Serpientes y escaleras - Falsos profetas

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Falsos profetas

Muchos dicen: hay que cuidar la salud y salvar la economía al mismo tiempo; pero no dicen cómo.

 

Falsos profetas

El momento que vive el estado, el país y el mundo es inédito, nunca las generaciones vivas habíamos pasado por una circunstancia similar y sin duda nada volverá a ser igual después de la pandemia. La situación es frágil para todos: cuidándonos de no contagiar ni contagiarnos, administrando cada peso que tenemos, con la incertidumbre de cuándo se reiniciarán las actividades y sin saber exactamente qué nos espera después de la cuarentena. Lo menos que nos hacen falta ahora son falsos profetas que vendan espejitos o aviven el caos.

Nadie en ninguna nación del mundo ha podido resolver el dilema que implica combinar la lucha por la salud y la necesidad de mantener viva la economía. El cierre generalizado de actividades en todo el orbe se combinó con la guerra del petróleo y esto infectó la economía mundial, poniendo contra la pared a todo mundo, incluyendo las grandes potencias.

En Estados Unidos el presidente Donald Trump no termina de creer en la gravedad del virus e insiste en reanudar actividades a pesar de que sus enfermos y muertos se cuentan por miles; el presidente norteamericano da rienda suelta a su boca a través de su cuenta personal de Twiter y llama a los estados estadounidenses a terminar la cuarentena ¡Ya! y salir nuevamente a las calles.

Al jefe de estado norteamericano le preocupa de sobremanera la recesión económica en la que ha caído su país, el incremento exponencial del desempleo y el daño económico que a sus finanzas está causando el reclamo de millones de personas de su seguro de desempleo. Trump igual que todos sabe que lo que sigue a la pandemia es una profunda crisis económica, pero no acepta que lo primero es preservar la salud de millones de ciudadanos que pueden quedar expuestos si las actividades se reanudan antes de tiempo.

El debate allá, acá y en todo el mundo es el mismo: cuidar la salud y salvaguardar la economía, evitar que los hospitales colapsen y tratar de sacar a flote la planta productiva y los empleos. El reto no es sencillo y hasta ahora ninguna nación del mundo ha podido encontrar la solución a ambas cosas; lo único que les ha quedado por hacer es erogar miles de millones de dólares y euros para fondear personas y negocios.

Ante esta situación me llama la atención las expresiones simplonas de algunos personajes de la vida pública local que proponen salidas mágicas y sugieren cambios presupuestales sin pensar ni conocer lo que ello implica. Son locuciones bobas, oportunistas, cuyo único objetivo es obtener algo de atención en medio de la crisis. Cambiar el presupuesto implica un movimiento mayor en muchas cosas, conlleva dejar sin recursos a varias áreas y cambiar de un lado a otro el problema.

Pongámoslo de esta manera: cuando se trata de una crisis sectorial o un problema focalizado, un ajuste presupuestal es factible, porque se priorizan un área mientras las demás se mantienen activas; lo que vivimos ahora es inédito, de trata de un colapso general a consecuencia de la suspensión de actividades en todos los sectores; es decir: todo mundo está en crisis y todos necesitan ayuda. ¿A quién le quitas para darle a otro?

No hay en la época moderna un antecedente a lo que estamos viviendo, las generaciones vivas nunca habíamos visto algo similar, de ahí lo complejo que resulta entrarle al tema desde todos los ángulos. Ante la complejidad de la crisis las autoridades de todo el mundo han priorizado el tema sanitario, pero sin dejar de funcionar en las demás actividades institucionales.

Pongámoslo de esta manera: por la pandemia las escuelas han dejado de funcionar, pero no por ello se ha dejado de gastar en educación; la suspensión de actividades ha hecho que  cierren gran parte de los negocios, pero la policía debe seguir activa vigilando; en la crisis se leen y escuchan muchas voces en las redes sociales, la mayoría falsas o sin sustento, por eso es prioritario que las autoridades informen permanentemente; la cuarentena impide a las personas salir a vacacionar, pero no por ello se puede dejar desprotegido al sector turístico y al cultura. Y así con todas las áreas.

