Árbol inmóvil - ESAF, felonía y dispendio

En opinión de Juan Lagunas

Árbol inmóvil - ESAF, felonía y dispendio

De buena fuente tuve el conocimiento de que, pese a votar en contra de Miguel Ángel Romano Fuentes (para presidir la titularidad de la Entidad Superior de Auditoría y Fiscalización ESAF), la morenista, Keila Celene Figueroa, recibió 300 mil pesos de aquél. Este proceso sucesorio (aún sin definir) se ha visto estigmatizado por la felonía.  

            Como es del dominio de la opinión pública, Romano (experto en temas de presupuesto) no obtuvo, en julio de 2019, el consenso anhelado: 14 votos. Entonces, estaban inscritos 29 aspirantes, quienes habrían cumplido con los requisitos indispensables en la convocatoria; salvo uno: superar la perfidia. 

            Cuando la validación consensual emerge de las voces simuladas, las diferencias se cristalizan en lo inmediato; los diálogos previos quedan sumergidos en el subsuelo de la hipocresía. En aquel momento, la Presidencia de la Mesa Directiva convocó dos veces al Pleno; al final, Romano quedó “muy cerca”. La “inversión” que éste hizo (se habla de cinco millones de pesos) fue nula. Tan grande fue la decepción, que pensó en migrar del estado. Todo el entramado volvió a manos de la Comisión Calificadora, a cargo de: Celene, Maricela Jiménez y Tania Valentina. 

            Ya no será en esta legislatura cuando se dé dicha designación. No hay voluntad, tiempo ni acuerdos. La disputa, ahora, se centra en saciar los deseos comiciales (en medio del proceso “más complejo” de la historia) del “grueso”. Nunca hubo interés en fortalecer este organismo, que sólo ha servido de “tapadera” del Congreso.    

            Desde ese instante, las fisuras se han hecho cada vez más agudas; la pandemia, además, aletargó todos los trabajos. Estamos ante un ente colegiado ataviado de zozobra. Recordemos la abstención marcada de tres: Dalila Morales, Marcos “N” y Rosalinda Rodríguez. 

Realmente, los huéspedes del inmueble de “Guillermo Gándara” siempre han estado en disputa franca. Compartían visiones, pero por temas coyunturales e infaustos; más allá del bienestar de los habitantes…  

La Mesa Directiva y la Junta Política y de Gobierno nunca estuvieron dentro de un equilibrio ideológico; la sedición marcó la pauta de la “convivencia”.  

El bloque de mujeres, de modo continuo, se quejó de la falta de liderazgo de Sotelo Martínez (quien recién dimitió al máximo órgano de control). Las disensiones no transcurren; siguen acoplándose entre los moldes del utilitarismo unilateral y flagrante.  

Los medios de información, hasta agosto de ese año, daban cuenta de que en septiembre, a más tardar, se “destrabaría” este embrollo y… ¡Nada!  

La comisión antes referida no tuvo “altura” ni capacidad. Algo o mucho incidió la concupiscencia de Valentina Rodríguez. Quienes la conocen, saben que ésta no da un paso sin “sustento” (“huarache”). En suma, el proceso surgió con máculas imborrables. Así se quedó. Grisura sobre oscuridad… Inmundicia en medio de polución. 

 

PANDEMIA Y CRISIS 

            Los negocios continúan cerrándose en diversas calles de la capital. La crisis, propiciada por la pandemia de covid-19, no cesa. Los nosocomios lucen pletóricos y, por lo mismo, con enormes vicisitudes asistenciales. La muerte no espera, ni sabe de escasez de planeación. Ataca y derrumba. Ultima…  

No sé cuándo culminará este conflicto sanitario. Lo único seguro es la estela de desolación que va dejando la inexistencia.