Observador político - Se la ¨rifa¨ Meggie Salgado por Cuernavaca

En opinión de Gerardo Suárez Dorantes

Observador político - Se la ¨rifa¨ Meggie Salgado por Cuernavaca

En medio de los desafíos que envuelven a Cuernavaca, Meggie Salgado emerge como una voz disruptiva y propositiva al postularse como aspirante a la candidatura al gobierno de la ciudad por Morena. La exitosa empresaria del ramo gastronómico, conocida por su compromiso social a través de la organización "Mi Ciudad", trae consigo una visión clara y apasionada para enfrentar y rifársela por los problemas que aquejan a la capital de Morelos.

SE REGISTRÓ POR MORENA.- Para nadie es un secreto que Cuernavaca está sumida en la inseguridad, el desempleo, la desidia y omisión municipal, por lo que diversos sectores de la población han visto en Meggie Salgado a una líder dispuesta a cuestionar el status quo; por ello, la empresaria, lejos de conformarse con el confort en el que puede estar, ha decidido lanzarse a la arena política con el objetivo de rescatar la ciudad que tanto ama.

En una amena plática que sostuvimos, Meggie Salgado destaca la necesidad imperante de una reflexión profunda sobre la dirección que está tomando Cuernavaca, en la que reconoce la importancia de la participación ciudadana y por ello aboga a lograr un cambio de mentalidad colectiva. Es clara y precisa sabiendo que de nada le servirán sus principios, valores, acciones importantes con diversos grupos sociales sino logra un cambio real, profundo, verdadero y desde donde se tengan las herramientas económicas, la infraestructura y las condiciones para generar un cambio real que logre sacar del bache gigante en el que se encuentra la capital de Morelos.

Para Meggie, todos somos corresponsables de los acontecimientos actuales y de lo que no sucede en la ciudad, y pese a que resalta el potencial de Cuernavaca y su papel como motor económico y hogar de las familias locales, considera necesario y vita que a través de un enfoque claro se pueda recuperar la magia que alguna vez la caracterizó, de ahí que subraya la importancia de un cambio profundo en la forma de pensar y estructurar ésta deteriorada ciudad.

CIUDAD EN DECADENCIA.- En su análisis, Meggie Salgado aborda la crítica situación de inseguridad en Cuernavaca, reconociendo la preocupación generalizada; su propuesta va más allá de las soluciones convencionales; de ahí que insta a pensar en colectivo y a implementar medidas incómodas pero esenciales para lograr un cambio significativo.

La empresaria destaca la falta de atención y cariño tanto de las autoridades como de la ciudadanía hacia Cuernavaca; su visión incluye la limpieza de la ciudad, la mejora de su imagen urbana y la promoción de la hospitalidad para potenciar su vocación turística así como un combate frontal a la delincuencia para que recupere la capital su vocación turística y diversos sectores se beneficien de las derramas económicas que traen los visitantes nacionales y extranjeros.

Meggie Salgado, defensora del medio ambiente, señala la importancia de preservar la magia de Cuernavaca y aboga por la disciplina, el orden y la visión; destaca la necesidad de mirar hacia el futuro y aprender de experiencias exitosas en otras ciudades del mundo, proponiendo soluciones probadas que se adapten a la realidad local.

Por eso y más, Meggie Salgado representa no solo una opción política, sino una esperanza para una Cuernavaca transformada, quizá en la búsqueda de esos objetivos decidió registrarse como precandidata a la presidencia municipal de Cuernavaca por Morena, con la intención de seguir pensando en grande y considerar soluciones innovadoras por  lo que promete abrir un nuevo capítulo en la historia de la ciudad.

ENTRE FIESTAS Y DESPILFARROS, VA JORGE JUÁREZ POR CUERNA.- Son al menos una decena de aspirantes quienes se registraron por Morena para la capital de Morelos, entre ellos está Jaime Juárez López, titular de la Comisión Estatal del Agua, quien ha sido protagonista de una trama que deja entrever más ambiciones personales que servicio público. Su intento frustrado por la gubernatura se tradujo en una vorágine de derroche de recursos públicos y festines a expensas de la Comisión que preside.

Hace varios meses, Juárez López, con timidez mal disimulada, se lanzó a la arena política buscando ser el candidato a la gubernatura por el equipo del palacio de gobierno. Para lograrlo, utilizó su posición como Coordinador de los comités de Morena en los municipios, manipulando los recursos de la dependencia del agua en un esfuerzo por obtener respaldo ciudadano.

Las huellas de este intento se manifiestan en exuberantes celebraciones financiadas con dinero público. Oaxtepec y el restaurante México Lindo en Cuernavaca fueron testigos de festividades grandiosas organizadas por Juárez López, bajo la excusa de eventos oficiales o su propio cumpleaños. Música, comida y alcohol fluían sin restricciones, sin que un solo peso de su propio bolsillo se sacrificara.

Ante el revés en su carrera hacia la gubernatura, Jaime Juárez ha redirigido su mirada hacia la alcaldía de Cuernavaca, una empresa que se antoja titánica dada su falta de reconocimiento en la capital; no obstante, persiste en sus esfuerzos, aparentemente inmune a la desconexión entre sus aspiraciones y la realidad ciudadana.

Lo más preocupante es la falta de escrúpulos con la que Juárez López maneja su doble rol. Con la tranquilidad que otorga la legalidad, ha anunciado que no dejará su cargo en la Comisión Estatal del Agua mientras busca convertirse en candidato por Morena; una maniobra que, aunque permitida por la ley, deja un amargo registro de oportunismo.

“Efectivamente, tengo una aspiración política", confirma Juárez López, admitiendo sus intenciones de postularse para la presidencia municipal de Cuernavaca; y aunque asegura contar con el respaldo de militantes y ciudadanos, la sombra de seguir cobrando en la Comisión Estatal del Agua plantea preguntas éticas sobre su compromiso con el servicio público.

En un panorama político donde la transparencia y la rendición de cuentas son imperativas, la conducta de Jaime Juárez deja una marca de desconfianza. ¿Cuánto más deberá la ciudadanía tolerar un derroche de recursos públicos en aras de ambiciones personales? La respuesta podría determinar el futuro de Cuernavaca y la percepción que sus ciudadanos tengan sobre la política y sus actores.

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