Lla crisis es generalizada y por esa razón todas las áreas son importantes; ajustar el presupuesto se puede hacer, pero en un porcentaje muy pequeño que no ayudaría realmente a la solución del problema de covid19; si se hacen ajustes a la ligera, en cambio, se provocará un retraso en las áreas afectadas.

Hablar de un ajuste presupuestal sin conocer a fondo lo que implica es un mensaje falso y simplón que varios actores de poder utilizan para llamar la atención; lo mismo que los videos en Facebook de algunos políticos regalando despensas, denunciando deficiencias hospitalarias o generando pánico, el llamado a modificar el reparto del dinero gubernamental no ayuda en nada a superar la crisis de la pandemia.

Analicemos la situación: la aparición del virus SARS-CoV-2 (Severe acute respiratory syndrome coronavirus 2) obligó al mundo a resguardarse en casa, lo que frenó la economía mundial y provocó un escenario de recesión global. El problema comenzó con la aparición de este mal, pero se complicó cuando las autoridades de casi todos los países restaron importancia al tema y no tomaron decisiones a tiempo; ahí se desató la pandemia.

La lucha ahora es por frenar el avance de la pandemia, aplanando la curva de contagios; la clave para ello es quedarse en casa y evitar la movilidad. Entre más nos resguardemos, dicen los gobiernos de todo el mundo, más rápido se normalizarán las actividades y podremos reactivar la economía.

En este punto la responsabilidad está en la gente, porque aunque las autoridades llamen a la cuarentena, suspendan actividades, restrinjan la circulación, cierren espacios públicos y manden a los trabajadores a sus casas, si los ciudadanos siguen saliendo y no respetan la sana distancia ni cumplen con las medidas de sanidad y el aislamiento, este proceso se alargará, con el costo económico que ello implica.

Aquí cabe una reflexión: ¿Le quitamos dinero del presupuesto a otras áreas (cualquiera) para solventar un problema que no tiene solución en el corto plazo, porque un sector de la sociedad “no cree” en la pandemia y sigue haciendo su vida normal, con las implicaciones sanitarias que ello implica? ¿O cerramos filas como ciudadanos, sumamos todas las voces en un mismo sentido, unificamos la comunicación institucional y endurecemos las medidas para frenar la movilidad, salvar vidas, para que esto acabe pronto y más rápido podamos entrarle al tema económico?

Ninguna autoridad del mundo ha podido encontrar el punto medio entre la atención de las crisis sanitaria y económica; todos han buscado soluciones, varios países han echado mano de sus reservas, solicitaron créditos multimillonarios y enfocaron su atención a la salud. ¿Qué podemos hacer en Morelos donde las finanzas estaban quebradas desde antes de que empezara la pandemia?

Por supuesto que se requiere dinero para ayudar a los sectores desprotegidos y sin duda es necesario un fondo económico que ayude a los micros, pequeños y medianos negocios a reiniciar actividades una vez que pase la parte dura del coronavirus; el punto es de dónde sacar ese recurso, de qué manera obtenerlo sin afectar otros sectores y sobre todo por qué vía canalizarlo para que su impacto sea mayor.

Ahí es donde sería interesante escuchar las voces de políticos que hablan de atender al mismo tiempo la salud y la economía, que nos digan exactamente cómo hacerle y de manera específica de donde sacar el dinero para ayudar a los demás sin dejar desprotegido a nadie.

Hasta ahora nadie lo ha dicho

  • posdata

La numeralia del covid-19 en Morelos es cada día más grave: en una semana se duplicó el número de muertos y en setenta y dos horas van más de cien nuevos casos positivos. Morelos pasó de ser una de las entidades con avance lento de la enfermedad a estar entre las primeras cinco, por el acelerado aumento de casos.

Desde casi todas las instancias gubernamentales de los tres niveles se llama a quedarse en casa, a mantener el aislamiento voluntario y no salir a menos que sea estrictamente necesario. Las autoridades hacen todo lo que está de su parte, pero se enfrentan con el poderoso discurso del presidente Andrés Manuel López Obrador que va en sentido opuesto y en la parte más peligrosa dice que “ya domamos la epidemia”, lo cual contradice la opinión de los expertos de su gobierno y hace que la gente baje la guardia.

