos de una sociedad más abierta, con mayor participación y a hombres y mujeres que se atrevan a romper los estereotipos para reconocer que; no siempre la maternidad es maravillosa, que el discurso romántico alrededor de ella, es un discurso que puede influir negativamente en la sociedad, impactando en primer lugar a las propias mujeres y posteriormente a sus hijos, quienes a la postre replicaran la violencia.
[1] Boletín UNAM, septiembre 2021, En : https://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/2021_729.html