¨Yo tengo otros datos¨ - Un réquiem para el PRI; Incomodidad para Oscar Cano.
En opinión de Carlos A Galicia Pineda.
Antes de que terminara el siglo pasado empezaron las derrotas electorales. La oposición apareció y el tricolor empezó a perder espacios, fuerza y poder.
En Morelos vive una situación difícil el PRI. Es una organización política que tuvo que irse en alianza en la pasada elección para obtener algunas posiciones, de lo contrario su derrota hubiera sido terrible.
En la actualidad cuenta con una diputación local, una presidencia municipal, (Xochitepec), un regidor y sindica en Cuernavaca, capital del estado. Y algunos regidores desbalagados en municipios. Completamente desunidos, sin comunicación entre ellos, porque no hay alguien que los logre convocar. Cada uno de los representantes actúa a su libre albedrio, sin tener peso político.
Mejor otros partidos como: Movimiento Ciudadano, el Verde, PT, que en otrora fueron llamados “la chiquillada”, (por Vicente Fox, ex presidente de México), están mejor posicionados.
La situación del PRI es tal que se encuentra en igualdad de condiciones de representación con el partido Nueva Alianza, Redes Sociales Progresistas.
Pero en estos partidos se justificar el número de espacios y su peso político. Son organizaciones de reciente creación, no tienen los años que tiene el tricolor. Pese a ello, están participando y ganando espacios.
En la entidad morelense no se ve por donde, ni cuando se pueda levantar de las estrepitosas caídas electorales. Recientemente, se cambió al titular de la presidencia del comité del tricolor, pero aun así, no se han visto avances.
Las puertas del edificio están abiertas de par en par, pero nadie entra ni tampoco nadie sale. No hay trabajo político; acarreo como solía hacer en los grandes eventos; en dichas ocasiones hacía falta espacio, el auditorio era insuficiente. Hoy dicho espacio sirve de bodega, posiblemente para aparentar que hay movimiento.
Hoy se vive una pasividad, como si todo estuviera abandonado. El inmueble trasmite una situación desolada y nostálgica. Los militantes se han ido; algunos emigraron a otras fuerzas políticas, los que se quedaron, no tienen energía para continuar, no existe un liderazgo que los logre convocar.
Mientras estuvo al frente del partido, Jonathan Márquez, trató de convocar a la militancia sin mayor éxito. Hoy, muchos militantes no saben ni como se llama el presidente del tricolor, ni tampoco saben que está haciendo. Y tal vez tenga razón la dirigencia del tricolor en no hacer nada, porque su tiempo en la historia de este país, ya terminó.
El Partido de la Revolución Democrática (PRD) así como surgió como una fuerza combativa que obtuvo triunfos electorales y que gobernó por décadas la ciudad de México, llegó a su fin el sol azteca.
De la misma manera el PRI agoniza y en Morelos cada vez su estado de salud es delicado, no hay esperanzas de que logre salir de esta crisis. Es cuestión de tiempo para ver su desenlace final.
Refilón.
Algo debe estar sucediendo al interior del gobierno del bienestar en Morelos, porque están arribando cuadros políticos al gobierno que son severamente criticados en la opinión pública por su desempeño en la función pública. Dos aspectos que son muy notorios y que marca el sello del gobierno guinda que conduce la señora Margarita González Saravia es que su colaboradores en su administración pública son de extracción panista; es decir su raíz deviene de ese partido, principalmente. Del PRI, sólo uno, de Movimiento Ciudadano uno, pero del Verde y del Partido del Trabajo, ninguno. El otro aspecto que también es notorio es que los candidatos perdedores en la reciente elección, la mayoría está en posiciones en el gobierno. Podríamos decir que ganaron perdiendo. Son los llamados premios de consolación. Algunos militantes de años y de luchas consideran que en Morena se viven tiempos como el viejo PRI; sólo los más allegados están en el gobierno.
Dolor de cabeza
El que de plano no esperaba que Gabriel Rivas fuera a ser un dolor de cabeza para el ayuntamiento de Cuernavaca, era Oscar Cano, regidor con licencia y actual secretario del ayuntamiento. Seguramente, pensó que podría tener el control absoluto del ayuntamiento, y desde luego, al cabildo lo tendría en la bolsa, obviamente, gracias a su habilidad y experiencia política. Pero como dijera el chapulín colorado… “no contaba con la astucia” de Gabriel Rivas, un activista de izquierda, un luchador de calle. ¿Acaso en este trienio de continuidad será una piedra en el zapato de Uriostegui?