Serpientes y escaleras - Los dos brazos de la gobernadora

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Los dos brazos de la gobernadora

El reto del nuevo gabinete es enorme; seguirle el ritmo a la gobernadora no será fácil

 

Los dos brazos de la gobernadora

A Margarita González Saravia le gusta estar con la gente y lo ha dejado claro desde la campaña; como mandataria electa se ha autodefinido como Gobernadora en Territorio, porque esa será la dinámica que mantendrá a lo largo de su sexenio. Para que dicha práctica de gobierno sea efectiva y rinda buenos frutos, necesita un equipo de trabajo eficiente, que entienda su visión y le siga el paso. Los dos pilares de su administración serán Juan Salgado y Javier García.

Para nadie es secreto que el secretario de gobierno y el jefe de la gubernatura, en el orden que se les quiera ver, son las figuras fuertes del gabinete estatal; hablamos de dos hombres que saben ejercer el poder, con experiencia política y la confianza de la gobernadora.

Aunque parecidos en algunos puntos, hablamos de funcionarios diferentes en estilo, personalidad y manera de hacer política; cada uno tendrá encomiendas específicas que deberá atender mientras la gobernadora está en territorio, con las personas. Del trabajo de ambos depende no solo la gobernabilidad del estado y de las instituciones, su desempeño también influirá en la confianza que la ciudadanía tenga en el nuevo régimen.

Comparándolo con fútbol americano hablamos de un equipo con dos estrellas en la cancha, pero un solo mariscal de campo. Políticamente hablando la fuerza recae en el secretario de gobierno porque ahí se construye la gobernabilidad, se mantiene el trato con los poderes, se previenen, atienden y solucionan los problemas del estado. En términos estratégicos la voz de mando estará del lado del jefe de la gubernatura, a él le corresponderá coordinar al gabinete, supervisar el trabajo de los funcionarios y definir la estrategia de la administración.

El reto de ambos personajes es enorme por la naturaleza misma de las personas: son dos actores principales, machos alfa que deberán hacer un esfuerzo extraordinario para respetar los espacios del otro y no contraponer su fuerza, porque ello iría en perjuicio directo de la gobernadora.

Para nadie es secreto que en ellos, además de la gobernadora, estará la fuerza del sexenio, pero también representan el punto de más alto riesgo en el gabinete. Aunque no se quiera reconocer públicamente, el equipo de la gobernadora se ha partido en dos bandos que no necesariamente encabezan estos personajes; dos figuras tan fuertes fácilmente se pueden contrapuntear si desde la titularidad del ejecutivo no se marcan claramente las líneas divisorias y se establecen reglas claras.

Margarita González Saravia quiere hacer mucho, lo ha dicho y lo demuestra con una agenda incansable que no se ha detenido desde que comenzó a recorrer la entidad en busca de la candidatura. La gobernadora encontró su espacio de confort en el territorio, con la gente, escuchando la problemática ciudadana de primera mano y respondiendo de manera directa a las personas.

La decisión de mantenerse fuera del escritorio implica un reto enorme para todos: para ella porque le demandará un gran esfuerzo físico y para su equipo porque esta dinámica les exigirá una voluntad mayor, porque la jefa se saldrá de la burbuja de poder y no verá las cosas solo a través de los ojos de sus colaboradores. Dentro del gabinete el reto será especialmente duro para quienes ocupan las carteras política y de comunicación, porque a ellos corresponderá traducir el esfuerzo de la gobernadora en resultados y percepción.

Veámoslo de esta forma: si la jefa del ejecutivo mantiene el ritmo actual, cada una de las ideas, promesas y planteamientos que haga deberán reflejarse en el trabajo del gobierno; en los últimos dos meses Margarita González Saravia ha comprometido cientos o miles de millones de pesos para el campo, para las mujeres, para las comunidades indígenas, para las escuelas, para el medio ambiente…

Cada idea planteada han sido tomada por la gente como promesa de gobierno hecha directamente por la futura titular del ejecutivo, por ello a partir del primero de octubre comenzará la cuenta regresiva para que se cumpla lo ofrecido. A lo largo del sexenio Margarita González Saravia escuchará de viva voz a miles de personas expresándole problemas de todo tipo, algunos relacionados con inversión pública y otros derivados de la problemática social. Conociéndola, escuchará a todos y tratará de atender a todos, pero eso no será posible.

La gente esperará una respuesta positiva a sus demandas porque es la propia gobernadora quien los escucha e indudablemente les ofrecerá ayuda. Ahí entrarán los titulares de todas las áreas y en todos los casos, la responsable de comunicación, para que la historia se cuente de manera adecuada y la narrativa sea la que el gobierno necesita.

Tener una gobernadora en territorio será algo nuevo para todos y sumamente llamativo para una población que desde Lauro Ortega rara vez tiene acceso a sus gobernantes. A Margarita González Saravia realmente le gusta el trato con la masa y logra una inmediata identidad con las personas porque conoce a detalle el estado, a su gente, su cultura y sus necesidades. Nadie le va a contar algo distinto a lo que ella ve y conoce.

