Observador político - Morena y sus candidaturas; entre oportunismos y desafíos
En opinión de Gerardo Suárez Dorantes
En el escenario político de Morelos, las candidaturas municipales y diputaciones locales en el horizonte del 2024 se están definiendo a través de un proceso de encuestas, revelando a personajes que, hasta hace poco, estaban en las sombras o fuera del radar local. Este proceso ha desencadenado una serie de movimientos, desde anuncios espectaculares hasta tibias ruedas de prensa que buscan más la visibilidad mediática que la aportación de ideas significativas.
LOS ASPIRANTES.- Uno de los actores que ha emergido es Sergio Pérez, quien llegó al senado tras el lamentable fallecimiento de Radamés Salazar por Covid-19; Sergio Pérez, ahora bajo la bandera de Morena, busca contrarrestar su ausencia de años en Morelos y competir por la alcaldía de Cuernavaca. Una de las aspirantes es Ana Cecilia Rodríguez, actual Secretaria de Desarrollo Económico y del Trabajo del gobierno estatal, que intenta ser la sucesora de José Luis Urióstegui Salgado, aunque asegure que no dejará su cargo actual y después de que jamás creció ni política ni socialmente cuando intentó ir por la candidatura al gobierno estatal.
En el grupo de mejor posicionados se encuentra Javier Bolaños Aguilar, ex panista que se ha unido al proyecto de Margarita González, dispuesto a enfrentar las encuestas para ser el candidato a la alcaldía capitalina y a quien le están tratando de poner el pie en cualquier momento para impedir su llegada; Alejandra Flores, ex diputada local vinculada al grupo de Rabindranath Salazar, también compite por este codiciado espacio.
La lista continúa con Andrés Bahena, secretario de Formación Política del CDE de Morena, quien apuesta por el proceso, sin embargo, una figura que destaca es Meguie Salgado, empresaria de “Mi Ciudad”, quien con méritos propios y un historial de acciones en favor de la comunidad, a pesar de no pertenecer a un grupo político de Morena.
Entre los nombres mencionados, surgen casos como el de Alejandra Pani Barragán y Brenda Espinosa, quienes buscan roles en el Senado pero que de igual manera, si allá se les cierran las puertas tenga la opción de competir por la capital de Morelos, sin tener méritos evidentes más allá de identificarse con la marca Morena, confiando en que el partido les hará su chamba como así ha ocurrido en el pasado para llevarlos al triunfo electoral.
El proceso, caracterizado por la diversidad de aspirantes, también revela la necesidad de distinguir entre oportunismo y compromiso genuino con la ciudadanía. Mientras algunos buscan la oportunidad política sin fundamentos sólidos, otros destacan por su trayectoria y dedicación a la comunidad; la marca Morena, aunque pueda ser un factor determinante, no debería eclipsar la evaluación crítica de los méritos individuales de quienes buscan liderar el destino de Cuernavaca en un momento crucial para su desarrollo y seguridad.
LA BÚSQUEDA DESESPERADA POR EL PODER.- La reciente elección de Margarita González Saravia como precandidata a gobernadora de Morelos ha dejado al descubierto una serie de movimientos políticos que revelan la falta de compromiso y la desesperación de algunos políticos por mantenerse en la palestra. Varios senadores, diputados federales y locales, así como alcaldes, parecen más interesados en mantenerse vigentes y vivir del presupuesto que en servir a la ciudadanía; esta voracidad por el poder se manifiesta en su inscripción indiscriminada para distintas posiciones, demostrando que, para ellos, no importa si es "Chana o Juana".
La cuestionable ética de estos actores políticos queda en evidencia al observar cómo, sin ninguna pena, se han registrado para prácticamente todas las posiciones disponibles; este comportamiento levanta serias dudas sobre su auténtica vocación de servicio y su preparación para asumir responsabilidades en roles específicos, más allá de representar los intereses de la ciudadanía, parece que su principal objetivo es mantenerse en el poder a cualquier costo.
Este fenómeno refleja la urgente necesidad de una reflexión profunda sobre el sistema político y la calidad de los líderes que ostentan cargos públicos. ¿Deberíamos permitir que aquellos que buscan posiciones de poder de manera desesperada y sin consideración por la verdadera vocación de servicio continúen dirigiendo nuestro destino?
La política no debería ser simplemente un medio para asegurar una posición cómoda en el presupuesto estatal, no, debería ser una vocación de servicio, respaldada por una preparación profesional académica y adecuada para abordar los desafíos y las responsabilidades inherentes a los cargos públicos, conocer el lugar que quieren gobernar y dar respuesta a sus problemas, por lo que la falta de discernimiento y la disposición de algunos políticos para postularse a cualquier posición disponible solo refuerzan la percepción de que, para ellos, la política es un juego de estrategias personales en lugar de un compromiso genuino con el bienestar de la sociedad.
Es fundamental que como ciudadanos cuestionemos y exijamos un cambio en este enfoque oportunista hacia la política, es decir, necesitamos líderes comprometidos, preparados y motivados por un genuino deseo de servir a la comunidad, en lugar de aquellos que buscan perpetuarse en el poder sin importar el cargo que ocupen. La democracia merece más que simples "Chanas y Juanas" que buscan su propio interés por encima del bienestar colectivo.
CUERNAVACA, CRISIS POLÍICA Y DECIDIA ADMINISTRATIVA.- En medio de una vorágine política donde la indiferencia al género no impide la proliferación de candidatos, Cuernavaca se encuentra inmersa en una crisis financiera que refleja el desgaste de años de malas decisiones y gestiones políticas; la contienda por el gobierno local ha dejado en segundo plano la verdadera emergencia que azota a la ciudad.
La seguridad, o más bien la falta de ella, se ha convertido en una sombra ominosa que oscurece la vida cotidiana; la escalada de violencia, con un promedio diario de muertes, expone la cruda realidad de una sociedad atrapada en la telaraña de conflictos entre grupos delictivos. Sobre todo por la apatía de las autoridades ante estos crímenes ha creado una atmósfera donde la impunidad florece, dejando a los ciudadanos desamparados y desconcertados.
El edil panista, José Luis Urióstegui, ha contribuido a esta crisis al implementar un C4 que es bueno pero que para llamar a la policía, en lugar del reconocido sistema 911 tienen que hacerlo a otro número del que nadie se sabe, generando confusión y desconfianza entre los ciudadanos. La falta de transparencia y coordinación en temas de seguridad revela una administración rebasada por la complejidad de la situación.