Repaso - Tranquilo, Luciano; Tú Serás Un Morelense Orgulloso
En opinión de Carlos Gallardo Sánchez
Cuando naciste, experimenté la indescriptible fregonería de ser abuelo. Te he visto crecer y he sido muy feliz por tu bien amada presencia. “! Mi nieto morelense”, lo he pensado y repetido muchas veces, gustoso y esperanzado de que tu vida transcurra enamorada de este hermoso solar patrio, tan lleno de historia y belleza natural, tan pródigo en costumbres y tradiciones, tan cerca de la gloria y lejos de los Estados Unidos.
Obvio, lo primero que intenté es que identificaras cabalmente a Emiliano Zapata y lo logré. Ni modo que no. Desde aproximadamente los tres años de edad te empezaste a familiarizar con su imagen. Fue un buen comienzo para fomentar tu querencia a esta bella entidad federativa que nos acoge.
Querencia como la tiene tu abuela, con algunos guisos típicos que acostumbra preparar en fechas especiales; con su entusiasmo para no perderse las fiestas de su pueblo, Axochiapan, en donde se honra a San Pablito y se revive toda clase de expresiones populares y religiosas que dan cuenta de la honrosa huella dejada por sus antecesores. Querencias como su gusto por ir cuatro o cinco veces a la Feria de Tlaltenango para regodearse de lo que allí se conmemora y celebra desde hace siglos.
Supuse que al entrar a la escuela, desde el nivel preescolar, tus maestras y maestros fomentarían ese apego que luego se torna savia para que tus raíces estén siempre frescas y dadivosas. Considero que han aportado, empeñosos y esforzados, su cuota de identidad regional con las ceremonias o festejos cívicos.
Por todo lo anterior, no te preocupes, mi adorado nieto Luciano. Tú serás un morelense orgulloso de la riqueza patrimonial que por doquiera se ofrece dadivosa en cualquier rincón de nuestro hermoso estado. Patrimonio tangible e intangible que nos alienta espiritualmente, que nos proyecta con el corazón henchido y el rostro propio frente a otros mexicanos radicados en todas partes del extenso territorio nacional.
No importa que las autoridades educativas de IEBEM se hagan como que el muerto les habla, cuando se les recuerda que no cumplen con una de sus obligaciones fundamentales, que es la de cultivar el cariño y respeto por el solar patrio morelense.
Ocurre, ahora que Luciano inicia el tercer grado de primaria, como otros varios miles de niños en Morelos, nos volvemos a enterar que no se le entregará el libro (obligatorio) de texto “Morelos, la entidad donde vivo”. Qué envidia, nieto mío, con los niños de las demás entidades federativas. Si vieras, Luciano, los libros de la misma asignatura de su entidad federativa. Bien redactados, bellamente ilustrados, oportunamente entregados, cada niño tiene uno, como debe ser.
¿Por qué ellos sí y tú y otros alumnos de tercer grado en Morelos no? Déjame platicarte que ya lo he escrito varias veces aquí, y lo seguiré haciendo porque me parece una aberración y negligencia oficial del IEBEM el no haber asumido con seriedad y responsabilidad ese compromiso, como la han hecho sus pares en otros estados. ¿Por qué esas autoridades sí y las morelenses no? Lo lamentable es que la SEP siga omisa.
¿Culpables? que lo diga Eliación Salgado de la Paz, como titular del IEBEM. Para un servidor él es el principal culpable, pues la información que se me ha hecho llegar es que consideró muy caro lo que le cobraban por el diseño del libro, que era su obligación solventar para que al Conaliteg imprimiera los que fueran necesarios. Nada de que no hay recursos económicos para asuntos editoriales, como le respondieron a una maestra cuando le inquirió al respecto. Absurda respuesta, sin duda.
De refilón
En su sexenio, el gobernador Antonio Riva Palacios López, mandó elaborar un libro de texto al que se le tituló “Somos morelenses”. Lo solventó con recursos estatales. Claro era un mandatario culto y consciente de promover lo morelense entre las nuevas generaciones.
Puedo citar otros ejemplos de administraciones pasadas, que sí promovieron obra editorial con recursos estatales, pero no tiene caso. Los actuales funcionarios educativos, dada su ignorancia o desprecio hacia lo local, desconocen lo que es el sentido de pertenencia a un lugar.
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