Cuando sea demasiado tarde… - A título personal

En opinión de Gabriel Dorantes Argandar

Cuando sea demasiado tarde… - A título personal

 

            La Universidad Autónoma del Estado de Morelos es un lugar bastante laberintezco. Es muy común que alguien te pregunte “Oye, ¿sabes dónde se pide la constancia de antigüedad para realizar el trámite de saber cuánta antigüedad tengo en la UAEM?” A la cual se le dará una respuesta harto extensa llena de aventuras y peripecias que uno debe de sortear para llegar al destino necesario y, por supuesto, comenzar el camino de obtener el documento deseado. Así que vamos a ver.

            La UAEM tiene dos entradas principales. La comunidad, con el tiempo, ha ido fabricando otras entradas para uso peatonal y recreativo, pero tengo entendido que oficialmente son dos las entradas. Paradójicamente, estas se llaman “entrada n° 1” y “entrada n° 2”. Opinaría que la “entrada n° 1” es más apropiada para nuestra misión, así que vamos a empezar por ahí. ¿Cuál es la “entrada n° 1”? Fácil, la entrada que tiene la glorieta con el Venado. Entra usted por esa puerta, y seguimos adelante. No importa si viene usted en auto, transporte público, o a pie, entra usted por aquí, pasa la glorieta y sigue avanzando. Verá unos pasos de cebra pintados sobre el pavimento, del lado izquierdo un viejo edificio, el 19 me parece, y del lado derecho, el Gimnasio Auditorio. Seguimos avanzando.

            Del lado derecho encontrará usted el nuevo edificio de la UAEM, el que perdimos en el temblor del 17. Ya casi está terminado y los mingitorios de los baños son visibles desde el circuito universitario, aunque habrá que tener vista de halcón. Seguimos avanzando, pasamos el paradero de autobuses y aparece un gran estacionamiento a nuestro lado izquierdo. Hay una pequeña calle que atraviesa ese estacionamiento, y sube una cuesta que nos lleva a otro aparcadero en el que es común encontrar un camper como el que tenía mi papá hace 30 años. Ahí damos vuelta a la derecha, dado que termina en pared, y seguimos avanzando.

            Ahí aparece, majestuosa. A nuestra izquierda está la Torre de Rectoría. La explanada es amplia y hay que vencer primero el obstáculo que es dónde estacionar el auto (que si viene usted a pie, no tendrá que sortear dicha dificultad), pero llegar a su puerta principal es cosa sencilla. Hay un gran Emiliano Zapata, el cual sostiene un machete imaginario, a la izquierda de la escalinata que nos lleva a nuestro destino. Entramos por las puertas de cristal y encontramos a nuestra derecha los cajeros, y a nuestra izquierda un pequeño escritorio con personas que siempre parecen estar haciendo algo. Si no sabe usted dónde están, tal vez dichas personas puedan orientarle hacia los elevadores, que están a mano izquierda, al fondo. No recuerdo muy bien, pero los botones, creo que están del lado izquierdo, pero si no están del lado izquierdo, están del derecho, eso es seguro. Nuestro destino se encuentra en el 4º piso de la Torre. Hay un botón que dice 4, lo debemos presionar.

            Ahí en el cuarto piso encontrará usted la flamante Unidad de Atención a Víctimas, donde puede usted realizar las denuncias correspondientes, sobre todo las que están relacionadas con el acoso. Ya ven ustedes que por lo menos ya separaron de sus funciones a un par de trabajadores, uno pensaría que esa gente está haciendo su trabajo. Así que si tienen ustedes una denuncia qué hacer, ahí es el lugar. Estoy convencido de que la atención que recibirán será moderadamente a satisfacción.

            Pintar el nombre de un profesor en la pared es muy fácil, pero si creen ustedes que destruirle la vida a un profesor y su familia es divertido, recuerden que ya sea por inacción, omisión, o acción directa, participan en perpetuar la violencia. Aprovechar el fenómeno del 8 de marzo para ejercer violencia política contra un profesor sólo desvirtúa el movimiento y desactiva lo poquito que se avanzó con el tema de la denuncia.

Si tienes algo que denunciar, pon tu denuncia y vamos acabando antes.