Mujeres, desaparición y feminicidios. La lucha sigue.

En opinión de Aura Hernández

Mujeres, desaparición y feminicidios. La lucha sigue.

“Nosotros entonces, supimos que no podíamos buscar a los nuestros sin pelear también sus batallas. Teníamos los mismos motivos y las mismas justas razones para hacerlo”.

Doña Rosario Ibarra de Piedra.

 

Aunque las cifras varían según se la fuente, la numeralia de mujeres asesinadas en Morelos es demoledora. Hasta antes de la Semana Santa, algunos medios hablaban de 21 mujeres muertas, otros hablaban de 31 en lo que va del presente año. Lo cierto es que la desaparición y asesinato de mujeres, sobre todo jóvenes, a alcanzado un nivel de alarma superlativo en esta entidad y no es consuelo, pero la cifra a nivel nacional también se ha incrementado terriblemente.

Uno de los casos que tuvo un impacto mediático importante fue el de Evelyn Afiune, y mucho más por el desliz sobre la filtración de datos sensibles entre el Fiscal del estado y el Congreso, cuando un miembro de la legislatura local dio a conocer a los medios los datos que en “petit comité” les confió el Fiscal, por cierto también obligado a proteger la secrecía de la investigación del feminicidio.

La filtración contribuyó a la impunidad del caso, pues el presunto asesino aparentemente no ha sido encontrado para que enfrente a la justicia y es, precisamente, lo más lamentable en los asesinatos de mujeres. Hasta este momento, se conocen pocos datos estadísticos precisos de las instituciones públicas de los feminicidios en los cuáles se haya dado con los responsables y éstos hayan pagado por su crimen. Como sociedad, necesitamos también la numeralia de la No Impunidad.

En México, desaparecen mujeres por muchas razones la principal, según las cifras oficiales es debido a unas muy bien organizada redes dedicadas a la trata de personas que operan muchas regiones del país, otras por violencia machista y una razón, que incluso a merecido estudios especializados de juristas y sociólogos, es la sustracción de menores por problemas entre los padres de las supuestas víctimas.

Recientemente tuvimos en Morelos, un caso que alcanzó niveles de escándalo porque involucró a personas con gran poder mediático y “relaciones” como para ordenar que se vigilen las fronteras para que no salgan del país, como fue el caso de las niñas Maya y Gal. En este caso, como en el de la desaparición de un ayudante de un diputado la movilización institucional, logró el prodigio que se hiciera justicia, en otros casos no.

Tal fue el caso de la semana pasada, en el que mujeres fueron detenidas por vandalizar la Paloma de Paz, en protesta por la sustracción de una menor por parte de uno de los progenitores con motivo de una disputa familiar. Un asunto que como bien lo apuntó el Presidente Municipal de Cuernavaca, se debe dirimir en los órganos de impartición de justicia, aunque a veces lo menos que se imparte sea la justicia.

Mucho se ha cuestionado, sobre la protesta contra la violencia usando la violencia y las marchas que el pasado 8 de marzo que se realizaron en todo el país, en los que prevaleció la protesta airada y la demanda del cese de la violencia hacia las mujeres sin romper un solo vidrio, fue una señal extraordinaria de lo que es posible lograr a través de las movilizaciones pacíficas.

Desconozco muchos detalles de este último caso, solo lo que se ha conocido en los medios de comunicación y en las redes sociales a través de videos en los que se aprecia a policías que pudieron haberse excedido en el uso de la fuerza con algunas manifestantes para detener las afectaciones a uno de los monumentos emblemáticos de la Ciudad de Cuernavaca, aun cuando ningún monumento equipara su valor con lo que vale la vida de una sola de las mujeres asesinadas y desaparecidas.

En esto último coincido con las manifestantes, sin embargo, considero un despropósito utilizar este incidente, para pedir la destitución de la Secretaría Alicia Vázquez Luna, pues dudo que encuentren otra funcionaria con sus atributos para desempeñar la función de dar seguridad a la ciudadanía que lo haga con tanta dignidad y entrega. Sobre todo, habiendo recibido una institución en las condiciones de precariedad y corrupción como la Secretaría de la que es titular. Si se usa este asunto para el golpeteo político, creo que es el camino equivocado, porque eso lacera aún más a las mujeres y a las niñas violentadas y dudo que redunde en cotos para la próxima elección.

No queremos el lucro político a través del dolor de familias y comunidades completas, no queremos más mujeres desaparecidas, ni asesinadas, ni niñas sustraídas, ni juzgadores legalistas e insensibles, ni fiscales y legisladores infidentes, ni atención selectiva de casos, ni violencia en las calles, no violencia en las protestas. Nos queremos vivas. ¡Vivas se los llevaron, vivas las queremos!