Serpientes y escaleras - Nueve muertos

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Nueve muertos

El choque entre policías y delincuentes en Cuernavaca dejó un saldo terrible. Nada hay que celebrar.

 

Nueve muertos

El enfrentamiento armado ocurrido la madrugada del lunes en Cuernavaca tendría que obligar a las autoridades de seguridad a evaluar lo que está pasando en la capital y lo que podría venir si las cosas siguen como hasta ahora. El distanciamiento entre los gobiernos estatal y municipal no es positivo para la ciudadanía y el enfrentamiento político entre gobernantes en lugar de coadyuvar a que la paz llegue, lo único que consigue es que el clima se enrarezca. Ni el mando coordinado ni la estrategia de seguridad municipal funcionan.

Nueve muertes no es poca cosa, ni pueden festinarse como algo heroico, como erróneamente lo trata de presentar el presidente municipal José Luis Urióstegui. “Tres de nuestros elementos enfrentaron a más de diez delincuentes; no hubo miedo, hubo decisión; en la refriega dos policías perdieron la vida”. Vamos por partes:

De acuerdo con lo que ha dado a conocer el gobierno de Cuernavaca, la Seprac intervino cuando sujetos a bordo de una camioneta agredieron a una persona en la colonia Altavista; refieren que hubo una llamada de auxilio, por lo que de inmediato acudieron más elementos de la corporación. La persecución y los disparos comenzaron en Altavista, pero se prolongaron por calles de la colonia La Carolina hasta finalizar en Tlaltenango.

El presidente municipal José Luis Urióstegui Salgado reconoció que no se solicitó el apoyo de otras instancias porque “todo ocurrió muy rápido y no podíamos esperar a otras corporaciones, debíamos reaccionar nosotros de manera inmediata”; y añadió que los policías de Cuernavaca combatieron de manera “heroica” a los presuntos delincuentes “En un recuento de daños nuestra policía enfrentó con gallardía a los delincuentes y les ocasionamos más bajas”.

Lo sucedido la madrugada del lunes no puede medirse con los parámetros del alcalde, ni se puede presumir de ninguna forma; indiscutiblemente los policías que participaron en la refriega merecen reconocimiento, sobre todo porque pelearon en desigualdad de condiciones: mientras los delincuentes portaban armas de grueso calibre y fusiles de asalto con muchísimas balas, los uniformados respondieron con una artillería limitada. Por supuesto que es plausible la actuación de los uniformados, no así la de sus jefes, que los mantienen trabajando en esas condiciones.

Esta historia no es de inocentes y culpables, sino de responsabilidades compartidas; las declaraciones del presidente municipal José Luis Urióstegui son desafortunadas y tristemente eso ya se ha hecho costumbre; lo peor es el hecho que reconozca que ante una situación tan grave como la que se vivió y que costó la vida a nueve personas, la decisión institucional fue actuar solos porque todo “ocurrió muy rápido”.

Por supuesto no se trata de defender a la fallida estrategia de mando coordinado, que evidentemente no ha servido en ninguno de los municipios, pero pareciera que ante la necedad de no aceptar ayuda de otros, el gobierno de la capital prefiere el sacrificio “heroico” de sus policías al trabajo coordinado y más efectivo para enfrentar a delincuentes que visiblemente los superan en número y armamento.

Lo que vemos en Cuernavaca en materia de seguridad es un problema compartido entre las autoridades municipales y estatales: el gobernador dice ser respetuoso de la decisión del alcalde de no incorporarse al programa estatal de policía, pero omite que constitucionalmente es su responsabilidad brindar seguridad a la ciudadanía. El presidente municipal está en la misma, se siente llanero solitario y presume conocimientos teóricos de seguridad que en la práctica no funcionan, no dan resultados y cuestan vidas de civiles y de policías.

