Serpientes y escaleras - Un día después

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Un día después

El panorama cambia en la 4T después de la elección; no todo es miel sobre hojuelas.

 

Un día después

La renovación del consejo político es el primero de varios pasos que el movimiento de regeneración nacional en Morelos dará de cara al proceso electoral del 2024.  Con el control de un número importante de consejeros Ulises Bravo se ha convertido en una figura principal en Morena, lo que le abre la puerta para buscar la dirigencia y trazar la ruta electoral que concluirá con el relevo del gobernador. La victoria del fin de semana es un buen inicio para el hermano del gobernador, pero requiere de mucho más para consolidar un triunfo que vaya más allá de lo mediático.

Frente al regocijo que hay en la nueva corriente obradorista morelense aparece el desconcierto/enojo/frustración/deseo de revancha de quienes manejaban el partido y consideraban segura la candidatura al gobierno estatal. El camión lleno de acarreados que atropelló las aspiraciones de Rabindranath Salazar también dejó malheridos al resto de los morenistas fundadores y puede ser el elemento que una a los grupos para hacer contrapeso al neomorenismo.

Los resultados del domingo pasado en el proceso de renovación del consejo de Morena no se pueden atribuir a una sola cosa, son efecto de diversas circunstancias que se combinaron para hundir un proyecto político basado en supuestos y operado torpemente a la distancia. Explico:

Sí Rabindranath Salazar no se hubiera ausentado por varios años y sus representantes locales no fueran personajes de tan bajo como Alejandra Flores, a sus adversarios no les habría resultado tan sencillo arrebatarle el liderazgo local.

El control del partido por parte de los Rabines en los últimos años ha sido abusivo, irrespetuoso con la base e incongruente con los preceptos del presidente; a pesar de que Salazar Solorio ha ocupado posiciones políticas muy importantes en el gobierno federal y presumía cercanía con Andrés Manuel López Obrador, nunca se preocupó por apoyar a los morenistas locales, ni intervino en los conflictos que se vivían entre la 4T y el gobierno estatal.

La ausencia de Rabindranath en Morelos no solo abrió la puerta al crecimiento de la disidencia en Morena, también permitió que el consejo fuera avasallado por un nuevo grupo que ni siquiera milita en ese partido; más que un referente de apoyo dentro de la 4T, los Rabines hicieron de la 4T un botín que manejaba su gente y su familia.

La movilización del fin de semana fue abrumadora, pero de todos; aunque el acarreo es criticado y no siempre sirve, en este caso fue eficiente y alcanzó los objetivos que se plantearon porque entre el obradorismo local no existe identidad con el grupo de Rabindranath Salazar. Sin liderazgo al cual apoyar, el dinero es la única motivación para votar.

Lo que sigue ahora es predecible: como representante de un número importante de consejeros Ulises Bravo Molina puede buscar la dirigencia del partido (para él o para alguien de su confianza) y con ello llevar mano en el manejo de las candidaturas; si lo logra no solo Rabindranath Salazar deberá preocuparse, también lo tendrán que hacer todos aquellos que no se alineen al gobernador, porque ahí se repartirá el pastel y se orientarán las candidaturas.

El resultado de la elección interna es bueno para algunos, pero en general complicará las cosas en Morena; a pesar de que uno de los ganadores ha llamado a la unidad, el resto guarda silencio y ello advierte que el mensaje no será escuchado por quienes se sienten relegados y saben que pierden fuerza de cara a la siguiente elección. Los morenistas fundadores, los alcaldes, los representantes populares y los consejeros no cuauhtemistas serán los primeros en ponerle piedras al nuevo grupo y también los que boicotearán la campaña del 2024 si el candidato no es uno de ellos.

Lo ocurrido en Morena no es nuevo, ni distinto a lo que ha pasado en otros partidos: cuando una institución se fracciona y no logra conservar la unidad, comienzan los problemas y la rentabilidad se pierde. En esta situación los enemigos políticos más fuertes de Morena no serán los partidos y los políticos de oposición, sino los morenistas resentidos. En el proceso electoral del 2021 ya mostraron que son capaces de aniquilar candidaturas morenistas cuando se lo proponen.

