Serpientes y escaleras - Cambiar o morir
En opinión de Eolo Pacheco
El cambio es natural, pero casi siempre somos antinaturales.
Cambiar o morir
La resistencia al cambio es normal en personas e instituciones; el cambio implica modificar las cosas y las actitudes, es replantear el camino y aceptar que lo cotidiano puede se diferente. Los cambios pueden ser para bien o para mal, eso depende de lo que se haga; en el caso de los gobiernos el cambio es mucho más complejo porque implica mover muchas cosas, salir del espacio de confort y aceptar que no todo marcha sobre ruedas o puede mejorar. Hoy en Morelos el cambio puede ser la diferencia entre el éxito y el fracaso.
El primero de octubre del 2018 Cuauhtémoc Blanco tomó el control del gobierno y prometió que las cosas cambiarían en Morelos, que la situación en materia de seguridad y desarrollo serían mejores bajo su mando y que la sociedad percibiría ese cambio. El ex seleccionado nacional ofreció actuar de manera distinta a su antecesor, dijo que encarcelaría a los corruptos y juró que pondría un alto a los abusos gubernamentales.
Después de ganar la elección y a hasta el momento de protestar como gobernador Cuauhtémoc Blanco gozaba de una enorme simpatía social y confianza ciudadana; mucha gente estaba feliz de que un personaje sin partido hubiera desplazado al régimen de Graco Ramírez y mandado al tercer lugar a su odiado hijastro Rodrigo Gayosso, pero sobre todo prevalecía la emoción de que ese hombre de carácter bronco e ideas simples encarcelaría al mayor pillo que ha pisado (y pisoteado) al gobierno y al estado de Morelos.
Nueves meses más tarde las promesas siguen pendientes, pero el escenario social ya no es el mismo; ahora la gente se ve desilusionada y descontenta, hay un enojo colectivo que crece cada día por los problemas cotidianos que agobian al estado y por la repetición de algunas prácticas en el gobierno.
Lo evidente es imposible de ocultar: el gobierno de Cuauhtémoc Blanco atraviesa un momento muy difícil, el desgaste de la administración es enorme y va de la mano del deterioro personal de la figura de Cuauhtémoc Blanco. Ahí están las cifras, las encuestas y la coincidencia de los números: la confianza en el gobierno estatal está bajando y los números anticipan problemas mayores si no se atienden las señales y se actúa de inmediato.
A menos de un año de gestión el gobierno de Morelos tiene que replantear su trabajo, cambiar su actitud y definir un rumbo; es imperativo que se haga un serio ejercicio de autocrítica que vaya más allá de la autocomplacencia en la que han caído algunos personajes del primer círculo de poder. Lo que vive la administración no es todavía una crisis insalvable, pero comienza a mostrar señales de alerta que deben ser escuchados, atendidos y aceptados como una realidad antes de que sea tarde.
Habría que empezar por entender que si bien es cierto el problema principal del gobierno estatal es la seguridad (como se vive en todo el país), la molestia pública va más allá de un asunto de policías y ladrones. A la administración local le hace falta un ajuste general en todas sus áreas, necesitan observar la marcha de todas las secretaría y entender que en muchos casos hay simulación, información falsa y ausencia de resultados.
Más claro: a Morelos lo agobia la inseguridad, pero no es el único problema que padecen los morelenses. En términos generales no se ha definido un rumbo, no existe un plan concreto de trabajo, ni una línea trazada que deban seguir todos los integrantes del equipo del futbolista. En lo particular hay dependencias que no han hecho nada, con titulares que no entienden el área que manejan y equipos que simplemente hacen horas nalga en las oficinas.
Suponer que el único problema que tiene Morelos bajo la conducción de Cuauhtémoc Blanco es la inseguridad es algo totalmente equivocado. Sin duda el problema delictivo es agobiante y llamativo, pero el enfado popular va más allá de ese asunto, tiene que ver con la calidad de la obra pública, con el enfoque turístico, con el desarrollo, con la planeación, con el combate a la corrupción, con la eficiencia operativa y la sensibilidad de las autoridades.
