Maltrato infantil con perspectiva de género
En opinión de Lorena Elizabeth Castillo
Para abordar el tema que da título a esta colaboración, es necesario hacer la distinción entre dos fenómenos distintos dentro de la compleja realidad de la violencia de género.
Primero, nos encontramos ante el maltrato físico y emocional que vive hijos e hijas ante la disfuncionalidad de pareja de sus padres y madres y, segundo -y no menos grave- el registro de casos de feminicidio infantil o adolescente, derivado de situaciones como la trata de personas y el “matrimonio” de un adulto con una menor de edad o el forzar una relación de este tipo en detrimento de la niña o jovencita.
Para que quede clara la primera categoría del problema: niños y niñas hijos de víctimas de violencia de género también lo son, aunque en ocasiones no se les considere como tales. En otras palabras, el abuso directo no es la única forma de maltrato hacia la infancia: ser testigos de estas situaciones también deja una marca tan grave como un golpe.
En este aspecto, cada vez es mayor el reconocimiento de la exposición a la violencia de género contra la madre, como una forma específica de maltrato infantil, lo cual es ya un avance que urge incrementar, como parte de las acciones para erradicar de raíz las causas estructurales de tales abusos; objetivo sin duda difícil del que debemos sentar las bases a futuro.
El segundo enfoque del problema se da en el recrudecimiento de los casos de feminicidios, ya que 27 de las 32 las entidades del país registran a la fecha elevados niveles de incidencia; mientras que Morelos, por octavo año consecutivo ocupó uno de los primeros lugares en casos homicidios premeditados contra mujeres por tener tal condición.
De acuerdo a datos manejados en la Mesa Redonda de la Comisión de Equidad de Género de la LV Legislatura local, en nuestra entidad el índice es de 724 casos de violencia sexual por cada 100 mil habitantes, el triple de la media nacional, estadística no sólo grave, sino trágica, si recordamos que cada cifra es, en sí misma, una calamidad personal y familiar.
¿Qué tipos específicos de violencia de género pueden sufrir las niñas y adolescentes mujeres? Los más habituales son los del ámbito privado, es decir, violencia sexual, trata de personas, matrimonio infantil o violencia online. De manera que, al unirse el componente del género y el de edad, las víctimas sufren situaciones más dañinas de largo plazo.
En lugar de bajar los brazos y dejar de luchar, la solución es diversificar y especializar la atención y prevención hacia niñas y adolescentes susceptibles de ser victimizadas; además de identificar tipos específicos de violencia de género, en este sector de edad sin dejar de atender a niños y adolescentes que presencian violencia entre sus padres.