Serpientes y escaleras - Cuenta regresiva

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Cuenta regresiva

Una nueva historia de gobierno comenzará la próxima semana. Que sea para bien

 

Cuenta regresiva

El equipo del nuevo gobierno está listo para tomar las riendas de las instituciones; en algunos casos desde esta semana algunos han comenzado a ejercer las funciones, cuando los actuales funcionarios se los permiten. En este punto del sexenio la administración saliente ya no tiene nada que hacer, son días de pasividad, sin eventos de gobierno ni acciones institucionales. Excepto donde los secretarios salientes están sembrando problemas.

La transición en el estado ha sido en dos vías: cordial en lo público, con diálogo entre las partes y amabilidad en el trato; y tensa en lo privado, en aquellos espacios en donde el gobernador Cuauhtémoc Blanco y su hermano Ulises Bravo tienen una fuerte influencia y se mantiene la línea de no ponerle las cosas fáciles a Margarita González Saravia.

Lo que se ve es lo que hay, reza un viejo dicho que aplica perfectamente en la historia que hoy vemos: aunque en la campaña electoral los ataques en contra de la abanderada de Morena versaron en su cercanía con el futbolista, en los hechos esa siempre fue una mentira, porque los candidatos del gobernador fueron Víctor Mercado y Sandra Anaya, nunca ex directora de la Lotería Nacional.

A la fecha los gobernantes morenistas saliente y entrante nunca se han encontrado en público o en privado, ni sostenido diálogo de ningún tipo; la última vez que ambos charlaron fue cuando Margarita González Saravia era secretaria de Turismo estatal.

La postura de Blanco Bravo expone de cuerpo completo lo que fue su régimen y las indicaciones que dio a su equipo una vez que se definió la elección del dos de julio confirman qué tipo de gobernante fue. El americanista nunca apoyó a González Saravia, hizo todo para que no fuera candidata y luego permitió que muchos de sus colaboradores y gente cercana operara dentro y fuera del gobierno contra ella.

Estas historias no son secretas porque al mandatario no le importó guardar las formas; figuras como Christian Carmona, el gran beneficiario de los contratos de salud en esta administración, Efrén Hernández, titular de la Dgpac, la oficina de los contratos y Mónica Boggio en su calidad de jefa de la gubernatura operaron en contra de Margarita González Saravia y a favor de Lucía Meza Guzmán.

Han pasado casi cuatro meses desde que Morena ganó la gubernatura de Morelos, Cuauhtémoc Blanco Bravo ya dejó el cargo para asumir una diputación federal plurinominal y en todo este tiempo no ha habido acercamiento entre Blanco y González Saravia. El futbolista nunca tuvo la cortesía de felicitar a Margarita por su triunfo, en ningún momento la recibió para formalizar la transición y la única ocasión que habló del resultado de la elección fue cuando dijo que ella “había ganado gracias a su trabajo como gobernador”.

Son muchos los elementos que confirman el distanciamiento entre ambos personajes y esa posición la trasladaron al ejercicio de gobierno cuando el mandatario saliente ordenó a sus colaboradores que se gastaran todo el presupuesto antes de irse.

La gobernadora electa y su equipo están enterados de esta situación y trataron de frenar la indicación, porque al ejecutarse complicaría el arranque del nuevo gobierno. En algunos casos, cuando Samuel Sotelo asumió las riendas del ejecutivo, la indicación se revirtió, pero la intención de Blanco Bravo de complicarle las cosas a González Saravia es evidente y está comprobada.

En menos de una semana comenzará una nueva historia de gobierno, con altas expectativas, pero también con mucha presión de parte de una ciudadanía ávida de que las cosas mejoren; el panorama para la administración entrante no es sencilla: reciben una administración endeudada, con el presupuesto ejercido en muchas de sus áreas y una agenda estatal cargada de asuntos postergados y sin resolver.

El gabinete que acompañará a la primera gobernadora de Morelos no parece el adecuado para el reto que tiene enfrente, hay figuras que sobresalen por su trayectoria, capacidad o conocimientos, pero también están otras sin experiencia, con mala fama pública y que cargan historias de corrupción y traición que van en sentido opuesto a lo que representa Margarita González Saravia.

Los primeros cien días son un primer plazo que servirá para evaluar a los colaboradores, pero también para que la ciudadanía comience a medir al nuevo gobierno. Hasta ahora todo ha sido miel sobre hojuelas porque estamos en un periodo donde a la gobernadora electa se le aplaude, se le escucha, se le reconoce, pero aún no se le exige nada porque no ha asumido el cargo.

En menos de una semana comenzará a escribirse una historia donde veremos el trabajo del nuevo gobierno, se exigirán resultados a los funcionarios y las historias de violencia comenzarán a contabilizarse en la cuenta del régimen que inicia.

Quienes confiamos en Margarita González Saravia debemos tener paciencia y entender que es imposible que las cosas cambien en el corto plazo, que mejore la situación de seguridad, se revierta el atraso económico y estructural, se acaben las malas prácticas y se dejen de lado los abusos y los excesos que han sido característicos de los últimos gobiernos.

Dentro del equipo el esfuerzo debe ser enorme porque las circunstancias lo ameritan, porque el bono de campaña durará muy poco y la simpatía que hoy tiene la gente ante la llegada de una nueva administración puede diluirse muy rápido si no se percibe de inmediato que estamos ante una historia diferente, con gente distinta y una gobernadora mejor que los últimos dos gobernadores.

La clave del éxito para el gobierno que está por comenzar radica en su capacidad de cambiar la percepción, de construir desde el primer día una narrativa distinta que la gente haga suya, que muestre acciones distintas, cercanía con la sociedad y empatía con un pueblo que lleva años luchando contra sus gobernantes.