Insisto: aún no estamos frente a un callejón sin salida, el gobierno estatal todavía puede replantear las cosas, ajustar las piezas del equipo y hacer un cambio a tiempo; pero para que eso suceda el primer paso es aceptar la realidad y decidirse a cambiar. El mayor reto del gobernador es escuchar más allá de su primer círculo, aprender del pasado y enfrentar una realidad inocultable.
Los datos que arrojan las distintas encuestas que se han publicado en los últimos dos meses advierten una tendencia en casi todos los aspectos; lo que la gente reclama al gobierno es la seguridad, pero también otras áreas de la operación del gobierno que pueden ser resueltos si Cuauhtémoc toma decisiones.
Dicen que nadie aprende en cabeza ajena, menos los gobiernos. Los cambios son duros, complejos, pero a veces necesarios. En Morelos la administración que encabeza Cuauhtémoc Blanco tiene que cambiar, se tiene que ajustar, tiene que revisar su operación y hacer mucho más de lo que hasta ahora están haciendo.
Antes de que sea tarde el ex seleccionado nacional debe entender la complejidad del momento que está atravesando y la importancia de tomar decisiones a tiempo. Quienes piensen que todo está bien, que nada va a pasar o que la única molestia es la inseguridad se están equivocando.
- posdata
Así se dio a conocer la tarde de este jueves la noticia sobre los resultados de la segunda ronda de charlas entre funcionarios de México y Estados Unidos sobre la aplicación de aranceles a productos mexicanos:
“Mike Pence, vicepresidente de Estados Unidos, confirmó esta tarde que los aranceles del 5 por ciento a productos mexicanos que ingresen a la Unión Americana iniciarán a aplicarse el lunes, pero será el presidente Donald Trump quien decidirá si hay algún cambió en esta imposición.
El vicepresidente de Estados Unidos destacó que al terminar las pláticas de hoy con funcionarios mexicanos se valorarán las propuestas (para frenar la migración) y el presidente Trump tomará la decisión.
Reiteró a periodistas en York, Pensilvania, que Trump quería ver que hubiera una acción decisiva de México y que el mandatario será el que decida si impone el lunes tarifas a bienes mexicanos.
Esperamos que México adopte medidas necesarias (…) y serán los mejores vecinos que hayamos tenido jamás, queremos ver que se resuelva este asunto y ha llegado el momento que México haga más”.
Al momento de escribir esta columna aún no había una decisión final tomada por el presidente norteamericano y seguía en marcha el “evento por la unidad” convocado por López Obrador en la frontera norte del país; había incertidumbre sobre lo que pasaría.
El contexto que rodeaba la discusión binacional metió mucha presión a la economía mexicana, pues al mismo tiempo que en algunos sectores se daba por sentado que habría nuevos aranceles a partir del lunes (con gravísimos efectos para la economía nacional), calificadoras como Fitch reducían la calificación a los bonos de Pemex de BB+ a BB-, lo que coloca a la petrolera mexicana en un grado especulativo de inversión, lo que comúnmente se conoce como “bonos basura”.
Por su lado la agencia calificadora Moody’s Investors Service señaló que si bien cambió la perspectiva de México de estable a negativa, mantuvo la calificación en A3 gracias “a la sólida posición fiscal que dejó el gobierno anterior”, en espera de ver en qué medida la falta de claridad en las políticas públicas afecta los fundamentales macrofiscales. "Parte de esto tiene que ver con el muy buen y sólido punto de partida con el que arrancó el gobierno, tenemos una posición fiscal bastante sólida que dejó el gobierno anterior”.
El debate nacional es económico, es político y es sobre migración. Para el presidente Andrés Manuel López Obrador la apertura de la frontera representa un acto de humanidad y solidaridad con los pueblos del sur, una postura congruente de su gobierno que, según él, representa el sentir y la esencia del pueblo mexicano.
