Serpientes y escaleras - Morelos inseguro
En opinión de Eolo Pacheco
Sexenio tras sexenio nos prometen lo mismo. Y hasta ahora nadie ha cumplido.
Morelos inseguro
Desde hace dos décadas Morelos perdió la tranquilidad que lo caracterizaba y con el transcurrir de los años se ha vuelto un lugar inseguro y violento, donde prevalece la impunidad. Durante veinte años los representantes de los tres niveles de gobierno han prometido que la situación mejorará, que recuperarán la paz y que acabarán con la impunidad, pero hasta ahora ninguno lo ha logrado. La tierra de Zapata vive hoy un momento crítico y a pesar de ello no pasa nada.
El inicio del 2023 ha sido, dicho por el propio comisionado estatal de seguridad, el más violento en lo que va del sexenio y uno de los más complejos en materia de seguridad de toda la historia local. El secuestro ha vuelto y las ejecuciones se han convertido en algo común. Regiones completas están convertidas en tierra sin ley y en la propia capital existen colonias a donde la policía entra con precaución, porque se encuentra bajo el mando de grupos criminales.
La situación es compleja desde todos los ángulos y afecta a todos los ciudadanos, incluyendo aquellos que tienen la responsabilidad de gobernar; en el sexenio pasado el comisionado estatal de seguridad Alberto Capella dijo que al menos dieciséis de los 36 presidentes municipales de Morelos eran víctimas de extorsión por parte de grupos criminales y en la administración actual esa situación parece repetirse, pues en reiteradas ocasiones el gobernador ha pedido a los alcaldes no tener miedo y denunciar las amenazas.
La declaración que al inicio de esta semana hizo el jefe de la policía estatal a propósito de la desaparición y muerte de tres jóvenes que viajaban de la Ciudad de México a Cuernavaca fue el corolario de esta historia, pues en lugar de prometer más seguridad en la zona o implementar operativos de vigilancia o para capturar criminales, pidió a la gente que no se detuviera en la región de Huitzilac porque era peligroso debido a que ahí operan tres bandas dedicadas al secuestro, el robo y los asaltos.
El comentario del almirante José Antonio Ortiz Guarneros no cayó bien a nadie, por el contrario, recibió muchas críticas; empresarios reclamaron que cambiara la estrategia de seguridad y garantizara la seguridad de la gente en tanto que la federación de estudiantes de la UAEM exigió que en lugar de dar declaraciones de este tipo, cumpliera con su obligación de brindar seguridad a la población.
El clima de violencia en Morelos es muy grave e inocultable, consecuencia en buena medida de una mala estrategia de seguridad y una pésima conducción de la corporación. Las autoridades policiales han justificado la falta de resultados en la carencia de personal y equipo, pero desde ningún ángulo el trabajo de la CES a lo largo de los últimos dos sexenios ha dejado satisfecha a la sociedad.
Por segundo sexenio consecutivo la responsabilidad de pacificar al estado ha estado en manos de personajes fuereños, de policías que llegan de fuera, desconocen el territorio, a la gente y no tienen ningún tipo de arraigo. Igual que lo hizo Alberto Capella, José Antonio Ortiz Guarneros se irá de Morelos en cuanto concluya su responsabilidad.
El fracaso de las estrategias de seguridad implementadas en los últimos dos sexenios va más allá de la planeación policiaca, está directamente ligada a la incapacidad de la institución para comunicar adecuadamente sus acciones y de esa manera generar empatía y confianza social. No importa el esfuerzo y la dedicación que pongan los titulares de seguridad en su trabajo, de nada sirve si la ciudadanía no ve resultados y considera que las autoridades en lugar de combatir al crimen se han asociado con él. Peor: el hecho que la CES trate de esconder sus errores a través del control de la prensa en lugar de ayudar al gobierno lo ha perjudicado, porque la sangre es inocultable.
Las explicaciones reiteradas que el almirante da respecto a su trabajo son poco o nada apreciadas, porque no permean entre la ciudadanía; cosa distinta ocurre cuando a Guarneros da una declaración desafortunada (como la reciente) o algún elemento de su dependencia es captado en falta: ahí sí la historia se multiplica, el encono social aumenta y la desconfianza pública se acentúa. Sin confianza, ninguna estructura policiaca contará con el respaldo y la colaboración de la gente y eso es indispensable para que cualquier estrategia de seguridad funcione.
La estrategia estatal de policía se montó desde el sexenio pasado en un esquema de control central llamado primero Mando Único y luego Mando Coordinado de Policía; es lo mismo: todos los municipios ceden el manejo de sus policías al estado y este concentra la fuerza para tener mayor capacidad de acción y obtener mejores resultados. En teoría.
En el papel el proyecto no sonaba mal, pero en la práctica el plan no ha mejorado la seguridad y por el contrario, ha derivado en una situación mucho peor en algunas regiones. Con Graco Ramírez los presidentes municipales no tenían voz ni voto en el manejo de las policías; con Cuauhtémoc Blanco a los ediles se les ha dado la posibilidad de participar y en algunos casos hasta de nombrar a los titulares de sus dependencias.
