Sobre el sistema normativo indígena en el orden jurídico mexicano
En opinión de Hertino Avilés
La desigualdad de género es un grave problema al que nos enfrentamos como sociedad, puesto que es la causante de pobreza y violación a los derechos de las mujeres; las mujeres indígenas son quienes más sufren de violencia de genero.
En México habitan 68 pueblos indígenas, cada uno con su lengua propia, así como con sus propios usos y costumbres.
Dentro de las costumbres de algunos pueblos indígenas de estados como Guerrero, Oaxaca o Chiapas, se encuentran los matrimonios arreglados, o bien la venta de las niñas. En la Montaña de Guerrero las mujeres tienen precio que va desdelos 40 mil hasta 200 mil pesos en una vieja práctica atribuida a “usos y costumbres”.
Esta práctica es una clara violación a los derechos humanos de las mujeres, que habitan esas comunidades, puesto que no se les permite elegir con quien casarse o si quieren casarse; puesto que el derecho humano a la libertad, dignidad, elección, son parte de los derechos que se violentan con los matrimonios forzados.
La venta o compra de las mujeres indígenas como parte de los arreglos matrimoniales en los pueblos indígenas, ha sido una tradición que ha perdurado a lo largo de varias décadas. Se dice que empezó a practicarse en el siglo XIX, sin embargo, no existen estudios que constaten el inicio de dicha “tradición”. Lo cierto es que es una costumbre muy practicada y típica entre las comunidades indígenas, la cual consiste en que los padres “venden” a sus hijas (a cambio de dinero y diversas mercancías) a hombres que desean formar una familia con ellas.
Los usos y costumbres de los pueblos indígenas permiten ponerle precio a la mujer según su juventud y belleza; y hacerles creer que si nadie se interesa en ellas no tienen valor alguno.
Si bien, en México nuestras autoridades han buscado la erradicación de la violencia de genero mediante la implementación de diversas acciones tales como la perspectiva de género como eje transversal del quehacer de las instituciones del Estado mexicano; sin embargo, el matrimonio arreglado en los pueblos indígenas o la venta de las niñas sigue siendo un problema que se vive en México y que será muy difícil de erradicar.
Como sociedad, no podemos permitir que los usos y costumbres sean usados como pretexto para perpetuar prácticas discriminatorias y violentas contra las niñas y mujeres indígenas, en donde los hombres creen tener el derecho de vender a sus propias hijas entre 12 y 20 años para casarse o para dedicarse al trabajo doméstico.