Repaso - ¿TODOS LOS TÏTULOS ACADÉMICOS MAL HABIDOS SON FALSOS?

En opinión de Carlos Gallardo Sánchez

Repaso - ¿TODOS LOS TÏTULOS ACADÉMICOS  MAL HABIDOS SON FALSOS?

Jorge Núñez, administrador de la muy socorrida página virtual “Maestros de Morelos”, se refirió en días pasados a un aviso de la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (USICAMM), en los siguientes términos:

 

“Es algo que se veía venir, muchas instituciones vendiendo constancias y títulos apócrifos, incluso anunciados en las redes sociales. La USICAMM federal, valga la redundancia, solicita sean revisados algunos expedientes de los participantes”.

 

Coincido. Incluso en este espacio me he referido anteriormente a la serie de irregularidades y sesgos que proliferan en esa instancia “todopoderosa”. Los reclamos de muchos docentes al respecto son muy frecuentes. Morelos no es la excepción por cuanto a esa serie de señalamientos y sospechas.

 

Desde luego, el asunto de la falsificación de documentos es gravísimo. Es un delito que hasta la fecha se mantiene impune. Quizá por ello muchos farsantes y timadores actúan con toda libertad para cometerlo, ya sea al amparo de la negligencia oficial o, lo que sería más reprobable, con la condescendencia en grado de complicidad de las autoridades responsables.

 

El tema no es nuevo. Con todo y que USICAMM pone oídos sordos a las anomalías que se le imputan, ya en marzo del presente año se publicó en algunos medios nacionales la noticia de que ese organismo había presentado el respecto una denuncia penal en la Fiscalía General de la República.

 

En “La Prensa”, por ejemplo, titularon la noticia de este modo: “Venden en redes sociales constancias educativas falsas”. En el cuerpo de la nota informaban: “Se han detectado más de 20 sitios en línea o perfiles, en los que se ofrecen cursos extracurriculares para la admisión y promoción de profesores en educación básica y media superior”.

 

El asunto, según advierto, es mucho más delicado, porque se dan casos de instituciones u organismos que han logrado que la SEP les valide su oferta de cursos, que van desde diplomados hasta estudios de posgrado, cuyos titulares logran timar a las autoridades extendiendo los documentos correspondientes, a cambio de alguna prestación, desde luego, salarial o de otra índole, pero sin que los beneficiarios hayan verdaderamente realizar esos estudios.

 

Por ende, se dan casos, no tan raros, de que las constancias o títulos que expidan sean “legales”, en tanto que el requisito de la “asistencia”, lo saben cubrir oportunamente, alterando las listas en donde se registran, además, las evaluaciones. De esa manera se cubren de toda sospecha. Allí lo que se falsifica, insisto, es el presunto cumplimiento de quienes debieron desarrollar los estudios comprendidos. En otras palabras no asistieron, pero aparecen como que sí. En otras palabras, sus documentos no son falsos, pero obtenidos a través de corrupciones y cochupos.

 

¿Cómo inhibir esas inmoralidades académicas? Buena pregunta. En primer lugar, sin duda, las autoridades deben supervisar muy en corto a las referidas instancias “capacitadoras”, de modo que se les complique modificar la matrícula en el momento en que les pegue la gana a los dueños o administradores de la institución trácala.

 

El problema es que, por lo menos en Morelos, observo que a los funcionarios encargados de garantizar ese buen servicio educativo, les vale una pura y dos con sol toda clase de triquiñuelas, de las que, a veces, a lo mejor son cómplices.

 

Estoy convencido de que con los nuevos aires pedagógicos que pretenden oxigenar el campo educativo, se deje a un lado la visión gerencialista o medicionista que impera en la admisión y promoción de los docentes. Si persiste ese cáncer, en el que resolver exámenes estandarizados, por ejemplo, como los que deben contestar los maestros, no sea lo fundamental porque, precisamente se prestan al fraude, las trampas y los abusos sólo aumentarán el desánimo y el enojo de quienes verdaderamente hacen un esfuerzo meritorio para cumplir cabal y honestamente en ese proceso de mejora.

 

●     De refilón

 

A propósito, ¿cómo sigue funcionando USICAMM Morelos, después de que Eliacín Salgado de la Paz, director del IEBEM, cambió al titular de esa área hace unos meses? No se me olvida que aquí han proliferado las acusaciones sobre corrupción, por parte de docentes que se han experimentado afectados por esa cultura del fraude.

 

E mail: profechon@hotmail.com