Serpientes y escaleras - ¿Para qué pelear?

Dicen los que saben: el poder es para hacer amigos. Pero la regla se olvidó.

¿Para qué pelear?

El duelo entre los poderes Ejecutivo y Legislativo de Morelos anticipa un cierre de sexenio sumamente complejo. La pelea ha ido más allá de lo político o ideológico para ubicarse en un terreno personal que deja de lado todo lo demás: los diputados están decididos a confrontar al gobernador por todas las vías y éste ha dejado atrás cualquier intento de reconciliación. Los efectos de esta confrontación se verán en el 2024 y más allá.

Aunque los objetivos políticos que persiguen unos y otros en la siguiente elección son distintos y no chocan en ningún punto, la disputa ha ido aumentando de intensidad hasta ubicarse en un punto sin retorno. Veamos: Cuauhtémoc Blanco concluirá el próximo año su mandato como gobernador constitucional de Morelos y sus aspiraciones después de ello, lo ha dicho, están en la Ciudad de México si se trata de continuar en política o en la dirección técnica de algún equipo de fútbol profesional. Para los legisladores la expectativa es distinta: ninguno de quienes forman parte de la 55 legislatura tiene posibilidades de competir por la gubernatura, su mejor escenario es buscar la reelección y vista la situación e imagen que tiene el congreso local, los únicos que eventualmente podrían lograrlo son Agustín Alonso y Francisco Sánchez.

El jefe del ejecutivo apuesta por la postulación de Víctor Mercado o Cecilia Rodríguez como candidatos de la 4T a la gubernatura y bajo esa lógica se han distanciado del resto de los contendientes; la intención del mandatario de dejar un sucesor es válida, pero difícil porque eso nunca ha ocurrido en la historia de Morelos; en lugar de tomar el liderazgo local morenista y conducir el proceso de sucesión a buen puerto, Cuauhtémoc Blanco se ha decantado hacia un solo lado y por esa línea se enemistó con el resto de los aspirantes, lo que implica que si la candidatura no queda en alguna de sus dos propuestas, quien tome su lugar puede tomar muy en serio la revisión de las cuentas públicas, así como lo hecho y dejado de hacer durante el sexenio.

Para los diputados el panorama tampoco es sencillo: la lucha emprendida contra el gobernador los cegó y les hizo olvidar la importancia del manejo de su imagen; en poco tiempo la legislatura de la esperanza se convirtió en el congreso de la corrupción, de los excesos y de las revanchas personales. Los golpes que han lanzado los diputados al jefe del ejecutivo evidentemente han hecho mella, pero dado el desgaste que ya traía el futbolista este golpeteo resultó ocioso, porque no cambió la imagen que la gente ya tenía del gobernador. Lo que sí se modificó drásticamente fue la percepción hacia el parlamento y la simpatía que al inicio del periodo tenían algunos representantes populares. Hoy se repite la expresión: es la peor legislatura de la historia.

Veámoslo de esta forma: en este pleito las dos partes han perdido, pero una de ellas, Cuauhtémoc Blanco, ya no tiene futuro en la entidad; pase lo que pase el americanista emigrará y tendrá nuevas oportunidades en lo político o en lo deportivo: obvio: es una estrella del futbol profesional. Los diputados, por el contrario, desean continuar en la vida pública local y este choque de trenes ha lastimado severamente su imagen y las posibilidades de que puedan repetir en el cargo. La estrategia del congreso en contra del gobernador ha sido kamikaze, es decir, con tal de dañar a Cuauhtémoc Blanco los legisladores no han tenido empacho en dañar su imagen y anular sus posibilidades de continuar en la vida política.

El contexto de la siguiente elección es terrible para el gobernador Cuauhtémoc Blanco, para sus precandidatos y para los diputados; la lucha entre poderes ha afectado el proceso de selección de candidatos en Morena porque cualquiera que sea el elegido por ese partido deberá cargar con la imagen de la administración saliente y la percepción que de ella tiene la sociedad. Más aún: la parcialidad de la dirigencia morenista tiene muy molestos a los aspirantes y abre la posibilidad de que en Morelos se repita el escenario de Coahuila, incluyendo un escenario en donde quien encabece la candidatura de oposición y algunas otras posiciones importantes sean los mismos que hoy buscan la postulación en el Movimiento de Regeneración Nacional.

La prudencia es un elemento ausente en el ambiente político local; los actores principales se han metido de lleno desde hace varios meses a una lucha personal, sin cuartel y si tregua cuyo único objetivo es la aniquilación del rival. Al gobernador no le preocupa lo que hagan los legisladores porque supone que en poco tiempo habrá concluido su estancia en el estado y tranquilamente se irá de aquí a una nueva aventura política o de regreso a las canchas de fútbol; empero olvida la enorme responsabilidad legal que implica el manejo del estado y lo que ello podría traer aparejado en el séptimo año si el siguiente gobernador o la próxima legislatura deciden revisar la manera como se ejercieron los recursos y de forma específica la forma como operaron Efrén Hernández y Christian Carmona.

