Serpientes y escaleras - ¿Cómo vamos?
Difícilmente alguien dirá que vamos bien. Simplemente no hay forma.
¿Cómo vamos?
La pregunta es simple y tendría que hacerse de manera permanente en las instituciones y en los gobiernos como un ejercicio de autoevaluación. La respuesta no es sencilla, sobre todo cuando se contesta más allá de la formalidad o el compromiso. ¿Cómo va Morelos como estado con respecto a las demás entidades del país? ¿Cómo va el gobierno de Cuauhtémoc Blanco en materia de desarrollo seguridad y lucha contra la corrupción? ¿Cómo va Antonio Villalobos en una ciudad hundida desde hace años en la mediocridad y los malos servicios?
En otras circunstancias podría decir que las respuestas variarían dependiendo de a quien se les hiciera, pero lamentablemente me parece que en estos momentos sólo hay una respuesta.
Poco a poco desde hace varios años el estado se ha ido hundiendo en casi todos los indicadores económicos, sociales y hasta humanitarios; Morelos es un paraíso perdido, un lugar alejado del desarrollo en donde no hay confianza para invertir ni seguridad para vivir.
Lo que vemos es el resultado de muchas cosas, de muchos años, de varios gobiernos y del egoísmo de una clase política y gobernante que no han podido superar sus diferencias, ni querido poner los intereses del estado por encima de sus ambiciones personales.
Pero hurgar en el pasado no sirve de nada, salvo para hacer memoria y en el mejor de los casos aprender de los errores. El problema es que en Morelos no existe una clase política inteligente ni responsable, no hay un partido que verdaderamente represente los intereses de la sociedad, ni un líder que marque el camino, que encabece las demandas populares y canalice las inconformidades.
Lo que tenemos en Morelos es un mal humor social, una especie de odio generalizado contra todo y contra todos; no hay proyecto de estado, ni generosidad entre los actores de poder. Ni en el gobierno estatal ni en los ayuntamientos se ve una línea de actuación que surja de un plan bien trazado, no existe planeación, ni tampoco agenda social. Cada quien hace lo que quiere, cuando quiere y como puede.
Es difícil pensar que Morelos pueda salir del problema en el que se encuentra cuando no existe un camino para hacerlo, un plan conjunto entre sociedad y gobierno, ni coordinación entre autoridades. Desde hace años la entidad se mueve a la deriva, los conflictos políticos han dividido a la sociedad y el pleito en la clase gobernante ha colocado a las instituciones a merced de los intereses personales.
Todos los días Morelos se hunde en el caos, la violencia se ha apoderado de regiones enteras y a pesar de que los municipios firmaron un acuerdo de seguridad con el estado, este no funciona ni da los resultados que todos quisieran. La coordinación es sólo en el papel, no existe en el trabajo cotidiano, ni hay planeación integral en los gobiernos.
Una estrategia de seguridad bien diseñada no puede estar al margen de las otras tareas de gobierno: si se quiere obtener un buen resultado en la lucha por la pacificación es sustantivo que todas las acciones del poder público se sincronicen con un mismo fin, que el enfoque de las políticas públicas sea bajo una misma óptica y que cada acción que realicen los ayuntamientos y el estado tenga como objetivo mejorar la calidad de vida de los ciudadanos en todos los aspectos.
Pero eso no existe hoy en el estado, lo que vemos en Morelos es la actuación individual de los ayuntamientos, casi siempre al margen del gobierno estatal y un trato superficial entre los alcaldes y el gobernador; entre autoridades no hay una relación fraterna y en algunos casos existe una abierta confrontación.
Peor: dentro de los gabinetes (el estatal y los municipales) se percibe discordancia entre funcionarios, cada quien se mueve por su lado, bajo su óptica y con objetivos individuales, porque no existe un proyecto institucional y en muchos casos los integrantes del equipo responden a intereses distintos, porque sus puestos son el pago de algunos compromisos de campaña.
