A Nivel Banqueta - ¡Oh mundo cruel, nos ganaron las vacunas!

“Las están acaparando 20 países”, dijo el canciller Marcelo Ebrard. Una historia que la mayoría de nosotros sabíamos y sólo hacia falta que nos la confirmaran.

Lo cierto es que el Gobierno de México ha fracasado frente a una pandemia cuya única posible solución, es la vacunación total de la población. Hoy sabemos que México ha vacunado a poco más de un millón de personas; entre personal de salud, maestros y adultos mayores. A este ritmo, sólo Dios sabe cuando contaríamos con las dosis necesarias. En otras palabras: el gobierno federal no hizo bien la tarea y por ahora, las vacunas se encuentran muy escasas a nivel mundial. No es lo mismo haber ordenado millones de dosis, que tenerlas disponibles en nuestro país.

Las palabras del canciller Marcelo Ebrard son ciertas, los países más poderosos del mundo están luchando y dando la cara por sus ciudadanos pero sobretodo, le han apostado a la ciencia, no a la cultura de la torta y el Boing.

El Gobierno de México inició muy tarde su compra de vacunas contra el COVID. López Obrador prefirió continuar gastándose el dinero en proyectos faraónicos, caducos y trasnochados. Apostarle a Pemex miles y miles de millones de pesos, fue una decisión que terminará por costarnos muchos muertos más; a causa de un virus que incrementa su letalidad ante a un gobierno que ignora lo que enfrenta.  

El problema de fondo no son los países ricos, el problema de fondo es hacer de la ignorancia una política pública. Tal acción debería ser catalogada como un crimen. Cuando un estudioso como el Dr. López Gatell, decide ser antes que médico, payaso, se ha perdido todo. Uno de los principios fundamentales de la ciencia es el proceso de comprobación, en eso se diferencia de una idea, dogma o filosofía. Los datos científicamente probados son hechos consumados. No podemos pretender regresar a la época de las cavernas, del oscurantismo o Santa Inquisición. De otra forma, ¿qué sigue? ¿La tierra es plana o Elvis no ha muerto?

Lo que tenemos el día de hoy, es un gobierno que ha optado por despreciar la ciencia y los datos duros. Le ha apostado al show mediático, a la burla y a la mentira, con gran talento y devoción. Sabemos que para entretener a nuestro pueblo, el mejor contenido no siempre resulta la mejor opción.

Qué decir de un presidente que no cree en el tapa bocas y menos lo usa. Un presidente que lejos de poner el ejemplo, lo trasgrede, haciendo de las malas conductas, un ejemplo nacional. ¿Dónde quedó el no mentir? ¿el no robar? Si algo nos ha mostrado la pandemia por Covid, es que la corrupción, el engaño, y la mentira, continúan siendo parte fundamental de nuestras instituciones.

Así que esa vieja historia de los mexicanos y sus victimarios, es un chiste que se cuenta sólo. Triste, un cuento que como nación, nos causa fascinación y hasta exime de nuestros pecados pero que jamás hará de nuestro país, un México de primer mundo, un México poderoso.

Como no recordar nuestro eterno mantra: “jugamos como nunca, perdimos como siempre”. Un gobierno que desprecia el método científico está condenado a ser víctima, pero de sus propias creencias y dogmas.

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