Cuando sea demasiado tarde... - Soy hombre, y soy víctima.
En opinión de Gabriel Dorantes Argandar
He tratado de mantener mi distancia al respecto de toda esta situación del 8 de marzo. La verdad es que mi estado psicoemocional al respecto de las mujeres ha sido una montaña rusa los últimos 10 o 20 años (que no estoy diciendo que su servidor no lleva parte de la culpa), y me da mucho miedo decir algo y que se interprete de una manera diferente de lo que quise decir, o que no falte la persona mal intencionada que use mis palabras para mi propio perjuicio (porque por supuesto nadie hace eso). Sin embargo creo que, en mi papel de psicólogo, profesor, investigador, coordinador, y ahora aparentemente columnista, ya no puedo mantenerme al margen de esta discusión. Sobre todo porque esta columna será publicada el 7 de marzo, y considero que sería insensible de mi parte no poner mis “two cents” sobre la mesa al respecto del 8 de marzo.
Yo soy víctima de acoso. He sufrido acoso toda mi vida. He sufrido acoso escolar, acoso laboral, acoso académico, acoso económico, acoso de raza, y acoso sexual. Son muy pocas las personas que saben estas cosas, y muy poco probablemente estaré dispuesto a compartir detalles de estas circunstancias. Desde los niños que me hacían la vida de cuadritos porque pesaba 100 kilos cuando tenía 13 años, hasta los skinheads que me persiguieron por las calles de Valencia por portar piel morena a las 4 de la mañana en las inmediaciones de las Torres de Quart. Cosa curiosa, los skinheads españoles pensaban que yo era de la India (¡regresa acá maldito indú! ¡Te mandaremos de vuelta a tu país de musulmanes!). Creo que la risa que escapó de mis labios al pensar que su servidor ni es indú, ni proviene de un país musulmán, hizo que la carrera se extendiera más que sólo un par de calles. ¿Cómo hice para escapar? Pues ya para entonces llevaba un par de años haciéndome 20 o 30 kms diarios de bicicleta para mantener mis gastos, por lo que una carrera de 30 minutos para escapar de una serie de individuos que en definitiva no estaban en forma tampoco fue en extremo difícil.
Ahora tengo 38 años, otra vez peso 100 kilos. He de decir que en algún momento de la preparatoria decidí que me había cansado de ser una víctima, lo que generó que adquiriera una apariencia diferente. Ahora, algunos piensan que soy maleante, otros piensan que soy judicial encubierto (historia verídica, tuve que escapar de un par de individuos en el zócalo de la ciudad de México porque pensaban que venía a arrestar a alguien y estaban dispuestos a todo para impedirlo), y otros piensan que soy un individuo de poco valor, supongo por mi afición a portar shorts y camisetas de superhéroes. Antes la gente esparcía rumores al respecto de la realidad de mi grado de doctor, luego pasamos por los rumores sobre la veracidad de mis logros, para ahora pasar a los rumores sobre… lo que sea que dice la gente al respecto de su servidor porque simplemente ya no tengo tiempo de enterarme de lo que la gente dice de mí. Si se saben alguno, les ruego se ahorren el compartirlo porque estaré muy ocupado lidiando con enfados más grandes.
Así que no, no puedo decir que conozco la violencia que sufren las mujeres. No conozco la violencia obstétrica, no conozco el abuso sexual, pero sí conozco lo que es que te acosen en un baño, que te toquen en el transporte público o que en tu lugar de trabajo te acosen por haberte negado a mantener una relación sexual con otro ser humano. Conozco lo que es que otro ser humano te muestre sus partes íntimas sin haber pedido tal cosa, y conozco lo que es que te manden imágenes inadecuadas que no fueron solicitadas. Conozco lo que es que la persona encargada de supervisarte te haga repetir 10 veces el mismo oficio, que te impidan el acceso a una oportunidad por no haber accedido a una solicitud previa, o que lastimen a alguien a quien quieres por el puro afán de verte sufrir.
No puedo decir que conozco la violencia que sufren las mujeres, pero sí puedo decir que conozco lo que es ser víctima de la violencia. Así que sin más que añadir, manifiesto mi apoyo completo a las mujeres en este 8 de marzo, y apoyo a todas las personas que hayan sido víctimas de cualquier forma de violencia. Es por ello que estamos tratando de hacer que este lugar sea un mundo mejor, o por lo menos, menos peor. La violencia no ha muerto, y somos nosotros mismos los que la estamos manteniendo viva, como parte constante de nuestras vidas.