Repaso - ¿Cuál es el modelo educativo de la Nueva Escuela Mexicana?

En opinión de Carlos Gallardo Sánchez

Repaso - ¿Cuál es el modelo educativo de la Nueva Escuela Mexicana?

“Hasta caen mal”, dice la gente cuando alguien se la pasa presumiendo algo o repitiéndolo hasta el cansancio, sin que verdaderamente tenga idea de lo que quiere comprender y explicar. Tal es el caso del llamado nuevo modelo educativo, que será andamio para hacerle honor a la denominada Nueva Escuela Mexicana.

En efecto, como lo escribí en algún otro comentario semanas anteriores, prolifera el discurso en el que muchos protagonistas de élite sostienen que están convencidos de la propuesta que al respecto ha hecho el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, pero a leguas se divisa que es mucha palabrería hueca y que poco les interesa ahondar en la innovación, si la hay, que estaría implícita en el hacer y el quehacer educativo nacional.

Desde la trinchera de docente jubilado, poco estoy enterado del enfoque sobre el concepto de ser humano que se tiene en estos tiempos donde la derecha anda de capa caída y la izquierda, por lo menos en nuestro país, es una fuerza confusa y decepcionante la mayoría de las veces. Derivado de lo anterior, tampoco estoy enterado del concepto de alumno educable que debe orientar la tarea de aprender y enseñar.

Todo lo anterior, supongo, debe estar comprendido dentro del modelo educativo que, afirman, ya empezó a implantarse en el nivel básico. Pero, ¿qué es un modelo educativo? Para Julián Pérez Porto (https://definicion.de/modelo-educativo/), “es un patrón conceptual a través del cual se esquematizan las partes y los elementos de un programa de estudios. Estos modelos varían de acuerdo con el periódico histórico, ya que su vigencia y utilidad depende del contexto social”.

El autor referido sostiene algo más: “Por eso se considera que el mayor conocimiento del modelo educativo por parte del maestro generará mejores resultados”.

Si eso ni siquiera se toca y sólo se piensa que el soporte pedagógico de una reforma tiene que concebirse como el listado de propuestas didácticas, pragmáticas, organizativas, sin mayor idea de que deben atender a una idea estructurada derivada de los fines últimos de la educación, a los docentes en México y particularmente en Morelos, les están dando atole con el dedo; en otras palabras, les pretenderán decir que ya viene la Nueva Escuela Mexicana, para no cambiar ni preocuparse en entender lo que los alumnos debe ser como integrantes de un colectivo social, pensantes, actuantes, críticos.

Vale lo que ya escribí en otra ocasión para refrendar lo antes dicho: “Nueva Escuela Mexicana por aquí, Nueva Escuela Mexicana por allá. Hoy las frases de moda entre los agentes institucionales o institucionalizados acerca de su presunto impulso renovador en materia de política educativa, están incorporadas en el discurso pretendidamente legitimador de autoridades y representantes sindicales. No es de extrañar. Parece que una regla histórica imprescindible entre quienes andan por esos rumbos del poder oficial o gremial, consiste en asumirse fieles promotores de lo que se decidió desde los altos niveles federales. Así ha sido y. por lo que se ve, así será. Independientemente de sus ignorancias o convencimientos sobre lo que ya se ufanan de promover”.Y así, en cascada, toda una estructura jerarquizada del sector educativo, contribuye a difundir la anunciada buena nueva. Pero me temo que más con tufo doctrinario que reflexivo; más desde la superficie, que preocupados por el fondo, por las motivaciones intrínsecas, por la verdadera y fundamentada necesidad de transformación.

En ese tenor, Eliacín Salgado de la Paz, director general del IEBEM, realizó o realiza durante estos días recorridos en diversos centros escolares para prometer amplio apoyo a los docentes en la implementación de ese “nuevo” modelo educativo.

Lo mismo hacen desde su trinchera los dirigentesde la Sección 19 del SNTE, a tono con lo determinado por su Comité Ejecutivo Nacional, con eso que han llamado “Diálogos permanentes” y cuyo propósito principal, afirman, es contribuir al sustento pedagógico que debe inspirar a las leyes secundarias en materia educativa.

No está lejos el tiempo en que comprobemos si es puro rollo mareador.

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