Repaso - ¿FALSEA CALIFICACIONES LA UTEZ?

En opinión de Carlos Gallardo Sánchez

Repaso - ¿FALSEA  CALIFICACIONES LA UTEZ?

Unos días antes de que lo despidieran de la Universidad Tecnológica de Emiliano Zapata (UTEZ), el joven catedrático había recibido la felicitación de la rectora Sandra Lucero Robles Espinoza por una actividad creativa realizada con alumnos de la institución.

 

El desempeño del docente, cuyo nombre omito por esta ocasión, era valorado positivamente. En las evaluaciones que sus discípulos hacían respecto del trabajo que desarrollaba en el aula, alcanzaba invariablemente niveles altos de aceptación. Evidencias y testimonios confiables de la responsabilidad que demostraba hay suficientes.

 

¿Entonces por qué fue citado en el área jurídica, en donde lo amenazaron de que si no firmaba su renuncia “voluntaria”, lo boletinarían para que no pudiera obtener empleo en otras instituciones? Obvio, lo intentaron intimidar, y lo lograron, con el petate del muerto, como se dice popularmente.

 

Debe decirse que en la UTEZ, como quizá en otras instituciones de similares características, el personal académico no está sindicalizado y cuando a alguien lo quieren poner de patitas en la calle lo hacen con total impunidad.

 

Sucede que, cuando en el cuatrimestre pasado le asignaron la materia “Formación Sociocultural”, el área administrativa avalada por los responsables académicos, le hizo llegar vía Internet, el programa correspondiente con una portada en la que aparecía el presunto cuatrimestre en  el que debería trabajar. Sólo que en las páginas interiores se puntualizaba el contenido temático que correspondía a otro periodo.

 

El maestro no reparó en ello y trabajó dichos contenidos de manera sería y comprometida. Desde luego, entregó sus planeaciones y los reportes periódicos de evaluación del rendimiento de sus alumnos. Durante el transcurso de todo el cuatrimestre sorprendentemente nadie se percató de esa irregularidad, hasta que al final sus coordinadores académicos detectaron el error, si bien toda la culpa se le endilgó al docente. Como Poncio Pilatos, se lavaron las manos de su omisión y, para salvar el pellejo, no dudaron en sacrificarlo.

 

En el colmo del autoritarismo, le impidieron la entrada a la institución y, por consecuencia, no pudo exponer sus puntos de vista ante otras autoridades de la UTEZ. Fue un juicio sumario al que lo sometieron, Días más tarde lo citaron en alguna oficina en donde se dirimen legalmente los diferencia laborales. Allí se le entregó la indemnización estimada, de acuerdo con la interpretación patronal.

 

Antes de ese suceso, recibió dos o tres llamadas por parte de su  ex jefa inmediata superior, de nombre Mireya Espinoza, quien le pedía en tono angustiado entregar las evaluaciones al grupo que atendía.  El joven maestro se negó a hacerlo, porque eso constituía otra y muy grave irregularidad, en tanto que estaría asignando calificaciones de un cuatrimestre en la materia de ”Formación sociocultural”, que deberían haber recibido los alumnos de la carrera de Mecatrónica.

 

Entiendo, por la información que me ha llegado, que finalmente a los alumnos se les entregó la calificación respectiva. Si así fue, surgen varias preguntas sobre tal decisión: ¿Cuál es el argumento legal para calificar a los alumnos que no cursaron la asignatura referida?, ¿Cuál fue la estrategía pedagógica emergente que probablemente aplicaron? ¿Se atendieron las diferencias naturales de los alumnos para otorgarles su calificación o se les asignó la misma nota calificatoria? ¿Por qué lo hicieron así, soslayando, insisto, las diferencias individuales que se dan en todo grupo escolar? ¿Se pidió orientación al área jurídica, tan aplicada en intimidar a quienes la institución ya no quiere, sobre  las infracciones normativas que pudieran cometerse?

 

En todo lo anterior, sería interesante saber si la rectora Sandra Lucero Robles Espinoza, está al tanto de ese u otros asuntos similares o si de plano sus colaboradores en áreas directivas actúan por sí mismos para ocultar sus negligencias.

 

De refilón

 

Me parece delicado ese espacio de actuación no sujeta a las normas o reglamentos escolares, que permiten la impunidad o la corrupción en escuelas públicas y privadas.

 

La falsificación de documentos, el trato injusto hacia los trabajadores o incluso, la manipulación de trámites para otorgar títulos académicos fuera de toda ética y apego a la ley, son asuntos que pueden cometerse sin que las autoridades educativas del estado lo puedan evitar. ¿O si lo harán?

E mail: profechon@hotmail.com