Se acabó la condonación de impuestos, la simulación y la fuga de recursos
El martes pasado en el Senado de la República aprobamos, por mayoría de votos, la reforma al artículo 28 Constitucional que tiene como objetivo acabar con los excesos y abusos que se venían cometiendo con la condonación de impuestos.
Recientemente el Sistema de Administración Tributaria (SAT) reveló que en los últimos 11 años el Estado Mexicano ha dejado de captar impuestos por un monto global de 400 mil 902 millones pesos. Una suma que evidencia el tamaño del daño que se ha causado a nuestro país.
En el gobierno panista de Felipe Calderón se condonaron impuestos por 161 mil 931 millones de pesos para un total 18 mil 302 beneficiarios. El mayor monto perdonado se aplicó para unos cuantos beneficiaros, principalmente a políticos y empresas productivas.
Lo mismo ocurrió en el gobierno del priísta Enrique Peña Nieto, sólo que el monto de lo condonado aumento a 238 mil 971 millones de pesos. Estas condonaciones millonarias se hicieron a grandes empresas que obtienen anualmente utilidades millonarias.
Prueba de ello, es que alrededor de 54 empresas que fueron beneficiadas con la condonación de impuestos, cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores y 100 más se ampararon para evitar revelar los datos de estos beneficios fiscales.
Empero, lo grave y hasta insultante es que los 400 mil 902 millones equivalen a 12 veces más de lo presupuestado este año para áreas estratégicas como la ciencia, la tecnología y la innovación.
Con esos recursos, se hubieran podido construir cientos de escuelas, de unidades deportivas, de casas de interés social, de autopistas, incluso se pudieron haber construido por lo menos 33 refinerías y dos aeropuertos internacionales
Por ello, no había razón para continuar otorgando este discrecional beneficio, mucho menos para darles este inmoral salvoconducto a aquellos empresarios que obtienen jugosas ganancias y que ni siquiera reinvierten en el país.
México, requiere de la recaudación derecursos para combatir las desigualdades y para disminuir los índices de pobreza que sufre la mayoría del pueblo mexicano, para garantizar los programas sociales, para dotar de mayores recursos a la seguridad pública, a la educación de los niños y jóvenes, así como a la salud pública de todos los mexicanos.
Con la prohibición de la condonación de impuestos, que sólo beneficiaba a quienes más ganan, se acaba con la simulación y con la inmoralidad que condenaba a nuestro país al subdesarrollo.
Esta reforma no afecta el Federalismo, porque la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria y la Ley de Ingresos Federal establecen claramente el concepto de impuestos, que nada tienen que ver con las contribuciones por concepto de productos, servicios y aprovechamientos, mucho menos con los impuestos especiales.
Es decir, no se restringe a los Estados a realizar descuentos y condonaciones en el cobro de ingresospor esos conceptos, en beneficio de los ciudadanos.