Para que las cosas mejoren en el estado en materia de seguridad es fundamental que se cambie de paradigma, que los gobiernos dejen de actuar en solitario y entiendan que el reto de sacar adelante a la entidad es mayor a sus intereses personales. Lo deberían entender porque a pesar de sus diferencias y la divergencia de objetivos, todos están padeciendo el mismo desgaste y enfrentando al mismo enemigo.
Recordemos a los graquistas, esos deleznables personajes que hasta hace unos meses eran omnipotentes, defendían a su jefe a capa y espada y sentían que el poder que tenían era eterno; fueron ellos quienes más abusaron de las instituciones, despreciaron el dolor de la gente y dividieron a la sociedad. Ahora están fuera, sin poder, despreciados por la opinión pública y sin posibilidades de regresar a la vida política en el corto plazo. Ellos hundieron al estado en la miseria y son ellos los que ahora se ahogan en los problemas que generaron.
La vida igual que la política es cíclica: quienes están en el poder en algún momento dejarán de tenerlo y tendrán que enfrentar como ciudadanos todos los males que provocan. Hasta ahora ningún político ha aprendido en cabeza ajena: los estradistas se burlaban de los carrilloleistas, los perredistas persiguieron a los panistas y ahora los cuauhtémistas acusan a los graquistas. Mañana los carniceros serán las reces de la política.
Es tiempo que como sociedad recuperemos la memoria y veamos más allá de un partido, de una simpatía mediática o de un beneficio individual. Hasta ahora todos los partidos políticos nos han fallado y toda la clase gobernante ha demostrado que no tiene capacidad profesional, ni compromiso social, ni honorabilidad. Todos los que llegan al poder cambian, se vuelven locos, se corrompen, actúan con prepotencia y demuestran incompetencia.
Por eso el estado está como está, porque somos como somos: muy pendejos para elegir a nuestros gobernantes. Lo que vivimos en Morelos no es culpa de una sola persona, ni tampoco de un gobierno, estamos frente a un mal mayor, ante el reto mayúsculo de cambiar en lo colectivo y darle la vuelta a las cosas; eso empieza por no volver a equivocarnos dándole la confianza a quienes han fallado.
Los políticos que llegan a un cargo de elección popular y no cumplen lo que prometen no merecen volver a ser votados, no importa el partido que los proponga, ni todas las promesas o regalos que repartan; hay que buscar otras alternativas, nuevos rostros e impulsar figuras desde la sociedad civil apartidista.
El hoyo en el que está metido Morelos es muy profundo y no es sólo culpa de los malos políticos y los pésimos gobernantes que hemos tenido. El problema empieza cuando los ciudadanos votamos por pendejos a sabiendas de que nos van a engañar.
- posdata
Igual que Trump amenazó con implementar aranceles a México, Claudia Sheinbaum amenaza a Morelos (y otros estados) con restringir la circulación de vehículos con placas foráneas a determinados horarios.
En caso de que se imponga la restricción para que vehículos de Morelos circulen en la Ciudad de México, el gobierno estatal ha hecho pública su postura de salirse del programa de la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe), dice Constantino Maldonado Krinis.
Este día en la reunión de la CAMe, Morelos reclamarán a la jefa de Gobierno de la Ciudad de México su plan de reducción de emisiones del sector movilidad que restringe la circulación de los vehículos foráneos.
Dice Krinis que las autoridades que conforman la Megalópolis (Morelos Puebla, Querétaro, Hidalgo y Tlaxcala) excepto Estado de México, solicitarán a Claudia Sheinbaum modificar las medidas de la reducción de emisiones.
El titular de la SDS afirma que existen varios puntos a tratar en la reunión, como especificar si “nosotros” somos foráneos, porque somos de la Megalópolis; también el asunto de los autos cero y doble cero.
El funcionario morelense afirma que aunque la restricción de vehículos foráneos a la Ciudad de México por la contingencia ambiental no es “nada oficial”, el tema se abordará en la Comisión Ambiental de la Megalópolis, para ver qué posición se va a tomar; “No sólo Morelos, sino los seis estados afectados por dicha medida”.