Ulises Bravo tiene razones de sobra para estar contento por el resultado, pero también hay muchas cosas que le deben preocupar desde ahora. Su victoria al interior de Morena no solo desplazó a Rabindranath Salazar y a su grupo, también hizo a un lado a los alcaldes, a la directora de Lotenal y a los legisladores.

Hasta antes del domingo todos sabían cómo se procesaban las cosas en su partido, se conocían, se entendían y se sobrellevaban; lo que viene será distinto no solo en nombres, también en objetivos e intereses. A nadie sorprenderá que en las próximas y meses surja una nueva corriente opositora cuyo objetivo principal será frenar al gobernador y a su hermano.

Aunque las siglas sean diferentes, el comportamiento de los políticos es el mismo cuando hay crisis; lo que va a suceder en Morena es igual a lo que sucedió hace unos años en el PRI, en el PAN y en el PRD, con el agravante de que Morelos es un estado profundamente obradorista y quedará en manos de un gobernador con un enorme desgaste social y un complejo cierre de gobierno.

Ulises Bravo necesita sangre fría para entender el panorama que tiene enfrente y para no equivocarse; lo fácil es festejar antes de tiempo y celebrar la debacle del rival, pero la política no es algo fijo, tiene vida, se mueve, cambia, se combina con aspectos sociales y se conduce a través de la percepción.

Rabindranath Salazar perdió el control del partido por sus descuidos, por la arrogancia de su gente y porque como funcionario federal fue egoísta y solo ayudó a su familia y amigos; la movilización del fin de semana funcionó porque hubo mucho dinero y existen muchos morenistas resentidos; suponer que ese mismo método funcionará en el 2024 es erróneo, porque ahí se trata de una elección constitucional y en esos casos la gente reacciona diferente,

Más que un procedimiento democrático, el del fin de semana fue un duelo de poder que produjo un reacomodo de fuerzas; Morena es el partido con mayor expectativa de triunfo y por lo mismo el que más riesgo tiene de colapsar por una división interna.

Los morenistas morelenses tienen un nuevo escenario ante el cual interactuar; la multitudinaria participación en las elecciones del domingo no representa la base militante, ni responderá igual en un proceso constitucional; lo que vimos el domingo fueron miles de personas que acudieron a votar a cambio de dinero y al hacerlo incidieron en la vida interna de una institución. Por cierto: aun sumando a todos los que sufragaron, la cifra total queda lejos de lo que se necesita para ganar una elección constitucional.

Reitero: quienes votaron en la elección interna de Morena no son morenistas que militan, que simpatizan o que están interesados en el proceso interno de la 4T; son gente que acudió porque les pagaron, votaron por quienes les dijeron y no les interesa lo que suceda en un partido al que son ajenos. Fue una simple transacción comercial: dinero por voto sin pensar más allá.

Pero la jornada sí influyó en la vida interna del partido y en la manera como el obradorismo irá a la contienda del 2024; el Movimiento de Regeneración Nacional dejará de estar en manos de los fundadores y quedará bajo el control de un neomorenismo más cercano a Cuauhtémoc Blanco que a Andrés Manuel López Obrador. Eso por sí mismo es un cambio profundo en un partido totalmente chairo.

Quien entienda lo que pasó, podrá advertir lo que va a suceder.

  • posdata

A unas semanas de que inicie el segundo año legislativo los movimientos de los diputados se vuelven más notorio; hay quienes apuestan por la estabilidad política y la coducción institucional, otros buscan únicamente un beneficio económico.

Lo primero que deberá decidirse es cómo quedarán las presidencias de las comisiones, empezando por la Junta Política y la Mesa directiva; todas tienen un valor, pero algunas revisten una importancia estrategica que va más allá de lo formal. Es el caso de la presidencia de la mesa directiva.

La fuerza de la mesa radica en aspectos de corte político, operativo, social y por supuesto, en el manejo de las finanzas. Esto último fue lo que se peleó a sangre y fuego en la legislatura anterior y la razón por la cual la presidencia de la mesa se mantuvo durante tres años en manos de Alfonso Sotelo.

Desde un punto de vista teórico lo que procede es la rotación de ese espacio en persona y partido, es decir, que la siguiente presidencia de la mesa quede en manos de Morena; pero la política se mueve en un terreno pragmático y todos juegan con esas reglas. Los obradoristas no tienen cara para exigir que les entreguen la posición porque ellos se la quedaron tres años en el congreso pasado.