A los diputados les restan unos cuantos meses de ejercicio real de poder, porque en cuanto arranque el proceso electoral ellos y todas las demás figuras de la vida pública actuales pasarán a segundo plano, porque la atención mediática y el interés ciudadano se centrará en los precandidatos y en las campañas. En ese punto inicia también un proceso anímico personal sumamente complejo para los representantes populares en funciones, porque se acerca el final de un ciclo que para muchos representará el término de su mejor y tal vez única participación en un cargo público, incluyendo los beneficios económicos y políticos que trae implícito el espacio que ahora ocupan.

Tras dos años de confrontación personal y seis de constantes enfrentamientos de todos contra todos, los diputados y el gobernador cerrarán un ciclo que ameritará una reflexión de fondo sobre todo lo hecho, lo que se pudo hacer y lo que se dejó de hacer por dedicar tanto tiempo a pelear. La conclusión se resume en una pregunta ¿Qué ganaron peleando?

La vieja regla se olvidó: el poder es para hacer amigos.

·         posdata

Los titulares de las secretarías de Transporte y Hacienda del gobierno estatal reiteraron su solicitud al congreso para que autorice una urgente ampliación presupuestal; de no hacerlo, señalaron, la próxima semana se cerrarían las oficinas de atención al público de la SMyT por falta de recursos.

Desde hace varias semanas el área de movilidad y transporte ha expresado su preocupación por la carencia de recursos económicos, situación que derivó en la petición de más dinero a los diputados; el dinero que les asignaron se acabó y ya no hay recursos ni para lo más indispensable. A pesar de ello y ante la inminente parálisis operativa, los legisladores han hecho oídos sordos.

Lo que sigue, según relataron los funcionarios estatales, es la suspensión de actividades en esa dependencia, situación que afectará de manera directa a miles de ciudadanos que requieren hacer trámites relacionados con sus unidades; este hecho pega directamente en la recaudación, que de acuerdo a lo informado por el secretario de hacienda, ya registra una disminución considerable.

En su afán de golpear al gobernador los diputados están afectando la marcha de las instituciones y dañando de manera directa a los ciudadanos; sin recursos, la próxima semana nadie podrá realizar ningún trámite en la secretaría de transportes.

Esto deja claro porqué es inviable que los legisladores sean quienes definan las partidas presupuestales y autoricen todos los movimientos financieros; sus rencores y su ignorancia profesional dañan la marcha del estado.

Obvio: se mueven por intereses políticos, por conveniencia personal o a cambio de dinero.

·         nota

El congreso se prepara para la designación de una decena de magistrados del Tribunal Superior de Justicia de Morelos; independientemente del perfil profesional de los aspirantes, los representantes populares están valorando el compromiso político de los futuros magistrados y la lealtad a una causa que hoy está en contra del gobernador.

Entendamos algo: cuando el parlamento renueve a los integrantes del poder judicial cambiará de golpe los equilibrios al interior del Tribunal Superior de Justicia, lo cual no solo pondría contra la pared a Cuauhtémoc Blanco, también modificará el control que hasta ahora tiene Jorge Gamboa. Precisamente por eso el actual presidente del TSJ quiere que su periodo como titular del poder judicial aumente de dos a cuatro años.

Habrá que estar atento de los pasos que los diputados den en este sentido, tomando en cuenta que del lado del congreso están las fiscalías; si la jugada política les sale bien, en breve el G15 logrará tener mayoría en el poder judicial y con ello las cosas se le complicarán mucho más a Cuauhtémoc Blanco.

¿Dónde está el equipo político del gobernador?

·         post it

Independientemente de la crisis que genera la falta de recursos económicos, lo que sucede en la Secretaría de Movilidad y Transporte debe hacer voltear al gobernador y a su equipo cercano.

Con Víctor Mercado al frente, la Secretaría de Movilidad y Transporte operaba como reloj: cumplía con todas sus metas, generaba recursos económicos al estado, satisfacía las necesidades de la gente, atendía de manera amable y puntual a los ciudadanos, mantenía una buena relación con los transportistas y no generaba problemas. Hoy es diferente.

El carácter del nuevo titular y su forma de trabajar está acabando con el buen sabor de boca que dejó Víctor Mercado. Peor: daña la imagen del gobierno estatal y de su titular, por todo lo que ocurre en sus ventanillas.

Los amigos no siempre ayudan.

·         redes sociales

Cuentan que en una reunión entre miembros de los poderes legislativo y judicial morelense para abordar la designación de nuevos magistrados, una joven diputada no tuvo empacho en preguntar abiertamente: “¿Cuánto nos va a tocar a cada uno por los nombramientos?

Lo dicho: lo que le gusta es la lana.

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