El plan de reducción de emisiones del sector movilidad de la CDMX restringe la circulación de martes a jueves en un horario de 6 a 10 de la mañana a los vehículos con placas foráneas, excepto los autos del Estado de México.
Igual que Andrés Manuel López Obrador envió al canciller Marcelo Ebrard a negociar con los norteamericanos la no implementación del castigo arancelario, Cuauhtémoc Blanco Bravo tiene que comisionar a alguien que convenza al gobierno capitalino de no poner en práctica esas medidas que afectarían severamente a miles de paisanos que viajan cotidianamente a la CDMX.
En castellano: Morelos igual que México necesita un negociador… alguien que como Marcelo Ebrard entregue su cuerpo a nuestros vecinos del norte.
- nota
Son muchos los conflictos en los que se ha metido el alcalde de Cuernavaca luego de sus desafortunadas declaraciones sobre tangas y el problema de abasto de agua en la capital.
Las presiones a las que está sometido Antonio Villalobos son muchas y obviamente lo han hecho trastabillar en lo público y en lo privado. El equipo que asesora al Lobito no ha podido encontrarle la cuadratura al círculo y por eso sus intentos de salida a la crisis hasta ahora han sido infructuosas.
El problema de fondo es que los temas que reclama la gente al presidente municipal son reales: la falta de agua es un asunto mayor porque en muchas colonias de la capital el vital líquido escasea por semanas.
Precisamente por ello, porque el problema es real y el equipo del alcalde no ha podido salir del hoyo, resulta absurdo que algunos funcionarios del gobierno estatal aviven el conflicto y expresiones ofensivas en redes sociales; al hacerlo validan la única justificación que hasta ahora ha dado Villalobos: los ataques son orquestados por el gobierno estatal.
Ni al jefe de gobierno capitalino, ni al gobernador del estado, ni a los ciudadanos conviene que este conflicto se prolongue, porque lo único que genera es inestabilidad social, malestar público e ingobernabilidad.
Prudencia es lo que deben tener los dos equipos de gobierno ante las crisis. Paciencia es lo que necesitamos los ciudadanos para aguantar a funcionarios corruptos de ambas administraciones que carecen de capacidad profesional, no tienen calidad moral ni profesionalismo en su actuar, pero les encanta la camorra.
- post it
… Por cierto
¿Qué ha pasado con las #PensionesDoradas?
¿Seguirá el Congreso Morelos decidido a hacer valer la ley y quitar los beneficios a aquellos personajes que los obtuvieron de manera ilegal, con documentos apócrifos e información falsa?
¿Actuarán legalmente contra quienes gozan de una pensión vitalicia de miles de pesos, cuando visiblemente no cumplen con los requisitos de ley?
Hay casos como el de Karina Artega, militante de Movimiento Ciudadano, quien hace años fue destituida como consejera electoral porque llegó al cargo con documentación falsa; ahora de nueva cuenta falsificó documentos para obtener una jubilación. Esa mujer ha adulterado documentos en dos ocasiones para violar la ley.
La 54 legislatura ya dejó claro cuáles son sus prioridades: ha demostrado que lo suyo no es el trabajo a favor del pueblo, ni la austeridad republicana, ya desecharon un juicio político contra Graco Ramírez (el patrón de muchos de ellos, empezando por Tania Valentina y El Gato), pero quizá en un intento de conservar un poco de dignidad actúen contra los tramposos que se jubilaron de manera ilegal.
Esperemos que así sea.
- redes sociales
Cuando un funcionario público ataca en redes sociales a otro funcionario público o representante popular, no se ve bien. Peor: cuando lo hace con calificativos y expresiones grotescas en lugar de generar gracia o empatía, provoca desprecio, luce ridículo, inmaduro e idiota.
Formar parte del primer círculo en un gobierno exige actuar con prudencia, sensibilidad y compromiso. Si un gobernante quiere una mascota que ladre a sus adversarios es mucho mejor conseguirse un perro.
Por este tipo de personajes el nivel de la política en Morelos está por los suelos.
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