El enfrentamiento armado del lunes es el pináculo de una situación muy grave, que mostró de cuerpo entero lo que implica el distanciamiento entre autoridades; ambas partes argumentan lo que a sus intereses conviene, lo que creen que justifica su actuación o su inacción, pero en el fondo saben que lograrían más si hicieran de lado sus diferencias personales y sumaran esfuerzos en un mismo sentido. Es poco el amor para desperdiciarlo en celos.

A las familias de los policías que perdieron la vida en cumplimiento de su deber no les consuela el que un político describa la muerte de sus elementos como heroica; a los policías en activo tampoco les ayuda que su jefe presuma su gallardía al pelear en desventaja, con armamento caduco y parque limitado. Unos y otros necesitan el apoyo de las autoridades con hechos, con equipo, capacitación, recursos y acciones concretas que verdaderamente ayuden a quienes todos los días exponen su vida resguardando la seguridad de la ciudadanía.

José Luis Urióstegui decidió apostar el futuro de su administración al tema de seguridad y va perdiendo la batalla: los índices delincuenciales en la capital han aumentado al tiempo que los delitos en casi todas sus modalidades; salirse del mando coordinado de policía no mejoró la situación en Cuernavaca, ni cambió la percepción de seguridad de la sociedad. Contrario a ello, de acuerdo con los últimos estudios hechos por el INEGI la población se siente hoy más insegura que antes.

Lo peor de esta historia no está en lo que los políticos se dicen a través de los medios, ni en las excusas que unos y otros dan para justificar su falta de resultados; al final lo que todos hacen es llamar la atención de la delincuencia, evidenciar la falta de coordinación y la impunidad con la que los malos pueden actuar, derivado de los pleitos personales entre gobernantes.

Los criminales no son tontos, se dan cuenta que en un ambiente convulso como el que hay ahora en la capital morelense, con un alcalde peleado con el gobernador y una jefa de policía municipal descalificada por el comisionado de seguridad estatal, lo que priva es la impunidad para actuar. Ese es el mejor ambiente para que los delincuentes actúen a sus anchas.

Reitero: el enfrentamiento entre policías y delincuentes expone la grave situación de inseguridad, ligada directamente a las diferencias políticas de los gobernantes. Lo ocurrido esa madrugada no puede celebrarse de ninguna forma, porque se perdieron vidas humanas y se expusieron a muchos civiles.

La valentía de los policías que enfrentaron a los criminales es plausible, pero la terquedad política de los gobernantes es reprobable.

·         posdata

La dirigencia nacional del PAN se impuso y los hermanos Terrazas tuvieron que aceptar la alianza estatal en torno a la senadora Lucía Meza Guzmán.

Era lógico: a pesar de ser el partido menos malo del frente, Acción Nacional no tiene los votos suficientes para ganar y requieren de la suma de varias siglas para ser competitivos, incluso, en su bastión más importante: Cuernavaca.

Como abanderada de cuatro partidos Lucía Meza no será una candidata sencilla para la 4T; el discurso de la dama es beligerante, crítico y vendible en un proceso electoral tan polarizado como el que viene.

Del lado de Morena Margarita González deberá ser cuidadosa de su mensaje porque no puede criticar ni defender a la administración saliente; su mejor postura será evitar el tema y ser quien marque la pauta en la agenda electoral. Si sucede lo contrario, si el ritmo lo impone la neopriísta, Meza Guzmán crecerá.

Los mensajes que ha mandado la senadora/candidata dejan claro el camino que seguirá: le va a pegar al gobierno de Cuauhtémoc Blanco, prometerá actuar legalmente contra él y echará mano de todos los sucesos negativos ocurridos a lo largo de la administración. Pensando en la posibilidad de atraer algunos votos morenistas, Lucía Meza no se meterá con el presidente López Obrador.

La lógica imperó en el Frente Amplio a pesar de los berrinches de los hermanos Terrazas. La única pregunta que queda en el aire es ¿Qué les dieron para que se pusieran en paz?

·         nota

En una semana la virtual candidata de Morena ha tenido tres reuniones muy importantes que abonan a lo que será su campaña y su desarrollo político de cara a la gubernatura: con medios de comunicación, con legisladores locales y federales y con presidentes municipales.

