Trazos de mujer

En opinión de Lorena Elizabeth Castillo Castillo

Trazos de mujer

La violencia contra las mujeres solo se puede prevenir, atender, sancionar y erradicar si se hace visible, si deja de normalizarse… Es el principio de trazos y contornos de una vida libre de violencia con colores, sin claroscuros y con líneas firmes  del respeto a los derechos de mujeres, adolescentes y niñas.

La historia y los trazos del andar de una mujer surge desde el seno de su hogar, por ello es indispensable darle el pincel que les permita trazar un camino seguro y con seguridad; somos como sociedad, responsables de ello. Aquí cabe la pregunta: ¿Infancia es destino?

Es parte del futuro no sólo de esa niña que hace sus primeros trazos, sino también de una comunidad cuyo valor es el reflejo de la educación y convivencia que propiciamos para todas las personas. Insisto: ¿qué historia colectiva y social estamos escribiendo?

La imagen es de una niña observando a su madre, con el mentón recargado en el borde de la mesa, mientras la mujer delinea las formas de lo que se convertirá en una blusa, falda o vestido. Las oblicuas  líneas  las dibuja con pedazos de jabón pastilla, sobre el papel de estrasa, apoyada en las finas tiras de madera de raras formas que, le explica su mamá, son las reglas de costura o métrica de ropa.

Del diestro manejo de la recta o escuadra, de la curva irregular francesa, la multicurva 3 en 1 y de la enigmática curva sastre variante -nombres que años después le serían develados a la niña- surgen las plantillas y de éstas, las prendas que se llevarían las satisfechas clientas.

Más sorprendente y enigmático para la niña resulta escuchar a su madre con exclamaciones cómo:

  -De este vestido va a salir tu uniforme para la escuela. De este conjunto colorido le voy a enviar dinero a tu hermano que se fue a estudiar fuera del puebl. Con este arreglo le hacemos la herrería a la ventana... Y así sucesivamente, de la caligrafía de las nuevas prendas, la mamá contribuye a cubrir necesidades y exigencias de la casa.

La orden verbal para iniciar este prodigio es:

  -¡Ven hija, vamos a hacer trazos!-

-Qué extraordinario es crear,  así un material liso y llano que se transforma en un lienzo el cual pasa a ser un accesorio útil y bello- era el pensar de esa pequeña.

De ahí surge esa inquietud y vocación por crear, hacer, transformar lo que tenga , porque no hay límites; esa mujer en su mesa de trabajo y maquina de coser hacía obras de arte, a decir de las señoras del pueblo. Hacia trazos maestros y los convertía en una vestido, pantalón, blusa… Llenos de colores y costuras que constituian una pieza que lucía maravillosa en aquellas niñas, mujeres y hasta niños y señores.

Todo puede transformarse, pero debe primero imaginarse y trazarlo… Pegarlo con todas las  partes y en un todo coserlo para ser usado. Era el pensamiento de aquella niña que admiraba y admira profundamente esas manos, ese corazón de aquella valiente mujer que hacía sus trazos…

La evocación de la infancia de quién esto escribe y de muchas niñas que crecieron junto a su madre,  mirando su esfuerzo para contribuir al sustento y bienestar familiar, explica e intenta definir el doble juego de palabras: el que da nombre a esta inicial colaboración periodística  y el que designa al proyecto que hemos impulsado en el Instituto de la Mujer de Cuernavaca:

Pinta trazos para la prevención de la violencia a través del arte. Que surge con la intención de contribuir a hacer visible la necesidad  de libertad de cada mujer; de la importancia de la introspección , expresión y sentir de cada una. Porque justamente, ahí se visibilizan sus historias , se evidencian las actitudes que pueden ser  o que  son violentas para identificarlas y atenderlas de inmediato.

En esas mesas donde se traza, dibuja y colorea, aprendemos a reconocer la violencia que nos decían que no lo es, que la normalizaron y hoy nos lacera, nos lastima y nos mata.  En ese papel de estraza se plasma el sentir y se concentra en un solo concepto que dará vida a una imagen de un mural, el cual después cada quien colaborará a pintar, y el cual quedará en la comunidad, como símbolo de esa lucha y exigencia por una vida libre de violencia. Pero también como una muestra inequívoca del compromiso y obligación del Estado de erradicar la violencia.

Quien ya conoce los murales de Ciudad Chapultepec, San Lorenzo Chamilpa y de  la Colonia Antonio Barona  sabe que esas muestras plásticas del artista urbano Eduardo Gutiérerz, Fuk,  son hechos con base en sentimientos, experiencias de vida e  ideas que dan paso a los  trazos iniciales de las mujeres que participaron en la dinámica pisco-artística propuesta por el IMC. Desde el Instituto de la Mujer de Cuernavaca, hacer trazos es también la señal de apoyar a las  mujeres usuarias de nuestros servicios, en su autonomía emocional, física y económica.

Es este andar continuo con aquella inspiración  de mi madre que pintaba trazos y me permitió soñar en contribuir para un mejor entorno para  las mujeres, adolescentes y niñas .

De manera que la invitación a las mujeres de Cuernavaca es ¡vamos a hacer trazos! Trazar la vida, el trabajo, a perfilar la lucha por la vida sin violencia.