Libertad de expresión
En opinión de Mirna Zavala
No hay democracia sin libertad de expresión. Decirlo hoy con tal libertad y convicción ha costado sacrificios e incluso vidas. Y es que la lucha por las libertades que debe gozar el ser humano no ha estado exenta de enormes obstáculos en todas las épocas de la humanidad y en todos los regímenes políticos.
Siendo una libertad que se extiende a todos los tipos de expresión, es decir de comunicar ideas, opiniones, pensamiento, noticias, doctrinas, en fin todo aquello que nos permite relacionarnos como seres pensantes y comunicativos, en los últimos años el término “libertad de expresión” se le ha asociado a la noble tarea de informar sobre las actividades realizadas por los servidores públicos, principalmente y la diversas actividades privadas de interés para la sociedad.
Es de destacar que está libertad tiene que ver con dos dimensiones: la propia inherente a la verdad y el activismo que busca luchar contra la corrupción y actividades ilícitas que afectan la sana convivencia social. Con independencia de que muchas veces no sea así, la verdad es el objeto de nuestra libertad, la verdad que encierran los acontecimientos que se presentan diariamente ante nosotros. Es un hecho que en gran medida se exponen ideas contrarias a la verdad sin embargo, ello no sería justificación para conculcar tan fundamental libertad. Así como tenemos derecho a expresarnos libremente, también es prerrogativa de los destinatarios recibir con veracidad la narrativa de los acontecimientos.
En los últimos años la defensa de los derechos fundamentales se ha expresado a través diversos movimientos activistas o personas que se han constituido en defensores de una realidad que en muchas ocasiones pone en riesgo su vida. Así se ha acreditado principalmente, con quienes se han dedicado a la noble actividad del periodismo, la información y la comunicación. No han sido poco los compañeros periodistas que han perdido la vida a manos de poderes fácticos que son afectados por las investigaciones realizadas. Amenazas, violencia e intimidación son los síntomas de una liberta de expresión asediada.
Por otro lado, es obligación de la autoridad generar las condiciones jurídicas y sociales que permita la salvaguarda de la integridad física de quienes se dedican a tan importante tarea.
Como decía, no hay verdadera democracia sin libertad de expresión, pero tampoco ésta asentará sus reales con fuerza de no ser tutelada y atendida por los gobernantes y cobijada por la sociedad.
Con motivo del día de la libertad de expresión quiero manifestar a nuestros compañeros periodistas mi solidaridad y compromiso para abonar a cuanto sea necesario para fortalecer el derecho a la libertad de expresión. No es menor el reto, pero tampoco sencillo por las cada vez más complejas condiciones sociopolíticas que vivimos, pero renunciar a compartir con ustedes la defensa tan necesaria de este derecho nos dejaría a todos sin la posibilidad de realizarnos como seres humanos tanto personal como colectivamente. Defender este derecho nos atañe a todos en muy diversas maneras, a nosotros en cuanto a lo legislativo, lo político y un acompañamiento eficaz.