Escala de Grises - Los diez mandamientos
En opinión de Arendy Ávalos
El jueves de la semana pasada, durante su conferencia matutina, Andrés Manuel López Obrador abordó el regreso a la nueva normalidad de forma muy… peculiar, como siempre. El presidente aseguró que el equilibrio es lo más importante en este contexto y dijo que, aunque lo primero es la salud, tampoco debemos quedarnos inmóviles:
“Hace falta regresar a la normalidad. Se debe buscar el equilibrio, ser muy responsables con la atención a la pandemia. No decir ya no hay peligro, ya no hay riesgo y exponernos. No. Vamos a seguir pendientes, cuidándonos”… Vemos, ¿no?
Cuando lo cuestionaron respecto a sus próximas giras y los motivos para viajar, el mandatario respondió que debemos “ir, poco a poco, avanzando a la nueva normalidad. Por eso son mis giras, no me podía quedar aquí”, porque es importante divulgar que estuvo haciendo acto de presencia alrededor de la república. ¡Y yo aquí tachándolo de necio la semana pasada, caray!
Bajo la misma línea, abordó el tema de la responsabilidad, declaró que esa virtud está en la gente, pues debemos empezar a cuidarnos entre todos [y todas]. También aprovechó para echarse tantitas flores y recordarle a la audiencia que, en su gobierno, no se han utilizado medidas de prohibición: “Hemos buscado convencer, que sea voluntario, que no sea la autoridad, sino que cada uno de nosotros pueda actuar con libertad. Por encima de todo está la libertad”.
Para rematar la conferencia de ese día, AMLO declaró que debemos vencer no sólo a la pandemia, sino nuestros temores y miedos: “Como ha pasado mucho tiempo con el confinamiento, sí hay temor a salir. También es un asunto mental, hay muchos que no tienen ganas de salir, pero hay que salir con todas las medidas [de sanidad]”.
Empero, el mensaje anterior no fue cátedra suficiente. Por lo que, el sábado pasado, López Obrador difundió un mensaje con recomendaciones para incorporarnos a la vida después de la pandemia. El contenido fue titulado como “Decálogo para salir del coronavirus y enfrentar la nueva realidad”, porque “Los diez mandamientos” ya tenía derechos de autor.
Las recomendaciones, a grandes rasgos, son: Informarnos de las disposiciones sanitarias, actuar con optimismo, evitar el egoísmo, alejarnos del consumismo, tomar medidas de prevención, defender el derecho a gozar, alimentarnos bien, hacer ejercicio, eliminar las actitudes discriminatorias y buscar un propósito en la vida.
Mediante un video publicado en sus redes sociales, el presidente —muy orgulloso— comentó que los diez puntos fueron escritos por él y, como podrá imaginarse, el talento literario del mandatario no fue muy bien recibido por la opinión pública.
En plataformas digitales, como Facebook y Twitter, las y los usuarios comenzaron a escribir recomendaciones dedicadas a diferentes figuras, como Andrés Manuel —entre las que se encontraban no mentir, respetar las leyes, dejar de burlarse de la gente e, incluso, dejar la silla presidencial)—, el gabinete presidencial, la población que votó por Morena, la oposición y otros sectores de la sociedad mexicana.
Y, a pesar de que esta publicación parece escrita por un maestro de meditación o sacada de algún club de optimismo, debemos hablar de ella sin sumergirnos únicamente en el blanco o el negro. Tratar de comprender los ejes isotópicos en los discursos y en el presidente mismo (como el personaje que representa) es de gran importancia para analizar su gobierno.
Aunque ha repetido en varias ocasiones que él gobierna para todo el pueblo —excepto para columnistas, ahí si no— sin hacer distinciones, debemos tener bien claro que las palabras del presidente siempre tienen destinatarios específicos, que se ubican en los dos extremos del espectro. O les habla a sus votantes o le habla a la “oposición”. No conoce de puntos medios.
En esta ocasión, les habla a sus fieles. No, el sustantivo no es coincidencia. Abordar la pandemia desde lo moral y lo espiritual, afirmar que tener la conciencia tranquila es un escudo efectivo para no enfermarnos de COVID-19 y que buscar un propósito en la vida es suficiente para armarnos de valor y salir de casa son respuestas que le brindan un poco de consuelo a quienes creen en esas cosas. Me refiero al proyecto del presidente, claro.
Las similitudes entre el discurso del presente gobierno y en uno de todos los discursos más efectivos de todos los tiempos, como la religión, son particularidades que no podemos pasar por alto y que, por supuesto, no son meras coincidencias.
El registro de su precandidatura a la presidencia de la República fue el 12 de diciembre del 2017. Este día, a nivel nacional, se celebra a la Virgen de Guadalupe, también conocida como La Morenita. Exacto, como el partido fundado por AMLO, pero en diminutivo.
El hambre insaciable de colocarse como un transformador del país, las homilías matutinas de todos los días, las peregrinaciones (o giras, como prefiera) para demostrarle a la gente que puede llegar a donde lo necesitan y esta nueva versión de los diez mandamiento son indicadores que no podemos perder de vista.
Todavía hay espacios en blanco que López Obrador no ha encontrado cómo abordar, pero nos faltan los salmos, los pecados capitales y la redención de las almas, entre otros asuntos. Sin embargo, no sobra decirle al presidente que las personas incrédulas, ateas y agnósticas —de la democracia, obvio— estamos en todos lados. Aquí seguimos.
La recomendación: Si usted no siente ánimos de aprenderse el Decálogo, Ben Platt Live From Radio City Music Hall es el título de un concierto que puede encontrar y disfrutar en Netflix. Esta producción es protagonizada por Benjamin Platt, un actor y cantante estadounidense que deleita a la audiencia con anécdotas y un repertorio muy personal.
Podemos ir en paz:
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