La Encrucijada - Ingobernabilidad

En opinión de Luis Alberto Machuca Nava

La Encrucijada - Ingobernabilidad

La ingobernabilidad es un fenómeno político que significa un desperfecto sustancial en el ejercicio de la función gubernamental, manifestada en esas circunstancias persistentes de gran intranquilidad general nacional.

Últimamente se habla muy seguido del tema, se señala a algunos estados con mayor o menor insistencia, lo cierto es que los datos y las estadísticas no dejan espacio para la mera especulación, después de todo gobernar bien y para todos no es tarea fácil.

Quienes más resienten la incompetencia de sus gobernantes son precisamente los ciudadanos menos privilegiados, cada mala decisión afecta de manera más contundente a las clases más desprotegidas. La ingobernabilidad puede darse por falta de capacidad, por exceso de corrupción, por complicidad o simplemente por no entender de que se trata el encargo.

Hoy en el país existen graves acontecimientos que vulneran en todos los sentidos posibles a los ciudadanos, ante ello hay una completa incompetencia de quienes dirigen los destinos de sus gobernados, de ahí que muy recientemente se haya planteado al interior del senado la ya famosa propuesta de “la desaparición de poderes”.

Lo anterior derivado de la falta de acciones y resultados de quienes gobiernan aquellos estados, ante ello, los gobernadores asumen actitudes que rayan en el cinismo del “aquí no pasa nada.” Aunque la estadística se desangre frente a ello y la economía solo sea un concepto que ni siquiera alcanzan a entender. La falta de acción y la conchudez de los gobernadores empiezan por avivar el reclamo de la gente, pierden confianza a pasos agigantados y los muestran como los únicos seres prósperos en tierra de nadie.

La falta de talento también se nota en su relación con los otros dos poderes, si es que existe, cada uno de ellos en alguno de los casos, velan por sus propios intereses, y es ahí donde se juntan todos los ingredientes para arribar a la penosa “ingobernabilidad.” Lo cierto es que no se puede condenar a seis años o tres años de incompetencia y terror a una población, por ello se contempla en nuestra Carta Magna la desaparición de poderes, porque, no hay mal que dure cien años ni enfermo que los aguante.

Será ahora que por primera vez pueda aplicarse este concepto, sería aplaudido por quienes habitan aquellos estados y daría impulso al gobierno federal, el que no sirva se va. De no prosperar dicha propuesta ya registrada en el Senado, seguramente la revocación de mandato pondrá a muchos en el lugar que les corresponde en 2021, para los alcaldes un poco antes.

 

PD. Pensemos antes de arrojar la semilla, porque siempre llegará el tiempo de la cosecha.

 

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