Casos y Cosas de Morelos - Civismo vs pensamiento crítico
En opinión de Sergio Dorado
El civismo se define como el “comportamiento que cumple con sus deberes de ciudadano, respeta las leyes y contribuye así al funcionamiento correcto de la sociedad y al bienestar de los demás miembros de la comunidad”. De donde si es usted, por ejemplo, un agente de tránsito, no debe “morder” al prójimo en cada esquina; ni el prójimo, por su parte, prestarse blandito como colaborador de la corrupción del servidor público; y desde luego, no cometer crímenes de mucho más alto impacto, como los que abundan hoy en día por todas partes. El civismo es, pues, un proceder ideal ciudadano.
A este vocablo (civismo) es a lo que apuesta Andrés Manuel López Obrador como pilar medular para la formación educativa de la niñez y la juventud mexicanas, al menos por el próximo sexenio. La solución al crimen, para el presidente de México, está en el comportamiento de la gente ante sus obligaciones, en la obediencia ciega y sin chistar; por eso López Obrador incluye esta materia del comportamiento en el centro de un nuevo programa de estudios, porque si seguimos siendo malos, nos irá mal –predica él con este axioma personal.
Habría que ver en el futuro qué tan alto será alcanzado el propósito; aunque muchos de nosotros, estimado y único lector, y siento mucho recordárselo, probablemente no estaremos ya por aquí para corroborar la hipótesis del presidente. Como sea, su filosofía educativa, señor presidente, suena parcial. No parece equitativo centrar el pilarcrucial del plan educativo unilateralmente; es decir, únicamente sobre cargado de obediencia ciudadana.
Si bien es cierto que el ciudadano de a pie, como usted y como yo, estimado y único lector, tiene obligaciones conductuales y contractuales para con el Estado, también tiene derechos constitucionales que por años han sido ultrajados. La educación hasta el día de hoy, por ejemplo, y creo que más tarde será igual, no ha sido ni es gratuita en la extensión de la palabra. El Estado tampoco cumple en materia de empleo para todos o en términos de justicia o alimento o vivienda y etcétera, etcétera, etcétera. El Estado está muy endeudado con nosotros como para enfocar el asunto de manera unilateral.
¿Se puede esperar entonces buena conducta del pueblo cuando sus derechos han sido conculcados permanentemente? ¿Hay equidad en ello? ¿Es justo? Porque para cualquier autoridad: de derecha, centro o izquierda, o del punto cardinal que usted prefiera, ideal es que el tributario, vasallo, esclavo, siervo o ciudadano obedezca ciegamente tal como lo necesita la autoridad para gobernar “en paz”, aunque el país se nos esté cayendo encima.
Y siendo así, y por otra parte, el pensamiento crítico que también se espera como producto de la educación de México, pudiera ser una contraparte de peso para el plan educativo de López Obrador. Sí, la buena conducta es necesaria, desde luego, pero también el pensamiento crítico para comprender la caótica realidad del país y colaborar con algo para soluciones paulatinas o al menos para opinar
No hay que olvidar que los grandes cambios históricos los han hecho los rebeldes, los desobedientes. El mismo presidente Andrés Manuel López Obrador triunfó por ser undesobediente obstinado, por oponerse al funcionamiento institucional, a la democracia enmascarada, a la pobreza extrema, y prácticamente a todo.Y tal obstinación fue por la que finalmente ganó la Presidencia de México.
Por esto y otras cosas más, señor presidente, obedientemente le pedimos que respete la libertad de expresión ciudadana (simbólica o corporal), para opinar y criticar lo que consideremos mal, o de plano torcido. Es cuestión de inercia, usted sabe, señor presidente. Nos ha ido tan mal en las tres transformaciones anteriores que no se nos puede prohibir ser un poco respondones, incluso a veces hasta proferir “malas razones”, como diría mi santa madre doña Emma Ramírez Pérez para definir las groserías. Y desde luego, no negamos que el pueblo (sabio y no sabio, por razones de equidad) merece civilizarse para que nos vaya mejor a través de la inclusión de la nueva asignatura del civismo; nada más no eche en saco roto lo otro, señor presidente, no olvide las obligaciones del Estado que usted ejecuta.
Con todo respeto.