Entendamos algo: la crisis sanitaria se ha prolongado en todo el mundo cuando la gente no sigue las medidas de sanidad y aislamiento que lanzan los gobiernos; mientras menos obedezcamos las recomendaciones, más larga es la cuarentena y más duros serán los efectos económicos.

Morelos es uno de los tres estados de la república en donde más movilidad hay, es decir, en donde la gente menos se guarda, de ahí lo que ahora estamos viendo: más enfermos y muertos.

Si la tendencia sigue igual, el sistema hospitalario va a quedar rebasado y los servicios de salud colapsarán; entonces habrá más enfermos que camas y respiradores disponibles y veremos cosas similares a las que pasan en otros países, como Ecuador, en donde los infectados están en la calle porque no hay espacio en donde atenderlos.

¿A quien le echamos la culpa? ¿Al gobierno porque no tiene la infraestructura suficiente? ¿O a los ciudadanos que no hacen caso a las recomendaciones porque no creen en la enfermedad?

¿Cómo te sientes tú, lectora lector queridos, que desde hace varias semanas estas confinado en casa, que has suspendido tus actividades productivas y sufres los efectos económicos de ello, cuando observas a muchas personas que andan tranquilas por la calle sin tener nada importante que hacer, sin ninguna medida sanitaria, sin guardar la sana distancia y sin importarles contagiar o ser contagiados? Por culpa de ellos tu y yo, nuestras familias o nuestros amigos se pueden enfermar o morir y tu negocio y el mío, nuestros trabajos y el sustento de nuestros seres queridos está en riesgo.

Eso sí, cuando estos personajes se enfermen van a ser los primeros en alzar la voz, en reclamar al gobierno que los cure y en maldecir a las autoridades por su enfermedad, cuando los irresponsables fueron ellos.

Esta pandemia nos está mostrando los dos tipos de sociedad que tenemos, los que escuchan y los que no, pero también la falta de empatía de quienes no les importa afectar a los demás, ni convertirse en canales de propagación de la muerte.

Lo resumo como lo escucho: ¡Pinche gente pendeja!

  • nota

En medio de la cuarentena hubo cambios en el gabinete de Cuauhtémoc Blanco: salieron los titulares de Desarrollo Social y Desarrollo Agropecuario.

El mandatario, dice el comunicado oficial al respecto, aceptó la renuncia de Gilberto Alcalá y Margarita Galeana; en su lugar llegaron Osiris Pasos y Katia Isabel Herrera; el primero se desempeñaba como director del Instituto del Deporte y la segunda era la titular de la Unidad de Enlace Administrativo Financiero de la Oficina de la Gubernatura.

Osiris Pasos Herrera es Licenciado en Pedagogía, ex futbolista de los Arroceros de Cuautla y entrenador deportivo certificado; Katya Herrera ha sido asesora en el Senado de la República y extensionista (¿?) en la Sedagro.

Los motivos de los cambios no se conocen, pero el tiempo para hacerlos no es el mejor.

  • post it

El subsecretario de salud repite incansablemente: ¡Quédate en casa!

La jefa de gobierno de la CdMx ordena ¡Usa cubre bocas!

La OMS informa: México está por vivir el peor momento de la pandemia.

Varios gobernadores insisten: ¡Es necesario que todos nos aislemos!

Los alcaldes actúan: Habrá multas y sanciones para quienes anden por la calle sin motivo.

Todos los anteriores coinciden: estamos en la etapa más peligrosa, hay que extremar precauciones.

Pero el presidente López Obrador presume: ¡Domamos la epidemia! Tenemos disponibilidad del 70% de camas y hospitales.

¿A quién le creemos? ¿Qué hacemos?

  • redes sociales

No todo es malo en la cuarentena; el aislamiento ha despertado la creatividad de mucha gente que inventa y comparte cosas a través de las redes sociales. ¿Ya vieron cuantos memes, historias y videos han hecho al respecto?

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