Cuando sea demasiado tarde… - Cambiarse de casa.

En opinión de Gabriel Dorantes Argandar

Cuando sea demasiado tarde… - Cambiarse de casa.

Estimado lector, nuevamente nos encontramos por estos lares haciendo de cuenta que en Morelos no pasan las balas volando por encima de nuestras cabezas y que la vida nocturna es prácticamente inexistente. Dese usted una vuelta de la Paloma de la Paz a Plaza Cuernavaca después de las 9 de la noche, y verá que la delincuencia y la inseguridad está asfixiando nuestras ciudades. Por ahí salió una noticia que la gente de Chiapas y Oaxaca mejor están migrando para Guatemala porque al parecer las cosas están mejor por allá que en tierra mexicana.

            No voy a decir que la culpa sea nuestra, pero también tenemos que ser conscientes de que parte del problema somos nosotros. Esta semana (por fin) pude concretar el final de la mudanza. Tengo que darle las gracias a Mireya, Sergio, Miguel, Brenda, Liz, y toda la tropa de chamaquitos que ayudaron a que la mudanza se pudiera concretar el mero 31 de julio. Me daba miedo que el casero simplemente cambiara las cerraduras y ahí te ves papá. Admito que soy una persona difícil de tratar y además tengo un problema de acumulación bastante grande (mi papá me subrayó que el primer viaje que hice fue de todos mis juguetes, al respecto de mis prioridades), pero también tengo que subrayar que el casero se tragó mi depósito. Le estuve hablando por teléfono, jamás me tomó la llamada. Le dije a su hija (quien ocupa una de las casas del conjunto) que por favor le indicara a su papá que ya me iba, me dijo que no era su problema. Cuando ya estamos terminando de cargar las camionetas, aparece el viejito hecho una furia, reclamando que yo nunca le llamé y que le estoy llamando de última hora. Le indico que le llamé varias veces y me dice que no es que no me quisiera contestar, es que no estaba. Para no hacerles el cuento demasiado largo (que ya ven ustedes que me cuentan los caracteres) el viejito se queja de que no están pintadas las paredes, que tiene que revisar los escusados, que yo no le llamé, que yo soy mal inquilino… simplemente me di la vuelta y me fui. Que el señor encuentre un lugar en dónde poner mi depósito entre su esposa, sus hijos, y sus nietos.

            Hemos perdido la dignidad. Lo que esta vida nos ha quitado es algo que existía hace cuarenta o cincuenta años, hoy en día la gente valora más una cantidad determinada de dinero que la dignidad propia. ¿Deja usted una chamarra en el asiento de atrás del coche cuando lo deja en la calle? Vale más la oportunidad de hacerte de una prenda de ropa moderadamente costosa que respetar la propiedad del otro. Ese es el mundo en el que vivimos ahora, esa es la forma de mi México. ¿Han sabido de las elecciones de Venezuela? Aparentemente, el presidente Nicolás Maduro se declara ganador de las elecciones por cuarta o quinta vez, a pesar de haber perdido por más de tres millones de votos. ¿Saben ustedes qué va a pasar cuando el López se vuelva a postular en las siguientes elecciones, si es que no le hacen un Juanito (el de Iztapalapa) a la Cheimbaum?

            Yo no digo que hubiera estado mejor que ganara Xóchitl, la verdad es que hay un pequeño rayo de luz de esperanza de que gane la Kamala. Si eso pasa, tal vez la cosa no quede tan peor, pero si gana otra vez Don Trompas, todo se va a ir para el sur. Es responsabilidad de nosotros hacer que este país se levante del hoyo en el que lo han hundido. Nada más de pensar que la administración del López fue peor que la de Peña Nieto, ya es decir bastante. Lo único que nos queda es vigilar el comportamiento propio, la dignidad propia y el quehacer cotidiano propio. No porque yo me dé golpes de pecho, porque no voy a decir que soy buena persona, pero chale, el casero se quedó con mi depósito y la anterior también lo hizo.

Cuernavaca no ha muerto, pero ¿cuánto tiempo tardará antes de que la gente migre de Morelos a Guerrero, buscando mejores condiciones de vida?