El equipo de Margarita está haciendo política con todos, está construyendo el proyecto de gobierno que viene sin tomar encuenta los desencuentros actuales entre figuras de poder. Su lógica es una y es buena: se acabó el conmigo o contra mi, es tiempo de hacer política, dialogar y construir acuerdos.

Hacer política y comunicar adecuadamente, es la promesa de Margarita González.

Por cierto: el gran ausente en la reunión de los alcaldes fue Juan Ángel Flores.

·         post it

Así habló el alcalde José Luis Urióstegui sobre el enfrentamiento entre policías y delincuentes: 

“Me interesa que la sociedad este informada de manera puntual de todo lo que aconteció, lamento que eso se haya presentado pero la policía reacciono a un llamado de auxilio: un grupo de personas a bordo de un vehículo agredieron a personas que estaban sentadas en vía pública consumiendo bebidas alcohólicas por Altavista; motivo una llamada de auxilio la policía acudió de inmediato y fueron recibidos a balazos; después de esto se generan persecuciones: la policía pide refuerzos y llegaron más elementos de la SEPRAC y en el intercambio de disparos murieron dos elementos de policía, tenemos tres elementos lesionados que afortunadamente, me informan, a pesar de la lesión, está fuera de peligro su vida. Y perdieron la vida seis presuntos delincuentes.

-          ¿Alcalde, por qué no entró el ejército y la marina que está operando aquí en Morelos?

Esto sucedió muy rápido, nuestra comunicación tiene que ver con la llamada interna, son varios minutos, pero no podemos estar esperando a que participen otras corporaciones, si no reaccionar nosotros de manera inmediata.

No fueron llamados oportunamente (la Guardia Nacional), llegaron cuando todo había sucedido; como se dio cuenta la población reaccionamos de inmediato, pero la agresión de estas personas que iban en varios vehículos con armas de alto poder nos ocasiono daños, pero también hubo bajas de aquel lado. Son seis personas fallecidas y hay una persona lesionada en el hospital, nuestros vehículos dañados son seis patrullas con impacto de bala y una patrulla chocada que iba en auxilio.

-          Estas armas largas que están utilizando las bandas delictivas… ¿Significa que la policía de Cuernavaca está siendo rebasada?

No, las armas que traen los delincuentes son traídas de muchos lugares, son de alto poder y conseguidas clandestinamente; desde Uzi, AK47… nosotros también tenemos armas para repeler agresiones, pero no esperamos que dentro de la ciudad se den enfrentamientos de esta naturaleza. Y sin embargo en un recuento de daños nuestra policía enfrento con gallardía a los delincuentes y les ocasionaron más bajas.

-          ¿Y usted va a sumarse al mando coordinado?

No nos vamos a sumar al mando coordinado, no tiene ningún sentido formar parte de una forma de organización policial que no funciona en ninguna parte del estado.

-          ¿Entonces no le ha llamado al comisionado para que los apoye?

Como habrán notado tuve un intercambio de comentarios en este momento con el comandante en la zona militar, me dice que no hubo un llamado inmediato, ellos habrían entrado a la brevedad para fortalecer nuestra presencia, pero cuando llegaron ya los hechos habían sucedido.

Fue un enfrentamiento de policías y delincuentes a consecuencia de que los delincuentes agredieron a ciudadanos; la población debe de estar tranquila de que esto no tiene nada que ver hacia la población en general, no fue un enfrentamiento de delincuentes, sino de policía combatiendo a delincuentes”.

·         redes sociales

La frase “El rey ha muerto, viva el rey” es una expresión ritual usada en la sucesión de las monarquías, especialmente la de Francia; más recientemente ese lema ha sido utilizado para evitar la peligrosa situación que representa la transición de poderes.

El significado político más trascendente de la expresión está ligado a la continuidad de las instituciones más allá de las personas que las encargan.

Sirva el corolario para los ignorantes que no saben leer, pero les gusta generar conflicto.

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