Reconfigurando la función docente en el CAM: el regreso a clases presenciales (segunda parte)
En opinión de Silvia Laura Vargas López
De nuevo un reto, una adaptación, una nueva normalidad que debíamos construir, acciones previas para la atención híbrida: cooperar para un nuevo router garantizando más espacios con conectividad, reacomodar aulas para respetar la distancia entre los alumnos, acomodar espacios para el trabajo en línea (reacomodar bodegas, biblioteca, cubículos); planear nuevas rutinas para los niños (lavado constante de manos, cambio a la mitad de la jornada de su cubrebocas, etc.) así como nuevas tareas para todos en el CAM: sanitización constante de los espacios y materiales; reconfigurar la forma de trabajar: unos alumnos aquí otros en sus casas.
La encuesta inicial: 64% de padres dispuestos a regresar presencial. Esta respuesta nos motivó a todos. Lo que más nos motivó fueron los alumnos: “qué linda es mi escuela” exclamó Isabela cuando al fin conoció el CAM (estuvo inscrita el ciclo pasado, pero nunca había venido); “sí está mi escuela” exclamó Brayan al ver nuevamente el CAM al que asistía desde pequeño; cómo saber qué pensó cuando su madre le dijo que no podía ir a la escuela por la pandemia, ¡quizá, que su escuela había desaparecido!
No desaparecimos, aquí seguimos y seguiremos, para acompañar a los alumnos en el descubrimiento de nuevos aprendizajes, para construir juntos esta nueva normalidad, para seguir siendo una comunidad en donde nos cuidamos todos.
Al inicio las dudas eran más que las certezas: aguantarán los niños con su cubrebocas, cómo hacerles entender que no podíamos compartir los materiales, cómo explicarles por qué no estábamos todos juntos el mismo día, cómo se iba a organizar el equipo de apoyo para atender a los de aquí y a los de allá. Como directora las dudas se multiplicaban: aguantarán también los docentes con sus cubrebocas, qué pasa si se enferma alguno, alcanzarán los donativos de los papás para comprar tanto gel, tanto cloro; no olvidarán los maestros que ahora tienen que sanitizar ellos todo su mobiliario, y las preguntas siguen.
El reto se enfrenta en equipo, no hay otra manera. Confiar unos en otros, aprender todos juntos. Los niños nos han demostrado que cuidan su cubrebocas, a algunos les ayudamos a ponérselo, pero ninguno se niega a usarlo. Los docentes han traído cosas de sus casas para sanitizar aún mejor. Las intendentes están atentas a lavar todo varias veces. Las niñeras apoyan en la limpieza, se encargan del filtro sanitario, atienden a los padres cuando llegan. Los padres muy consientes apoyan, han dado sus cuotas, los que están desde casa intentan conectarse cada que les toca, vinieron al CAM para la evaluación de los niños, están atentos a las indicaciones.
No es fácil. Pero no es imposible. El “monstruo de colores” nos sigue acechando, pero no nos paraliza. Lo estamos logrando. Con muchos cambios, pero con la buena disposición y compromiso de docentes, padres, madres de familia y de nuestros alumnos está siendo posible. ¡Aquí seguimos!