Serpientes y escaleras - Factor Cuauhtémoc

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Factor Cuauhtémoc

Por lo que representa en la Ciudad de México y en Morelos para la 4T, Cuauhtémoc Blanco es un personaje clave para el 2024.

 

Factor Cuauhtémoc

La carrera por la gubernatura de Morelos ha entrado a una fase definitoria; las semanas que nos separan de la fecha en que se dará a conocer el nombre del abanderado presidencial de Morena representan el plazo que tendrán los precandidatos locales para posicionar su figura de cara a la aplicación de la encuesta para elegir al candidato a gobernador. Cuauhtémoc Blanco es un personaje preponderante en esta historia no solo por su cercanía con el presidente de México y con el dirigente nacional del partido, lo es también por ser un activo político que la 4T necesita en la boleta de la Ciudad de México.

Las características de los ocho precandidatos a la gubernatura de Morelos han sido ampliamente discutidas en los últimos meses; salvo con Sandra Anaya, quien fue incorporada a la carrera como relleno en el último momento, en los demás casos las fortalezas y debilidades de cada uno de los aspirantes son por todos conocidas. El primer elemento que hay que considerar en esta historia es el género y es ahí donde el gobernador Cuauhtémoc Blanco podría hacer valer sus relaciones para impulsar a un varón. Explico:

Hasta ahora ningún gobernante morelense ha tenido la fuerza política para imponer a un sucesor; el último que lo intentó, Graco Ramírez, perdió abrumadoramente a pesar de la multimillonaria inversión y la ofensiva elección de estado que implementó desde su gobierno. Lo que no está a discusión es que el mandatario saliente sí tiene la fuerza para vetar a quien o a quienes le resultan incómodos en su partido.

El caso de Cuauhtémoc Blanco no puede observarse bajo la misma lógica de los actores de poder tradicionales, porque se trata de un hombre que no conoce las reglas políticas, que no respeta los cánones de poder, ni le importa el qué dirán; lo sustantivo en él es que más allá de su rol como gobernante se trata de un personaje muy popular en el país, de los más importantes en la historia mexicana contemporánea. La actitud del mandatario no deriva solo de su formación como deportista, está directamente relacionada con la confianza y el apoyo que le brinda el presidente de la república y la cercanía que ha logrado con el dirigente nacional de Morena Mario Delgado.

El de Morelos no es un gobernador cualquiera, se trata de una personalidad reconocida más allá de su trabajo como político; la fama de Cuauhtémoc Blanco deriva de sus éxitos como futbolista, de su trascendencia en el deporte mexicano y de la empatía que mantiene con un amplio sector de la población que a pesar de todos sus yerros lo sigue considerando un ídolo. Aunque localmente se le pueda ver desgastado y en las mediciones de gobernadores obtenga una mala calificación, en el terreno social el diez sigue siendo alguien muy querido, aplaudido y recordado por sus momentos en el club América y en la selección Nacional. Es eso lo que valora el presidente y necesita Morena.

La mayor fortaleza que tiene Blanco no deriva de su trabajo como gobernante morelense, sino de su historia y popularidad personal; la fama de Blanco Bravo rebasa al estado, es nacional y tiene un impacto muy amplio en la capital del país, de donde es originario. La Ciudad de México es el bastión político de la izquierda mexicana, representó el primer gobierno importante del PRD, fue gobernado por Andrés Manuel López Obrador y ahora es el corazón de la 4T.

A pesar de ello el triunfo electoral en la CdMx no es seguro en el 2024: en las elecciones del 2021 la oposición le arrebató la mitad de la ciudad a Morena y de cara al proceso electoral siguiente el refrendo del gobierno de la transformación no luce sencillo. Ahí es donde se vuelve valiosa la figura de Cuauhtémoc Blanco, porque su fama, empatía social y los votos que aportaría a Morena podrían ser la diferencia para que la 4T mantenga el control de la capital mexicana.

Recordemos que durante mucho tiempo Cuauhtémoc Blanco dijo que no quería continuar en la política después de gobernar Morelos; varias veces ha expresado su anhelo de regresar al fútbol como entrenador o como comentarista de alguna televisora. Más allá de los tropiezos que ha tenido como jefe del ejecutivo, el americanista sigue siendo un referente para todos los medios de comunicación deportivos mexicanos y del extranjero; no hay momento importante en el fútbol del que no se tome opinión a Cuauhtémoc Blanco y es ahí donde el oriundo de Tlatilco brilla.

Si dependiera de él, Cuauhtémoc Blanco mandaría a volar a la política, se daría un año sabático y dedicaría el resto de su vida laboral a lo que verdaderamente le apasiona: el fútbol; tiene dinero, fama, reconocimiento en ese campo y muchos amigos que rápidamente le abrirían las puertas para que se incorporara a diferentes espacios relacionados con el deporte. ¿Por qué continuar haciendo algo que no le gusta, que no conoce, que le desgasta anímicamente y que le he provocado múltiples dolores de cabeza? Simple: porque la decisión ya no es solo suya.

Cuauhtémoc Blanco Bravo es un activo de Morena y un soldado del presidente, Morena lo necesita haciendo campaña en la Ciudad de México en el 2024 y ello le proporciona un valor más allá de lo que hasta ahora hemos visto en política. El futbolista puede negociar Morelos a cambio de irse a competir en la CdMx, quizá no al punto de imponer a un candidato, pero tal vez lo suficiente para influir en la decisión de género, porque las dos precandidatas con más posibilidades son adversarias suyas.

