Repaso

En opinión de Carlos Gallardo Sánchez

Repaso
  • Escuela Primaria “18 de Marzo”. ¿Quién podrá salvarla?

¿A quién deberán dirigirse los padres de familia cuyos hijos estudian en la Escuela Primaria “18 de Marzo”, para que les atienda sobre una serie de problemas acumulados que afectan su correcto funcionamiento y dañan, desde luego, el proceso formativo de los alumnos?

Ese plantel educativo, localizado en Tlaltenango, Cuernavaca, empezó a entrar en crisis desde el sismo de septiembre del año 2017, cuando se discrepó acerca del lugar emergente en donde tendrían los alumnos que recibir clases hasta que se emitiera un dictamen sobre las condiciones del inmueble.

Una tras otra, las desavenencias internas que se han registrado, están dando al traste con un prestigio logrado en años. Y tal parece que, hasta la fecha, ninguna autoridad ha intervenido para resolver con atingencia y profesionalismo los conflictos que se generan continuamente. Es evidente que la preocupación de un numeroso grupo de padres o tutores se ha topado con la sordera o el desinterés institucional.

En primer lugar, el 13 de febrero del año que transcurre, solicitaron al encargado de la dirección, Ernesto Romero Cruz, un informe detallado “sobre la utilización del fondo de la asociación de padres de familia”, un exhorto para que se resuelvan los problemas suscitados entre el personal docente y directivo, pues esas dificultades han provocado, por ejemplo, la abrupta salida de quien era la directora, así como de una maestra incómoda para otros compañeros. Desconozco qué más confrontaciones han protagonizado, pero no dudo que haya más.

La lista de asuntos incluyó la petición “cordial” de no vender dentro de la escuela botanas o frituras, así como una mayor transparencia y participación en la cooperativa escolar. Me llama la atención el exhorto de someter “a consideración de la asamblea de padres de familia el cobro de la llamada ´discoteca´, así como que informe a la misma cuál es el monto total de lo recaudado de esta actividad.”

Todo indica que Ernesto Romero Cruz no respondió a tales requerimientos, pues a finales de marzo pasado, los padres inconformes solicitaron por escrito al director de primarias del IEBM, J. Isabel Téllez Pérez, “su valiosa intervención”, manifestándose ciertos de “su compromiso con la educación, por lo cual esperamos una pronta respuesta a nuestra solicitud.”

Se dio el caso que la pronta respuesta no se dio y, en consecuencia, el siguiente oficio se dirigió en junio reciente al director general del IEBEM, Eliacín Salgado de la Paz, en el que se le notificaba, de manera ampliada, la difícil problemática que los padres de familia advierten“La escuela —le comentan— tomó un rumbo diferente; una escuela con gran prestigio se venía abajo y no a causa de los sismos”.

Como era de no esperarse, pero está ocurriendo, tampoco en este nivel directivo, hasta la fecha, los padres de familia han tenido el derecho de recibir una respuesta convincente. De ninguna manera supongo que debe dárseles la razón absoluta. Lo que creo es que debe escuchárseles y abrir los espacios para la mejor solución.

Sin entrar en juicios de valor hacia uno u otro lado, advierto, eso sí, la mesura con la que los solicitantes se han conducido. Pero no les ha funcionado. Pareciera, por perversidad o negligencia, que las instancias correspondientes y sus responsables están a la espera de que surjan polarizaciones que agudicen aún más la situación de esa escuela. Como si la premisa fuera promover con la indiferencia comunidades escolares divididas. Tanto que se pregona eso de la convivencia escolar, pero en los hechos prevalecen prácticas nocivas que enturbian el clima de entendimiento de todo plantel educativo.

Lo más lamentable es que las formas de enfocar la solución de esos conflictos, mantiene la aberración antipedagógica de todos los tiempos.

Y aún más: Por lo menos en el caso de la Escuela Primaria “18 de marzo”, se evidencia que no hay opciones reales para la mediación y solución de conflictos. Ya se acudió a donde debía acudirse y nada.

Esa es una debilidad alarmante, producto de la impreparación profesional, del autoritarismo que no ha disminuido o de la cultura de corrupción en la que se dejan pasar los problemas, alargarlos, minimizarlos, como una forma de mantener situaciones que sólo pudieran beneficiar a unos cuantos. Por ejemplo, a aquellos que administran las cuotas de los padres, la cooperativa escolar y otros “negocitos” que pudieran darse dentro de las escuelas. Como organizar una especie de “discoteca” escolar.

  • De refilón

Incluso, me enteré que el ayudante municipal de Tlaltenango, también preocupado por lo que pasa en esa escuela, intentó llamar a la concordia y la transparencia, a la tolerancia y el respeto, pero tampoco funcionó. Como Gabino Barrera, el del corrido, hay quienes en ese plantel parece que no entienden razones”.

E mail: profechon@hotmail.com