Escala de Grises - Oídos sordos

En opinión de Arendy Ávalos

Escala de Grises - Oídos sordos

Luego de lo sucedido en Culiacán y de las respuestas evasivas del presidente mientras se encontraba en Oaxaca, el pasado viernes se llevó a cabo una conferencia de prensa donde AMLO fue cuestionado sobre las estrategias y los resultados de su equipo en materia de seguridad.

Después de evitar responder las cosas que se le preguntan -como acostumbra-, López Obrador se enfrentó a un reportero del periódico Reforma, quien le preguntó si reconocía que su estrategia había fracasado.

Usted pensaría que la respuesta a esa pregunta es muy difícil de evadir, pero el mandatario no dudó ni un segundo en responder con otra pregunta que poco se relacionaba con el tema: ¿De qué periódico es usted? Una vez que el reportero confirmó el medio al que pertenecía, AMLO dijo: “Ah, claro. Lo entiendo (…) Me llama mucho la atención porque ese es el punto de vista de nuestros adversarios y de la prensa opositora, como es el Reforma”.

“Vamos muy bien en nuestra estrategia porque se están atendiendo las causas que originaron la violencia, pero está muy difícil que el Reforma acepte y reconozca que vamos bien; porque es un periódico de oposición, conservador (…) Lo de ayer fue un hecho lamentable, pero de ninguna manera. Se me hace una exageración decir que ha fracasado nuestra estrategia”, aseguró. ¿Qué tal? La audacia.

Intentar restarle legitimidad a un medio completo bajo un argumento ad hominem podrá resultarle sencillo al presidente; empero, lo que debería tomar en cuenta es que las preocupaciones en materia de seguridad no conciernen únicamente a las y los colaboradores de ese periódico.

Ya se ha hablado mucho sobre el mínimo nivel de tolerancia a la frustración que maneja Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, me tomaré a libertad de recordarle —a quien lo necesite— que la prensa (sin importar la editorial) no debe[ría] ser cómoda, sino asertiva y certera. No se trata nada más de aplaudir y asentir con la cabeza, también desde el pensamiento crítico se hace país.

Después de toda la información que sale paulatinamente, el debate respecto a las decisiones tomadas por las autoridades no puede acotarse sólo a dos posturas. ¿Vale más la vida de cientos de personas que la detención de un delincuente? Por supuesto. Aquí nadie está pidiendo que atrapen a Ovidio Guzmán cueste lo que cueste, pero no podemos dejar de lado que este operativo es un reflejo de la forma en la que, últimamente, están aplicando las estrategias de seguridad: sin premeditación alguna (o al chingadazo, como usted prefiera llamarle).

Sobre si la decisión fue difícil o no, ya lo dejo a su criterio. El punto central de este texto no es tomar partido, sino exponer que lo sucedido en Culiacán se pudo evitar. AMLO ha presumido en repetidas ocasiones que su gabinete de seguridad se reúne todas las mañanas, lo que nunca nos ha especificado es a qué.

Las preguntas sobran. ¿A quién se le ocurrió realizar un operativo de tal magnitud a plena tarde? ¿Cómo no se contempló la posibilidad de que “los enemigos”, como los han clasificado los medios, se defenderían? ¿Qué esperaban? ¿Que Ovidio Guzmán y su gente se rindieran ante la autoridad? Usted puede posicionarse en el lugar que le acomode, pero desde donde vea el problema, se dará cuenta de que muchas cosas siguen sueltas.

La altanería de AMLO respecto a la decisión humana que tomó también es innecesaria. El presidente ha declarado que la doctrina de su gobierno es “la hermandad y el amor al prójimo”, suena muy bonito en la forma, pero habrá que seguir pendientes de la forma en la que se aplica.

“Imagínense que el jueves hubiesen habido muchos muertos, ¿cómo estaríamos?”, preguntó López Obrador para después afirmar que, de ser real, ese escenario hubiera provocado la petición de remover al Secretario de Seguridad y al presidente mismo. ¿Qué hacemos, entonces? ¿Le damos las gracias, así como la familia del “Chapito”?

 

Otros datos

Recientemente, AMLO dijo que “los gobernantes anteriores convirtieron a México en un cementerio”, cosa que no negamos. Lo importante en esta declaración está en ese afán de marcar una línea que lo divida de la mafia del poder; pero, en este caso, resulta complicado.

Durante los primeros diez meses bajo el mando de La Cuarta Transformación, se han cometido 29 mil 629 asesinatos, lo que se traduce en el inicio de sexenio más violento del que haya registro. Las entidades con la tasa más alta de homicidios dolosos son: Colima, Baja California, Chihuahua, Morelos y Guanajuato.

Por otra parte, la violencia de género sigue marcando nuevos índices. Las entidades con mayor denuncias por feminicidio son: Veracruz, Morelos, Sinaloa, Nuevo León y Sonora. Como se puede dar cuenta, estamos muy lejos de solucionar la violencia con pedirle a quienes delinquen que se porten bien y piensen en su mamá.

En este panorama, resulta complicado recibir los discursos de López Obrador que, aunque pretenden brindarnos un poco de tranquilidad, nos dejan un mar más profundo de dudas. ¿Qué necesitamos? Un presidente que acepte sus errores y que aprenda de ellos, alguien que escuche las críticas y no se haga de oídos sordos.

 

Para dejar sus palabras (aunque sean necias), escríbame a:

arendy.avalos@gmail.com

@Arendy_Avalos en Twitter