Esta circunstancia puede, si su equipo de comunicación trasmite apropiada y oportunamente el mensaje, hacer crecer exponencialmente la percepción positiva hacia la gobernadora, lo que de manera natural fortalecerá a su gobierno y fortalecerá la gobernabilidad. Este esfuerzo necesariamente deberá ir acompañado del trabajo de todos los secretarios, porque en la agenda de la gobernadora todas las áreas de la administración estarán involucradas y la exigencia de resultados será alta y con plazos perentorios.

Románticamente hablando, el concepto de Gobernadora en Territorio es muy bueno, pero en la práctica demandará de todo el equipo un esfuerzo mayor, distinto al que se han hecho gobiernos anteriores. Para las dos figuras fuertes del equipo la dinámica exigirá un trabajo mayúsculo que comienza con el esfuerzo personal de hacer de lado los reflectores, respetar el ámbito de competencia del otro y entender que en esta historia la figura principal siempre debe ser Margarita González Saravia.

Aunque con optimismo, el régimen que inicia el próximo primero de octubre también representa un enorme desafío para quienes formarán parte de ese gobierno. En este momento pocos de los futuros secretarios han dimensionado el reto que se avecina porque solo algunos tienen experiencia en ese nivel de la administración pública y muy pocos conocen lo que significa una transición.

Todos los integrantes del gabinete de Margarita González Saravia recibieron de ella la oportunidad de participar en un gobierno nuevo, con amplio respaldo social, que por decisión de su titular pretender ser distinto a los demás y donde la gobernadora predicará con el ejemplo. Margarita González Saravia es una mujer generosa, de corazón noble, pero firme de carácter y contundente en sus decisiones.

Los primeros cien días de gobierno son la primera prueba para que todos los secretarios demuestren que merecen estar en ese equipo, porque la jefa ha demostrado que no le espanta hacer cambios.

El tiempo de las promesas está por concluir. Viene la etapa del cumplimiento.

·         posdata

El cierre del sexenio de Cuauhtémoc Blanco marca también el fin de una historia que en independencia de los resultados obtenidos en materia de obra pública y acciones gubernamentales, significó un periodo de enfrentamiento constante y vulgarización del cargo.

Bajo el argumento de que no es político y habla como un ciudadano cualquiera, Blanco Bravo abarató la investidura y colocó el cargo al nivel de un pandillero de barrio; se entiende que entre la figura de un hombre que fue exitoso en el deporte y una camada de políticos corruptos y pueblerinos fuera difícil el entendimiento, pero eso no justifica la manera como actuó, sin respetar el cargo ni la responsabilidad que le confirió la gente a través del voto.

El hecho que haya empoderado a su hermano y permitido que como en el sexenio anterior desde ahí se hicieran los negocios, confirmó que entre uno y otro gobernador nunca existió una diferencia de fondo. Al igual que en régimen perredista, en la administración que concluye las historias de corrupción se contaron por decenas, involucraron a los amigos del gobernador, familiares y a varios de sus funcionarios, la mayoría actuando de la mano de Ulises Bravo.

Lo que sí fue muy diferente es el estilo de ejercer el poder: Graco es un tipo arrogante, pendenciero y corrupto, pero entiende de formas políticas; Cuauhtémoc tuvo todo lo anterior con una alta dosis de naquez expuesta a través de sus expresiones, sus fiestas y el comportamiento que tuvo siempre con sus amigos.

Los últimos dos gobernadores, fuereños ambos, causaron un gran daño a Morelos en lo económico, en lo estructural, en lo político y en lo social; los dos mandatarios pueden presumir logros, obras y acciones, pero ninguno está libre de pecados capitales, de relaciones delictivas, complicidades y gravísimos actos de corrupción cometidos por ellos, sus colaboradores y su familia.

En unos días más esta historia llega a su fin. Como dice el clásico: no hay mal que dure seis años.

·         nota

Antes de dejar el gobierno, Graco Ramírez dejó colocadas bombas de tiempo que explotaron a la nueva administración; hablamos de problemas sembrados, acciones tomadas en ese sexenio con consecuencias en el siguiente y movimientos sociales que reventarían al arranque del nuevo régimen.

La historia se repetirá con Margarita González Saravia: en algunas áreas de la administración los titulares han plantado bombas que detonarán después del primero de octubre y pondrán inmediatamente a prueba la capacidad de reacción del nuevo gobierno.

¿Alguien tiene dudas de que el recrudecimiento de la violencia es casual?

·         post it

Once personas asesinadas en menos de 24 horas en la capital de Morelos, algunas de ellas con muestras de “violencia extrema”, dicen las autoridades.

En otro tiempo podríamos referir este momento como un récord delictivo, lamentablemente es “un martes cualquiera” en Cuernavaca.

Eso sí: la jefa de la policía capitalina dice que la gente puede estar tranquila porque el municipio solo es tiradero de cadáveres.

Posturas como estas hacen muy difícil tener empatía con el gobierno de la capital a pesar de que su titular es un hombre decente.

·         redes sociales

¿Notaron que algunos personajes del graquismo, cercanísimos a Rodrigo Gayosso, comienzan a aparecer en los eventos de transición, del lado del equipo de la gobernadora Margarita González Saravia?

Uno de ellos es quien ocupó la subsecretaría de gobierno en la época de Ángel Colín.

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