Los primeros días serán determinantes en el éxito del gobierno de Margarita González Saravia, porque serán en los que podrá mostrar con actitudes, acciones y decisiones que la propuesta de cambio es real y no solo discurso. Si no logran hacerlo, es decir, si desde el primer día no se comunica diferente y se cuenta una historia mejor, lo que sucederá es que la luna de miel de la gobernadora terminará muy rápido.

Margarita González Saravia ha demostrado con creces que tratará de hacer las cosas diferentes en beneficio del estado; toca a su equipo seguirle el paso, trabajar en el mismo sentido y confirmar que su designación fue una decisión correcta.

Termina el periodo de promesas; está por iniciar la etapa del cumplimiento.

·         posdata

El titular de la Dirección General de Procesos para la Adjudicación de Contratos, Efrén Hernández Mondragón, tiene mucho que explicar a la nueva administración, cuentan en los pasillos de poder.

El amigo de Cuauhtémoc Blanco nunca tuvo el perfil para ocupar una posición técnica, como la que manejó a lo largo del sexenio, ni tampoco fue cuidadoso de que las acciones que realizaba cumplieran con los parámetros establecidos por la ley. Pero nunca les importó.

Desde el interior del gabinete saliente refieren que esa oficina es la Caja de Pandora, porque ahí se hicieron muchas cosas que inevitablemente serán observadas y ameritan acciones legales que pueden derivar en sanciones para su titular y para el propio jefe del ejecutivo.

Desde el inicio del sexenio quedó claro que la DGPAC se movería con absoluta independencia, sin rendir cuentas a nadie, ni obedecer a otra persona que no fuera el gobernador. La dirección era parte de la Secretaría de Administración, pero como muestra de la fuerza de su titular, casi de inmediato se definió de manera oficial que dependería de la gubernatura, para ello Cuauhtémoc Blanco emitió un decreto en el que, además, establecía que él en su calidad de gobernador constitucional del estado sería directamente responsable de lo que se hiciera en la Dirección General de Procesos para la Adjudicación de Contratos. ¡Y rubricó el documento!

Solo los futbolistas conocen los acuerdos de dicha decisión, pero todos en el equipo saliente confirman que la oficina de contratos se movía con absoluta independencia y en las decisiones solo participaban su titular, el gobernador y su hermano.

La cercanía de Efrén Hernández con Cuauhtémoc Blanco es total, su amistad comenzó cuando ambos eran futbolistas y se trasladó al gobierno estatal; “Efrén es muy amigo de Cuauhtémoc, tanto que es el único que en privado no lo llama por su nombre, siempre le dice mi chavo (sic)” me cuenta un secretario.

En su condición de diputado federal y protegido del presidente Andrés Manuel López Obrador, Cuauhtémoc Blanco tiene doble blindaje: fuero constitucional y apoyo político; no sucede así con el resto de sus colaboradores y amigos, incluido su hermano a quien insistentemente trata de colocar ahora como delegado de Bienestar en Morelos.

La gobernadora Margarita González Saravia está enterada de lo que sucedió en la DGPAC, pero también de que en la campaña su titular apoyó a Lucía Meza Guzmán.

En el caso de Efrén Hernández como en el de los demás miembros del gobierno saliente la indicación de la gobernadora es la misma: actuar conforme a derecho, denunciar las irregularidades en caso de que existan y no proteger a nadie. “No tengo compromiso con nadie”, ha dicho la jefa.

El tiempo dirá si el cobijo político que tiene Cuauhtémoc Blanco alcanza para librarlo de todos los problemas que deja, pero es claro que no será suficiente para salvaguardar a sus colaboradores y quizá ni siquiera para proteger a su hermano.

Difícilmente la presidenta y la gobernadora validarán la corrupción.

¡Y vaya que la hubo en este gobierno!

·         nota

El miedo no anda en burro, por ello que se impulsó a Mónica Boggio y a Vanessa Carmona a una magistratura del Tribunal de Justicia Administrativa.

La idea de que la operadora financiera del gobernador y la esposa de su amigo se ubicaran en el espacio donde se dirimen las querellas contra funcionarios del gobierno estatal no es casualidad.

Designar a Boggio Tomazas en fast track, falsificando documentos para que cumpliera con los requisitos, es parte de un plan que contaré la próxima semana.

Igual que Graco Ramírez al final de su mandato, Cuauhtémoc Blanco colocó incondicionales para que lo cuiden en el séptimo año.

El plan puede no funcionar.

·         post it

Las cosas se le complicaron a Morena en el congreso. Los problemas comienzan, dicen, en el propio grupo parlamentario, donde no hay acuerdos, ni intención de jalar en el mismo sentido. Al menos por ahora. 

Ni el coordinador parlamentario, ni la presidenta de la Mesa Directiva tienen la ascendencia con el resto de los integrantes del grupo, por ello aún no se han definido las comisiones, ni los órganos de control de la cámara.

En la legislatura pasada la oposición tomó el control del congreso porque tenían el manejo de los recursos económicos. Ahora Morena tiene la chequera y ni así han podido avanzar.

La falta de habilidad política y conocimiento parlamentario es notoria.

El partido y la gobernadora tendrían que valorar en quién han puesto su confianza.

·         redes sociales

Los secretarios que hasta hace poco afirmaban estar cansados del cargo y decían que ya querían irse a su casa, verán cumplidos sus sueños.

Se acabó el tiempo del sueldote, choferes, escoltas, viáticos, bonos y todo lo que conlleva ocupar un espacio de poder de primer nivel. Regresan a ser seres terrenales y la mayoría no volverán a ocupar una posición así.

Again: ¡Cuidado con lo que deseas, que se te puede cumplir!

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