CUANDO LA FALTA DE VOZ ES UNA FORMA DE VIOLENCIA

En opinión de Hertino Aviles Albavera

CUANDO LA FALTA DE VOZ ES UNA FORMA DE VIOLENCIA

En una sociedad que se pretende democrática y plural, la libertad de expresión no es solo un derecho, sino un pilar fundamental que sustenta la convivencia pacífica y el respeto por la diversidad. Sin embargo, en muchas ocasiones, esta libertad es vulnerada no solo por acciones explícitas, sino también por la imposición de silencios que, en su aparente suavidad, configuran una forma de violencia.

La ausencia de voz puede manifestarse de múltiples formas; el acallamiento por miedo, la censura institucional, las presiones sociales o la simple indiferencia que silencia las opiniones minoritarias.  Es una violencia que, aunque no deja heridas físicas visibles, deja marcas profundas en la dignidad y en el ejercicio pleno de los derechos humanos.

Cuando las voces de ciertos sectores son silenciadas, se perpetúan desigualdades y se refuerzan estructuras de poder que privilegian a unos sobre otros. La falta de reconocimiento y la exclusión forzada generan invalidez social. en estos casos no es solo la imposición de una censura externa, sino también la internalización de la invisibilidad, pues cuando un grupo no puede expresar sus demandas las injusticias que enfrenta  su situación no solo se mantiene igual; muchas veces, empeora, pues la invisibilidad refuerza la percepción de que sus problemas no importan, fomentando de esta manera la exclusión social.

Por lo que es imprescindible garantizar la libertad de expresión, debido a que está libertad tiene un impacto directo en la consolidación de los derechos humanos. La voz colectiva de movimientos sociales, comunidades minoritarias o personas en situación de vulnerabilidad es esencial para evidenciar injusticias, exigir derechos y promover cambios en las instituciones.

No basta con hablar sin propósito, sino de escuchar y validar. Porque el silencio impuesto no es solo una privación de palabras; es una agresión contra la dignidad humana.