Serpientes y escaleras - Uriel Carmona y la lucha de poderes
En opinión de Eolo Pacheco
La detención del fiscal de Morelos es inédita en México y mostró de lo que es capaz el gobierno federal.
Uriel Carmona y la lucha de poderes
Tras la detención, vinculación a proceso y encarcelamiento de Uriel Carmona Gándara han surgido múltiples interpretaciones jurídicas, distintas dependiendo del lado que se esté del debate. La coincidencia es que, ante la ausencia definitiva del titular de la FGE, situación que deriva de que un juez lo vinculó a proceso, lo que procede es la designación de un nuevo fiscal por las dos terceras partes del congreso, de una terna enviada por el ejecutivo. La Constitución de Morelos no aclara qué sucede si no se reúnen los votos necesarios para hacerlo, lo abre la posibilidad de que el encargado de despacho se mantenga en el cargo indefinidamente. El factor que falta añadir en esta historia es el mismo que no midieron los diputados ni el fiscal Carmona: el presidente.
Entendamos de qué hablamos:
Independientemente de argumentaciones jurídicas, lo que tenemos enfrente es una lucha de poder; la historia en cuestión no comienza con el proceso a Uriel Carmona Gándara, empezó desde hace más de cinco años, cuando Graco Ramírez intentó prolongar su poder y acomodó todas las piezas necesarias, incluido los fiscales, para lograrlo. El pleito que ahora vemos no es solo entre los diputados locales y el gobernador, ha escalado y va a incluir al exgobernador y a sus aliados.
El primer objetivo de la federación era quitar a un fiscal incómodo que, además, no es el único en el país; en el caso de Morelos se añade el ingrediente de la lucha local y los excesos cometidos por los diputados locales, pero el manotazo del gobierno de la república sonó en otras entidades en donde los fiscales también están retando al poder.
Las deliberaciones sobre la culpabilidad o no de Uriel Carmona en el delito que le imputan, lo mismo que el proceso legal que lo tiene tras las rejas son secundarios en lo que realmente se busca en esta historia: lo importante no era meter a la cárcel al fiscal, sino quitarlo y eso se logrará a partir de lo determinado por un juez. En el momento que el funcionario morelense pierda el fuero que lo protege, las autoridades federales podrían presentar otras carpetas de investigación en su contra por más delitos, situación que lo mantendría tras las rejas por tiempo indefinido. Por algo el abogado Carmona tramitó un amparo para evitar su extradición a los Estados Unidos.
El cálculo que pasaron por alto los asesores jurídicos del G15 es el factor de poder, el hecho que en este país el presidente se mueve a su antojo porque siempre tiene “otros datos” que le permiten ejercer su dominio por encima de lo que marca la ley; casos como el de Uriel Carmona hay muchos, incluido el de Rosario Robles.
Localmente la historia se escribirá ahora al ritmo que marque el gobierno federal: cuando el pleito era local la ventaja la tenían los diputados, porque habían logrado poner contra la pared a Cuauhtémoc Blanco; ahora la narrativa será distinta porque aunque no lo reconozcan públicamente, muchos de los integrantes y aliados del G15 medirán bien los pasos que darán, porque ya vieron de lo que es capaz el gobierno de AMLO.
Procedimentalmente hablando lo que sigue a la ausencia del fiscal es el nombramiento de un nuevo titular de la FGE, decisión que corresponde al congreso local con el voto de al menos dos terceras partes de sus integrantes, pero a propuesta del gobernador; más claro: los diputados designarán al siguiente fiscal, pero este responderá al gobernador.
Figuras como Javier López Sánchez se han apresurado a decir desde el fin de semana que la constitución local no dice nada ante el supuesto que no se reúnan los votos suficientes para nombrar a un nuevo fiscal y afirma que en ese escenario el Fiscal Regional Metropolitano, personaje muy cercano a Uriel Carmona Gándara, se mantendría en el cargo de manera indefinida. Jurídicamente hablando eso es cierto, pero volvemos al punto inicial ¿Cuántos diputados se animarán a impulsar un escenario así? Y sobre todo ¿El encargado de despacho mantendría la misma relación con el G15 luego de ver lo que le sucedió a su jefe? Ojo: el fiscal metropolitano no tiene fuero.
Quienes observan lo que ocurre solo bajo una óptica jurídica se están equivocando; eso sucedió con los cálculos del G15 y del propio Uriel Carmona Gándara, al suponer que en una lucha de poder como la que emprendieron no aparecerían elementos supralegales. Digámoslo como es: el G15 y Carmona utilizaron todas las herramientas jurídicas, políticas y personales que tenían a su alcance para atacar a un gobernador de Morena, pero no consideraron que el gobierno federal, de Morena, defendería a uno de los suyos de la misma manera, pero con más fuerza.
La valentía y capacidad profesional de Uriel Carmona está fuera de duda, su yerro estuvo en el exceso de confianza, en no entender en toda su dimensión el escenario político al que se había metido y sobre todo, no saber medir hasta qué punto la valentía se vuelve irresponsabilidad. Al fiscal, como él mismo lo dijo, lo presionaron muchas veces y desde distintos lados para que dejara el cargo y siempre se negó, pero cuando el congreso elevó el nivel de la pelea y especuló con la posibilidad de tomar por asalto el gobierno estatal destituyendo al gobernador la historia cambió. Era en ese momento cuando el abogado Gándara debió dar un paso atrás, porque lo que estaba haciendo el G15 era mucho más de lo que el gobierno federal iba a aguantar.
