Escala de Grises - Transfeminicidio

En opinión de Arendy Ávalos

Escala de Grises - Transfeminicidio

El 7 de julio, Aranza Aldanelly, una mujer trans de 23 años, desapareció tras salir de su domicilio, ubicado en Monterrey, Nuevo León. Desde ese día, sus familiares y amistades cercanas no tuvieron noticias sobre su paradero, por lo que acudieron con las autoridades pertinentes.

 

Tras la nula información obtenida por las autoridades después de que su ficha fuera emitida y difundida, la familia de Aranza organizó jornadas de búsqueda. Para el 18 de julio, todavía no tenían pista alguna sobre el paradero de la joven, por lo que colectivas de la comunidad trans se unieron a una protesta junto con la familia de Aranza para exigir su localización.

 

Sin embargo, las jornadas de búsqueda organizadas por las personas cercanas a la joven terminaron el lunes de esta semana. A través de plataformas digitales, la familia Castillo Ruíz dio a conocer que el cuerpo de Aranza había sido localizado sin vida.

 

Hasta el momento en que se terminó de escribir esta columna, la Fiscalía General de Justicia estatal no había dado a conocer más información respecto al lugar en el que se realizó el hallazgo ni las condiciones bajo las que ocurrieron los hechos. Sin embargo, figuras como Waldo Fernández y Judith Díaz, senadores electos de Morena, se han sumado al pésame de la familia Castillo Ruíz.

 

Mientras en Facebook se realizan comentarios y publicaciones deseando el descanso eterno de Aranza, colectivos LGBT+ en Monterrey exigen a las autoridades que investiguen los hechos y empiece a implementar acciones para que no ocurran delitos similares en el estado.

 

El asesinato de Aranza Aldanelly se suma a los registros de violencia en contra de la comunidad LGBT+ en nuestro país. En México, de acuerdo con la Comisión Nacional de Derechos Humanos, seis de cada integrantes de la comunidad han sido víctimas de algún tipo de violencia.

 

Aunado a eso, más de la mitad de personas que pertenecen a este grupo han sufrido expresiones de odio, agresiones físicas y acoso. ¿Qué protección proporciona el Estado ante esta situación? ¿Cuáles son las consecuencias de la ausencia total de concientización en una sociedad machista?

 

El transfeminicidio de Aranza es una muestra más de la urgencia que tenemos (en todo el territorio) de empezar a implementar estrategias que no se reduzcan al mes de junio y que sean mucho más profundas que la publicidad que alcanzamos a ver en medios tradicionales o digitales.

 

El simple hecho de apenas empezar a hablar de “transfeminicidio” nos indica todo el camino que tenemos por recorrer. Incluso, mientras escribo la palabra que le da título a esta columna, el procesador de texto me marca un error, subraya las letras en rojo como si no existieran, como si estuviera mal escrito; tal y como ocurría con feminicidio años atrás.

 

Afortunadamente, los avances empiezan a notarse. El pasado 18 de julio, después de casi tres años de haberse presentado la propuesta, el Congreso de la Ciudad de México aprobó una ley que tipifica el transfeminicidio y lo castiga con una pena que puede ir de 35 a 70 años de cárcel.

 

La Ley Paola Buenrostro, nombrada en honor a la víctima de este delito en 2016, garantiza que las investigaciones de estos delitos se realicen bajo un protocolo que realmente garantice el acceso a la justicia para las mujeres trans asesinadas por razón de identidad o expresión de género.

 

A pesar de que este avance se registra en la Ciudad de México, es indispensable que las otras entidades del país pongan el tema sobre la mesa y reconozcan la importancia de nombrar los delitos y atenderlos con perspectiva de género, sin criminalización, revictimización o discriminación.

 

Actualmente, únicamente Nayarit y la CDMX cuentan con esta tipificación que, lamentablemente, ocurre en todo el país. El objetivo ahora es llevar esta ley a nivel federal. Ojalá que la lucha sea escuchada por las autoridades correspondientes y que pronto empecemos a nombrar la realidad, a castigar los delitos como corresponden y, por supuesto, a prevenirlos. Por Paola, por Aranza y por todas las víctimas.

 

Justicia, memoria y dignidad:

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