No obstante la multimillonaria inversión económica, el programa de policía estatal no ha pacificado la entidad; cierto; a lo largo de los últimos años se han dado golpes importantes a las estructuras delictivas con la captura de varios de sus integrantes y la mayoría de los objetivos principales identificados como causantes de la violencia, pero en casi todos los casos los operativos y la captura de estos personajes las ha llevado a cabo la federación sin permitir la intervención de las policías locales. ¿Porqué? Oficialmente no se ha dicho, pero para muchos ello es un signo de desconfianza.
La situación de inseguridad es preocupante para muchos, genera indignación en la sociedad, pero al parecer no la suficiente para que alguien haga algo. Desde hace varios años el morelense dejó de ser un participativo, atrás quedaron las acciones civiles para exigirle resultados a los gobiernos y en su lugar lo único que se observa es una crítica constante en redes sociales. Dicho sea de paso: este tipo de inconformidades nada preocupan al gobierno, porque ni siquiera las leen.
El tema es sumamente delicado porque a la par de la multiplicación de grupos delictivos aparece la intervención de este tipo de figuras en la vida pública y en los gobiernos. Las autoridades del estado, empezando por el gobernador Cuauhtémoc Blanco, han insistido en el hecho que grupos criminales y cárteles del narcotráfico están detrás de algunos actores de la vida política o son protegidos por representantes populares.
Graco Ramírez insistió a lo largo de seis años que en Morelos se había gestado un narcogobierno y su sucesor mantiene esa misma hipótesis, ampliando la conjetura a los otros dos poderes del estado.
En otro momento la violencia y la inseguridad eran parte central del debate político y se incorporaban como un elemento de peso en las campañas, pero ahora ni siquiera eso ocurre; en Morelos no existe oposición que lleve el tema a la discusión pública o demande con firmeza una respuesta de las autoridades, ni ciudadanos que reclamen más allá del Twitter. De cuando en cuando aparecen algunas voces aisladas destacando la situación de inseguridad, pero nadie con la calidad moral ni la contundencia para que las palabras se traduzcan en acciones específicas.
La estrategia de seguridad en Morelos es un fracaso. Y eso a nadie parece importarle.
· posdata
El presidente municipal de Cuernavaca reiteró su convicción de mantener a Cuernavaca fuera del modelo de Mando Coordinado de Policía; “Fue la mejor decisión” dice el edil a pesar del incremento exponencial que la delincuencia y la multiplicación de los hechos delictivos.
De acuerdo con á última encuesta de seguridad urbana del Inegi, en la capital morelense tres de cada cuatro personas se sienten inseguras, aunque de diciembre a marzo la percepción en Cuernavaca mejoró un poco, pasando del 82.4 al 74.1.
La capital es el único municipio de Morelos que se desincorporó del mando coordinado de policía y retomó el manejo de su corporación; José Luis Urióstegui apostó a la pacificación de la ciudad como uno de los ejes centrales de su gobierno y colocó al frente de la dependencia a una abogada, Alicia Vázquez Luna, exsecretaria de seguridad de Graco Ramírez.
Frente a los hechos violentos y los constantes reclamos Urióstegui reconoció que se tienen carencias y deficiencias “como en todo el país”, pero resaltó que su decisión de separarse del mando de seguridad estatal fue correcta porque regresó a la policía de la capital “personalidad propia y espíritu de cuerpo” (¿?). Y fue más allá: con las 500 cámaras de videovigilancia y la puesta en marcha del C4, en el mediano plazo se dará un salto importante en la prevención del delito.
“Sigo pensando que fue la mejor decisión, el no formar parte del mando coordinado, porque eso nos ha permitido fortalecer a la institución que tiene veinticinco años y no había tenido una personalidad propia y un espíritu de cuerpo; hoy tenemos carencias y deficiencias como en todo el país, pero estamos teniendo un modelo de policías que va a dar resultados en mediano tiempo. Las cámaras ya empiezan a colocarse y el trabajo del C4 nos va a permitir dar un salto importante en la prevención del delito. “El exhorto que hace el gobernador también debería hacerlo a su propia corporación y a todo el mando coordinado; yo acepto el exhorto y les digo que estamos trabajando y vamos a dar resultados”.
Por el bien de los todos, ojalá finalmente el plan de Urióstegui en materia de seguridad de resultados.
· nota
Primero fue Rafael Reyes, alcalde de Jiutepec. Luego Juan Salgado, funcionario federal del IMSS. Ahora es Juan Ángel Flores, presidente municipal de Jojutla.
Aunque es sabido que hay ocho mujeres y hombres que buscan ser postulados por Morena a la candidatura del gobierno de Morelos en el 2024, solo los tres anteriores lo han expresado abiertamente de manera pública.
Morena aventaja por casi veinte puntos a su más cercano contendiente en la carrera por la sucesión, pero aunque la ventaja numérica es importante, lo es también el hecho que el partido logre conciliar el interés de los aspirantes.
Me lo comenta uno de los precandidatos: cualquiera que sea la decisión va a haber rompimiento; lo importante es que se logre la menor división posible y se sume a quienes más capital político tienen.
Totalmente de acuerdo.
· post it
Jóvenes, maestros y ciudadanos marcharon en Cuernavaca por el asesinato de tres jóvenes. Por su muerte el comisionado de seguridad pidió a la gente “no detenerse” en Huitzilac por ser un lugar peligroso.
Por eso ni él ni su gente van para allá.
· redes sociales
¿Cuándo se destaparán abiertamente los otros precandidatos a la gubernatura de Morelos?
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