Ahora la narrativa en esta historia es otra y se nutre de la posibilidad evidente y permanente de que otras figuras políticas locales queden en la misma situación de Uriel Carmona; suponer que eso no ocurrirá porque “vivimos en un estado de derecho” es un acto de inocencia como el que hoy mantiene en la cárcel al fiscal de Morelos. No quiero decir con ello que lo que se vio el viernes pasado en el domicilio personal del fiscal fue bueno, por el contrario, vivimos en un país donde las reglas y las leyes han quedado sujetas a la interpretación personal de un presidente que con sus otros datos es capaz de hacer lo que quiera y contra quien quiera. Pero así son las cosas.
La lucha que los ciudadanos debemos dar hoy en un ambiente tan convulso como el que estamos viendo en Morelos y en el país no puede alejarse del estado de derecho, del respeto a las leyes, a los derechos humanos y a la moral, pero quienes participan del juego de poder y lo hacen con tanta vehemencia como los políticos locales tampoco pueden caer en falsos romanticismos, porque enfrente se ejerce el poder de manera absoluta.
Reitero: en el duelo político mediático el ganador, hasta ahora, son el presidente y el gobernador, pero el desgaste social por lo que han hecho es enorme y se puede reflejar en las urnas en las próximas elecciones.
Por cierto: en esta historia no hay buenos: ni el fiscal, ni el presidente, ni el gobernador, ni mucho menos los diputados.
· posdata
La detención del fiscal no es una historia aislada y difícilmente concluirá con lo que hemos visto; tomando en cuenta lo dicho por el propio Uriel Carmona en el marco de su captura, desde que inició la actual administración le han solicitado que renuncie: “Me lo pidió Adán Augusto, Julio Scherer, Olga Sánchez y Rabín Salazar”.
Hablamos de figuras de primer nivel del gobierno federal, de personajes que en su momento fueron muy cercanos a Andrés Manuel López Obrador y que, en el caso de Scherer, operaban cosas personales al presidente.
A pesar de las presiones tuvieron que pasar cinco años para que el fiscal morelense fuera sacado de la jugada política, se requirió de un elemento jurídico para hacerlo y ese estuvo en los errores cometidos en el feminicidio de Ariadna Fernanda.
El equipo jurídico de Uriel Carmona hará todo para sacarlo de prisión antes de que proceda su destitución como fiscal, pero independientemente de que lo logre el golpe recibido es durísimo, causó mella en toda la clase política morelense y demostró que el poder del presidente está por encima de cualquier funcionario estatal.
Suponiendo que los artífices de la actuación federal sean profesionales, y todo indica que lo son, el caso de Ariadna Fernanda es solo uno de los expedientes que existen contra el fiscal morelense y su detención no será la única que veremos en el contexto de la lucha política rumbo al 2024. Capturar a Uriel Carmona y que salga unos días después por falta de pruebas sería un error garrafal del gobierno de México que fortalecería a los opositores a Cuauhtémoc Blanco; actuar solo contra el fiscal implicaría dejar abierta la posibilidad de que otras figuras locales endurezcan las acciones contra el gobernador y la 4T. Es el juego del todo o nada.
· nota
Para dimensionar el tamaño del enfrentamiento que estamos viendo entre poderes de Morelos hay que considerar algunas cosas, empezando por el hecho que el delito que se le imputa al fiscal Uriel Carmona Gándara no está tipificado como grave, ni amerita prisión preventiva. La jugada federal fue cuidada en todos los destalles, empezando por el momento que actuaron, para dar el clásico sabadazo al acusado, evitando con ello que el amparo surtiese efecto ante el juez.
Muchas voces se han alzado en torno a esta historia, muchas criticando la actuación del gobierno porque consideran que hubo un operativo excesivo, pero sobre todo porque afirman que se violentó el estado de derecho. Pese a todo Uriel Carmona ya está en la cárcel, vinculado a proceso y no saldrá del Reclusorio Sur al menos hasta septiembre, cuando se lleve a cabo su próxima audiencia.
El amparo contra extradición que tramitó el fiscal morelense es un punto que llama la atención, hace pensar que además de las acusaciones por el caso de la joven Ariadna Fernanda existen otros temas en investigación que podrían afectar con más severidad al notario. Eso obviamente ya lo saben Carmona y su equipo de abogados.
Un dato más: el operativo para la detención del fiscal inició alrededor de las seis de la mañana del viernes, poco antes de las tres de la tarde el fiscal se entregó y hasta el día de ayer había presencia policiaca federal alrededor de su domicilio. Uriel Carmona pidió que no ingresaran a su casa y el amparo que logró la madrugada del sábado fue precisamente contra eso, para que no catearan su domicilio. ¿Por qué?
Es difícil imaginar que las acciones del gobierno federal en Morelos concluyen con la detención del fiscal Uriel Carmona; la misma tarde que fue capturado se filtraron documentos de la carpeta de investigación en donde aparecen los nombres de más figuras de la vida política local. ¿Hasta dónde pueden llegar en torno a los asuntos que derivan de la investigación al titular de la FGE?
· post it
Lo dicho: las cosas se le han complicado al extremo al titular del Poder Judicial. La sesión para destituirlo no se concluyó porque el aludido salió corriendo de la sala del pleno, pero eso solo prolonga lo inevitable.
Jorge Gamboa perdió la mayoría, la confianza y por ende el control del TSJ; mantenerse en el cargo a partir de un amparo no servirá de mucho.
· redes sociales
Por lo pronto, dice el gobernador Cuauhtémoc Blanco, “no tengo pensado enviar terna de fiscal al congreso”. Esperaremos hasta que nos den información sobre su proceso en la Ciudad de México, dice.
Lo dicho: la jugada está bien pensada e incluye manejo de tiempos.
Comentarios para una columna optimista: eolopacheco@elregional.com.mx
X: @eolopacheco
Facebook: Eolopachecomx
Threads: eolopachecomx