Pero el costo de asumirnos como los anfitriones de los migrantes ha resultado muy caro para el país y sus habitantes, porque hoy nos pone contra la pared y ante la posibilidad de que nuestro vecino del norte nos imponga un castigo arancelario que podría representar un durísimo golpe económico a México.
Sin dejar de lado la importancia de los derechos humanos y el historial solidario de México con el resto del mundo, vale la pena reflexionar algunas cosas:
- ¿Es correcto abrir de par en par la frontera sur y recibir sin distingo a miles de migrantes que, en algunos casos, se han convertido en la fuerza operativa de grupos criminales muy violentos que amplían su presencia en todo el territorio nacional y desataron guerras sin cuartel en muchos estados, incluyendo Morelos y la capital del país?
- El presidente López Obrador ha dicho públicamente que México recibe con los brazos abiertos a los migrantes y esta listo para ofrecerles trabajos dignos y ayuda a ellos y a sus familias; pero ¿Por qué no atender primero el desempleo y la desigualdad de los mexicanos?
- Abrir la frontera sur y dejar entrar a decenas de miles de personas de centro y sudamérica ha traído como consecuencia que miles de ellos se queden en territorio nacional y se establezcan en los estados; casualmente cuando se relajó la política migratoria y entraron miles de personas sin que el gobierno revisara sus antecedentes, en muchos estados (Morelos y la CdMx son algunos de ellos) aparecieron grupos delictivos conformados por sudamericanos y centroamericanos que empezaron a extorsionar y a cobrar piso a comerciantes, empresarios y ciudadanos mexicanos.
- ¿Vale la pena iniciar una guerra comercial con nuestro socio comercial más importante por continuar con una política migratoria que si bien en lo superficial es humanista, de fondo ha detonado la violencia y la inseguridad en todo México?
Yo creo que no.
- nota
Las ideas de la doctora Clara Soto sobre los derechos humanos son interesantes. Experta en derecho y conocedora del tema social, la abogada sabe que presidir una comisión como la de Derechos Humanos en Morelos no sólo es un honor, también representa un enorme reto y una gran responsabilidad.
Es la primera vez que escucho a una figura pública hablar como ella del tema de los derechos humanos y salirse del clásico discurso de quienes buscan un cargo bajo una óptica oportunista, mediática y superficial.
La forma como se expresa me llaman la atención:
“En algunos casos estamos entrando a una situación de desobediencia, de vandalismo y reto permanente a la autoridad”
“Hoy tenemos muchas actitudes anti sociales: niños tiranos que agreden a los padres y ciudadanos violentos que agreden a los policías. Tenemos que hacer conciencia y actuar de manera correcta”
“Hay políticas públicas (como el Uniforme Neutro) que son superficiales, que no resuelven ningún problema de fondo y pueden provocar un desorden en la juventud”
“Hay temas que pueden ser legales, pero son inmorales”
Escuchar a Clara Soto hablar sobre Derechos Humanos no solo es interesante, también provoca empatía porque sus expresiones van más allá del mensaje mediático y simplón que busca caer bien a todos; sus reflexiones van más allá, tocan aspectos concretos y una realidad que ahí está, aunque muchos no la quieran ver o decidan no abordarla porque es “políticamente incorrecto”.
Me parece que ella sería una extraordinaria presidenta de la CEDH.
- post it
De último momento el gobernador Cuauhtémoc Blanco decidió cancelar su participación en un partido de fútbol en la Ciudad de México, acudirá a la frontera norte del país para acompañar al presidente Andrés Manuel López Obrador.
Excelente decisión. Ojalá sea el principio del cambio que necesita su gobierno.
- redes sociales
Momentos claves y de tensión en México por las bravuconadas del presidente Trump. Ahora veremos de qué está hecho el presidente López Obrador.
Comentarios para una columna optimista:
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