Pasada esta reflexión entremos al movimiento personal de quienes buscan ese espacio; aquí la lista se reduce y sobresale un solo nombre, el Eliacib Polanco, quien desde hace semanas hace promesas económicas y ofertas personales a cambio de que lo apoyen para ocupar esa posición.

Habría que recordar quién es Eliacib Polanco: oriundo de Yautepec, el priísta es amigo personal y operador de negocios del repugnante Alejandro Moreno, líder nacional del PRI y figura central de múltiples audioescándalos. Polanco Saldivar fue funcionario en el gobierno de Campeche con Alito, tuvo a su cargo la construcción de carreteras y con la obra pública estatal, dicen, logró amasar una pequeña fortuna que compartió con su amigo el gobernador, actual diputado federal priísta.

Los méritos de Eliacib Polanco para ser diputado se reducen a su relación personal y de negocios con Alito Moreno; este personaje es el verdadero amigo del dirigente nacional y es a él a quien responde el mediocre dirigente estatal Jonathan Márquez. Eliacib es representante popular por la vía plurinominal y a pesar de que fueron los votos de Alberto Sánchez los que evitaron que el PRI perdiera el registro local, el coordinador parlamentario es quien nunca ha ganado una elección constitucional. Por eso en breve el exalcalde se separará de la bancada del PRI.

El manejo de Eliacib Polanco ha sido polémico desde el principio: fue él quien apadrinó a los hermanos Julio y Roberto Yáñez y quien propuso la creación de un fondo de 500 millones de pesos dedicado a la realización de obras en los municipios; la idea de crear este fideicomiso no solo era absurda, sobre todo era ilegal, pero se vendía como la oportunidad para que los diputados obtuvieran millones de pesos para “operar” en sus distritos, como lo hicieron los legisladores de la legislatura 53.

La estrategia para sacar adelante el fondo se basó en la ambición personal de los diputados; Eliacib cabildeaba, prometía dinero e impunidad porque iba ser el propio congreso quien revisaría las cuentas del fondo; el cabildeo se hizo al alimón entre el priísta Polanco y los hermanos Lelos, pero el intento de robo se detuvo porque Agustín Alonso, Paola Cruz, Oscar Cano y Francisco Sánchez se opusieron abiertamente al tema y lo describieron como un acto ilegal.

Montado en esta misma estrategia el priísta intenta ahora presidir la mesa directiva; Eliacib Polanco habla con sus pares, ofrece mejorar sus ingresos si controla la chequera y promete beneficiar a quienes lo apoyen a llegar a la mesa directiva; algunos, cuentan, lo escuchan y analizan su oferta, pero la mayoría sabe que las cosas no son tan sencillas como las plantea, ni el manejo del dinero público es tan discrecional como lo supone el priísta. En general lo consideran torpe y loco.

En algunas semanas los diputados decidirán cuál será la agenda del segundo año legislativo y en quienes recaerá el manejo de los órganos de control; si por alguna razón decidieran apoyar las ambiciones de Eliacib Polanco, su futuro político será peor que el del congreso graquista, porque el priísta es sinónimo de corrupción.

Eliacib Polanco se ha convertido en el tercer hermano Lelo.

  • nota

El alcalde capitalino anuncia la próxima designación del nuevo titular de protección civil; sigue pediente el nombramiento del sustituto de Pablo Aguilar. Pregunta inocente ¿Volverá a entregar espacios al PAN o esta vez sí nombrará a personas capaces?

  • post it

En la víspera de las elecciones del 2012 nadie creía que el PRI podía perder ¿Cómo? ¿Si vienen cobijados por Peña Nieto?

La ola tricolor se confirmó, Peña ganó, pero el Revolucionario Institucional perdió en Morelos. ¿La razón? Se pelearon entre ellos.

  • redes sociales

La manifestación de camioneros en el ayuntamiento de Cuernavaca no fue por un adeudo del municipio, sino de Juan José Alcalá en lo personal, dice el alcalde José Luis Urióstegui. Alcalá es funcionario en el gobierno de la capital. ¡Ah bueno!

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