Veamos el escenario: el gobernador hizo de lado a Cecilia Rodríguez, una dama que representaba sus intereses políticos y que llevaba varios meses en campaña; su lugar fue ocupado por Sandra Anaya, una mujer sin experiencia electoral, sin estructura, sin imagen y que tiene apenas unas semanas para posicionarse. Frente a la secretaria de administración está la senadora Lucía Meza, que claramente aventaja en la carrera a Margarita González y que, dicho por el propio Cuauhtémoc Blanco, representa los intereses del exgobernador Graco Ramírez. Meza Guzmán o González Saravia son, junto con Rabindranath Salazar, lo último que quiere el futbolista al frente del gobierno estatal cuando se vaya, porque sabe que lo perseguirían.

Del lado de los varones su apuesta sigue siendo en favor de Víctor Mercado, un precandidato que poco a poco va creciendo en las encuestas, pero que tiene enfrente a tres morenistas bien posicionados: Rafael Reyes, Rabindranath Salazar y Juan Ángel Flores. Si la dirigencia nacional determinara que en Morelos la candidatura al gobierno estatal es para una mujer, no hay manera que Cuauhtémoc Blanco evite que la postulación quede en manos de Lucía Meza Guzmán o de Margarita González Saravia. Y cualquiera de ellas representaría un peligro, porque pondría al régimen saliente en la misma posición que él colocó a los graquistas.

El mandatario morelense puede negociar con el presidente López Obrador y con el dirigente nacional de Morena Mario Delgado que la candidatura de Morelos sea para un hombre, excepto Rabindranath, lo cual le concedería posibilidades de que Víctor Mercado sea candidato o le daría tiempo para construir algún tipo de acuerdo con Juan Ángel Flores, Rafael Reyes o Juan Salgado, porque con ellos no tiene diferencias irreconciliables.

Por lo que representa como gobernador, por su imagen como ídolo del balompié mexicano, por su cercanía con el presidente de México y por lo que podría aportar a Morena en la Ciudad de México, Cuauhtémoc Blanco es un factor importante en la carrera por la sucesión, al punto de que podría incidir en la valoración de género en la candidatura al gobierno estatal en el 2024.

El argumento ya lo tiene: Morena tiene el triunfo asegurado en Morelos con hombre, pero la contienda se complica con mujer.

·         posdata

“Cuauhtémoc Blanco está muy desgastado, la gente de Morelos está decepcionada y no volvería a votar por él” me dice un militante de Morena. Cierto.

Pero Cuauhtémoc Blanco no quiere volver a competir en Morelos y contrario a lo que se ve aquí, en la Ciudad de México es una figura ampliamente conocida y según las encuestas de la 4T, con una rentabilidad electoral por encima de cualquiera de los aspirantes a la jefatura de gobierno.

El interés del futbolista en la sucesión del 2024 en Morelos no tiene que ver con la persona que vaya a gobernar después de él; es difícil pensar que el americanista tendrá interés en lo que suceda en esta tierra después de esa fecha, porque no tiene ningún tipo de interés, arraigo o cariño por este lugar. Lo que sí le apura es que quien lo remplace en el cargo no sea alguien que lo persiga, que lo quiera meter a la cárcel o que ataque a sus amigos o familiares.

El valor que tiene Cuauhtémoc Blanco en Morena no deriva de su desempeño como gobernador, sino de su relación con el presidente y los votos que le puede otorgar a la 4T en el corazón del país. Ningún otro político local tiene ese valor.

·         nota

Salvo por algunos momentos en los que Cuernavaca ha sido gobernada de manera temporal por una mujer, en toda la historia de la capital los alcaldes electos han sido hombres. Y los últimos han dado al traste con la calidad de vida de un lugar que apenas al inicio de este siglo estaba en la lista de los diez mejores lugares para vivir en el mundo.

Reitero: los cuernavaquenses hemos probado ya a muchos partidos, hemos elegido a políticos viejos, jóvenes, ciudadanos, deportistas y hasta hemos votado por alguien bajo la idea de que otro no gane.

En la elección del 2024 el PAN perfila a Daniel Martínez Terrazas, uno de los hermanos que tiene secuestrada la capital, el que falsificó documentación para tratar de ocupar una diputación federal que correspondía a una persona indígena. Del lado del PRI la cosa está peor: ahí se mueven los juniors y políticos corruptos, quemados y de mala reputación.

Morena es oposición, pero tiene la posibilidad de ofrecer algo distinto a los ciudadanos. Es tiempo de apostar por una mujer que sepa administrar, que tenga identidad, arraigo y cariño por esta tierra, una dama no solo por cumplir con una cuota de paridad de género, sino porque en su vida haya destacado por su trabajo, su vinculación social y su empatía con los problemas de la gente. Again: ahí está Meggie Salgado.

·         post it

Primero dijo (varias veces) que la violencia y la inseguridad no afectan la llegada de turistas a Morelos. Ahora sale con la brillante idea de que con grafitis atraeremos más visitantes al estado.

La secretaria de turismo de Morelos Julieta Goldzweig es el ejemplo de cómo se otorga un cargo público a alguien por razones de género y no por capacidad profesional.

·         redes sociales

En muchos casos las redes sociales reflejan el rostro amable de la gente, su lado humano y su empatía por los demás. Pero en otros lo que predomina es el rumor, el chisme, las mentiras y el veneno.

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