Repaso - SNTE: EL ENCONTRONAZO QUE VIENE

En opinión de Carlos Gallardo

Repaso - SNTE: EL ENCONTRONAZO QUE VIENE

“Aunque haya encontronazos, habrá democracia sindical”, respondió categórico el presidente Andrés Manuel López Obrador cuando abordó el tema de los grupos hegemónicos que han controlado históricamente a petroleros y maestros. Dijo también que les corresponde a los trabajadores evitar que sigan los mismos, “porque ellos quieren seguir siendo los líderes”.

Encontronazo habrá, seguramente, en el gremio docente, de modo que sólo a los actuales dirigentes se les ocurre hablar, sofistas puros, de la aspiración de unidad, simplemente como un recurso demagógico para “justificar” la integración cupular de alguna planilla que por lo general no representa la pluralidad y expectativas de los miles de maestros que integran la base magisterial.

Disputas anteriores por el poder sindical demuestran los enconos exacerbados entre expresiones consideradas todas como “institucionales” o “charras”, lo que significó la continuación de prácticas manipuladoras, de control mafioso, de las prebendas para beneficio de grupos específicos y de exclusión y represión en contra de los no sometidos.

Así sucedió cuando Carlos Jonguitud Barrios se hizo para su provecho de los destinos del SNTE, desplazando al entonces cacique magisterial Manuel Sánchez Vite y expulsando por la vía armada, según se da cuenta de ese evento, a Carlos Olmos de la Secretaría General del CEN del SNTE. Años más tarde a Jonguitud Barrios le dieron una probada de su propio chocolate. Fue defenestrado por el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari y en su lugar colocó a Elba Esther Gordillo Morales, de quien se sabe de sobra los abusos totalitarios perpetrados durante su prolongada gestión, hasta que la encarcelan al inicio del sexenio de Enrique Peña Nieto.

Pleitos como los anteriores los protagonizaron gallos del mismo corral. Eso sucederá en su fase última, entre la expresión sindical que encabeza la chiapaneca Gordillo Morales y su familia, y la corriente que ahora tiene en sus manos los hilos conductores del SNTE, con Alfonso Cepeda Salas como principal actor.

Son ramas del mismo tronco, las aludidas por López Obrador, sin nombrarlas en concreto, que protagonizarán un encontronazo de pronóstico. En ese contexto se da una peculiar interpretación de aspectos torales como la democracia sindical, propia de regímenes absolutistas, en donde se gobierna para el pueblo, pero sin el pueblo.

¿Eso se replica en Morelos? Desafortunadamente sí. Desde la vertiente “institucional”, liderada por Gabriela Bañón Estrada y en total consonancia con el CEN del SNTE que dirige Cepeda Salas, se observa claramente el endurecimiento de un bloque para hacerle frente y frustrar las intenciones de los grupos integrados principalmente en la agrupación Maestros por México, emparentada con otra denominada Redes Sociales Progresistas. Figuran allí personajes que en algún momento pertenecieron al Comité Ejecutivo Seccional, como Paul Pliego, lo cual también me permite inferir cierto parentesco en eso de interpretar a su modo lo que significa el control del sindicato. Nada que nos hable de verdadera renovación, ni vocación democrática sin matices. La disputa, parece, se reduciría al cambio de dirigentes. “Al quítate tú, para ponerme yo”, frase que también empleó López Obrador.

¿Así atestiguaremos en nuestro estado el proceso de la elección de la nueva dirigencia local? ¿No habrá otra alternativa, incluso en el contexto de la pugna entre esas presuntas fuerzas con mayores posibilidades de contender? Me parece que las diversas expresiones identificadas como disidentes, no han cobrado las dimensiones suficientes para representar verdaderamente una opción sucesoria por sí mismas. Pueden servir de contrapesos, de “bisagras” para abrir la puerta hacia uno u otro lado, pero nada más.

Ahora bien, hoy como nunca la base magisterial puede tomar consciencia de que la decisión final está en sus manos, pese a los intentos de aplicar un reglamento de elecciones con el que se pretende mantener viejos vicios totalitarios.

Adquiriría mayor importancia definir los perfiles profesionales y de compromiso gremial, así como de honestidad y capacidad para el logro de consensos y de acuerdos, que debería tener el próximo secretario general, en lugar de que se encasille a los docentes y demás personal al servicio de la educación, para estar con unos o con otros, sólo porque los impulsan algunos dadores de poder. Como sucede cuando un dirigente nacional o seccional quiere imponer a su “delfín”. Ha sucedido y la experiencia ha resultado desalentadora, porque se sube al trono a ignorantes y soberbios aprendices de reyezuelos.

En cada expresión sindical, me queda claro, hay personajes recomendables y no recomendables. He tenido la suerte de conocer a personajes con las manos limpias durante su paso por alguna representación sindical. Ha de haber otros que no he tratado.  ¿Por qué, entonces, tener que encuadrarlos más en su actual filiación de grupo y no en la valoración de su experiencia gremial, su transparencia, su congruencia frente a los retos asociados con la pertenencia sindical, su capacidad para aglutinar, unir, cerrar el paso a las polarizaciones?

Me queda claro que, con la desaparición de la figura de delegados, muchos de los cuales vendían su primogenitura al mejor postor, la decisión para designar a los integrantes de un comité ejecutivo seccional, podrá ser menor tomada si se pondera la congruencia y la transparencia de los aspirantes. Estamos frente a la coyuntura de que en el gremio docente nadie le pertenece a nadie, menos a delegados de esos a los que me refiero. Ojalá que surjan ideas, actitudes y personajes para que el encontronazo previsto por el presidente de México no mine a un sindicato ya muy dañado.

E mail: profechon@hotmail,com