Arco Libre - Publicaciones que avergüenzan
Hugo Arco en Cultura
Estimados lectores, me siento con vergüenza por las últimas publicaciones que he realizado. Haberles relatado algunos episodios de mi vida privada me fruncen el ceño como una lima arrugada. Quizás me podrían diagnosticar paranoia, no lo sé, pero en verdad, una voz interna constantemente me llama la atención y me habla de arrepentimientos. En fin.
Sé perfectamente que también he afectado a terceros, a personas que he querido y que he amado. También a desconocidos. A Mona, a Cristina, a Luna y por supuesto a Genaro y a Efrén, y a todas las agrupaciones del gremio. Gente noble que ya he notado con molestia. Esto, por las series de respuestas llenas de improperios que se han dirigido hacia mi en distintos medios de comunicación y que me han dejado con los nervios pardos.
Y es que de verdad, me fue imposible excluirlos de muchas de las partes, seguramente a la mayoría de los afectados, estas historias solo contienen bochorno y se conforman de vergüenzas, y pues están en su derecho de molestarse. Ellos muy seguramente hubieran preferido empaquetar todas aquellas experiencias para luego enmicarlas en el álbum del olvido. Sin embargo yo aparecí y se los impedí, ahora estarán por siempre y para siempre dentro de la infinita red por una eternidad. Acepto la responsabilidad y les pido perdón. Aun así, espero que en no muchas lunas llenas, sus ya veteranas mercedes, con su madurez y experiencia, disculpen el inevitable desborde de mi necesidad de expresión, mi mente necesitaba darse a la fuga, y qué mejor que en el lago de las palabras.
Acepto que para mi, en aquél momento de inspiración, sí me fue muy importante dejar en claro algunas situaciones que me involucraban con muchas de las gentes que ahora me han retirado la palabra, y es que con mucha pena lo tengo que confesar, tenía que enfatizar mis diferencias con algunos y desafortunadamente con la mayoría. Tenía que dejar en claro de que no por estar juntos en aquella cámara de gas que nos asfixió durante décadas, nos íbamos a tener que mimetizar de forma inevitable. No. También me era necesario compartir de que nunca quise pertenecer a aquella secta. Yo siempre voté a favor de la compasión. Incluso ahora mismo siento que soy libre a pesar de mis deseos. Recuerdo aquél día lluvioso en el que llegué por primera vez a su lugar, y en el que vi, a aquella chica de blanco y que llenaron de aparente sobriedad. Solo pasaba por ahí, les decía. Y sin más, abrazaron su destino con la fuerza para después tomarla y tragarla. Tuve que unirme después de aquello.
No hay nada de sorpresas, soy apática y en ocasiones aun me siento rebelde a pesar de mi ya longeva edad. A veces me tiembla la mano pero sigo siendo recia con las personas que les da pena llorar y aunque todo en nuestras vidas se encuentre llena de felicidad, pienso que nunca se le puede negar una tristeza a los hijos. Es bonito hacer llorar a una madre cuando le dices que te quieres morir o al revés. También es agradable arrancar del pasto a cualquier flor para después regalarla a nadie. He tenido varias noches sin dormir y cuando me encuentro dando vueltas por la cama, con algo de arrepentimiento, pienso que si me hubiera quedado callada, tal vez me hubiera podido ir mejor, todo mi alrededor se hubiera quedado estático y moriría de aburrimiento pero tranquilo. Pero algo en mi pecho titiritaba, una especie de fuego interno me obligó a tomar acción sobre las cosas. Es por eso que después, me armé de valor y me fui a masacrar a todos aquellos que gustan de nunca aparecer.
En definitiva y con la congruencia que me caracteriza, con mi trabajo ininterrumpido que me respalda por más de siete meses, reafirmo con convicción que nunca, jamás, intenté exponer la vida íntima de todos ustedes y mucho menos con un vano afán de desprestigiarlos, al contrario, las partes que son banales, aburridas y penosas para ustedes, son episodios que pueden ayudar con su experiencia a la mayoría de los lectores.