Observador político - Otra vez, desprecian diputados a campesinos

En opinión de Gerardo Suárez Dorantes

Observador político - Otra vez, desprecian diputados a campesinos

En un acto vergonzoso y descorazonador, los diputados de la Legislatura LV han vuelto a demostrar su indiferencia hacia los hombres del campo, cuya subsistencia se ve amenazada por una crisis histórica derivada de las lluvias atípicas registradas de este año; los parlamentarios decidieron darle la espalda a los agricultores quienes buscaban respaldo a través de apoyos y programas para reactivar el sector agropecuario, la respuesta de la mayoría de los legisladores fue la burla directa a quienes enfrentan pérdidas millonarias.

SE BURLAN DIPUTADOS DE AGRICULTORES.- Fue un desdén lo que hicieron las y los parlamentarios, es decir, una afrenta a los campesinos y al campo debido a que la sesión, anunciada para las 10 de la mañana, comenzó con un pase de lista alrededor de la una de la tarde, sorprendentemente, de los 20 diputados que debían estar presentes, solo cinco se encontraban en el recinto legislativo por lo que no hubo quorum. Mientras campesinos, desesperados por una solución a sus problemas, esperaban respuestas con atención, la mayoría de los legisladores parecían desinteresados e indiferentes.

Arturo Pérez Flores, Mirna Zavala, Francisco Sánchez, Erika Hernández y Marguis Del Rayo fueron los únicos diputados que mostraron la cortesía de asistir, sin importar que haya sido varias horas después porque el resto de los legisladores, algunos deambulan dentro del Congreso y otros más que estaban en sus oficinas, no tuvieron la valentía de enfrentar a los agricultores que, con razón, expresaban su malestar.

El desprecio evidente hacia los campesinos no solo radica en la falta de presencia, sino en las nulas acciones por parte de aquellos que sí asistieron; la legisladora Verónica Anrubio, quien se autodenomina coordinadora de Nueva Alianza en el Congreso, fue de las ausentes, a pesar de ser la presidenta de la Comisión de Desarrollo Agropecuario y pese a que ella fue la responsable de llevar a un grupo de campesinos al recinto en una sesión anterior para abuchear al encargado de despacho de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario.

Incluso, en un acto de cinismo político, Anrubio Kempis y Andrea Gordillo, en lugar de abogar por soluciones tangibles, se dedicaron a autoproclamarse como las "chicas superpoderosas" quiénes los apoyan con todo, pero sin concretar absolutamente nada y mediante engaños, trataron de convencer a unos iracundos hombres del campo. Sin embargo, en esa ocasión, decidieron darles atole con el dedo y peor aún la espalda a los campesinos, ignorando la gravedad del problema en el campo y desaprovechando la oportunidad de marcar una diferencia real.

El problema agrario es serio y urgente, los agricultores, agobiados por pérdidas millonarias, no están dispuestos a tolerar la burla continua de sus representantes en el Congreso; la falta de acción por parte de los diputados y el desinterés mostrado durante la sesión son una afrenta directa a quienes buscan respuestas y soluciones. Lo cierto es que si este desdén persiste, los campesinos amenazan con implementar un "plan B", y las consecuencias recaerán en aquellos que han optado por ignorar las necesidades del sector agrícola en lugar de abordarlas de manera efectiva.

CAMPESINOS DARÁN LA ESPALDA A PARLAMENTARIOS.- Una de las peores legislatura de Morelos ha sido sin lugar a dudas la LIII en la que prevalecían integrantes del PRD y quienes hicieron y deshicieron, al endeudar financieramente al estado, saquear al Congreso y enriquecerse de manera ilícita por lo que, la gente cansada de estos abusos y excesos de sus supuestos representantes populares, les dieron la espalda en las elecciones del 2015 y nadie ganó, por lo que ahora, la historia se repite y poco a poco se empieza a recordar los nombres y apellidos de los diputados de esta LV Legislatura que están traicionando al pueblo que, en su momento, en las urnas, se habrá de acordar de ellos. Al tiempo.

Más, porque es una dolorosa afrenta a la realidad que enfrenta el campesinado en Morelos, basta recordar el pasado nueve de noviembre que se reveló otro vergonzoso episodio en el Congreso local, porque alrededor de 500 productores afectados por la inclemente temporada de lluvias de 2023, llegaron a las puertas del recinto legislativo en busca de respuestas y apoyo. Empero, la indiferencia de 15 de los 20 diputados les dio la espalda al ausentarse en masa durante la comparecencia del encargado de despacho de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario.

Este desprecio parlamentario evidencia la priorización de la política sobre las necesidades del campo, ya que mientras los representantes del pueblo deberían haber estado en sintonía con los problemas más apremiantes de sus electores, optaron por trasladarse a la Ciudad de México para entrevistarse con la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde Luján.  Durante este encuentro, supuestamente abordaron temas de gobernabilidad, desarrollo y estabilidad en Morelos, dejando a los campesinos desatendidos y sintiéndose abandonados.

Llama la atención que solo cinco diputados, entre ellos Luz Dary Quevedo, Marguis del Rayo, Ángel Adame, Verónica Anrubio, y la legisladora Andrea Gordillo, estuvieron presentes. Sin embargo, la molestia de los campesinos hacia la última fue evidente, quienes la callaron en reiteradas ocasiones debido a su actitud protagonista y falta de respeto hacia sus legítimas preocupaciones.

Particularmente resulta lamentable que, a pesar de existir programas como el de Administración de Riesgos Agroclimáticos y el Fondo de Aseguramientos y Contingencias 2023, con un presupuesto total de 6 millones de pesos etiquetados por el Congreso, no haya llegado un solo peso a quienes lo necesitan con urgencia; este hecho deja entrever la posibilidad de desviación de recursos económicos, una afrenta adicional a la confianza de los campesinos que confían en sus representantes para abogar por sus derechos y necesidades.

La falta de empatía y acción de la mayoría de los diputados no solo refleja una desconexión con las realidades de los ciudadanos, sino que también socava la legitimidad de la institución legislativa, si los representantes del pueblo no están dispuestos a atender las demandas más básicas de quienes los eligieron.

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