En la Red - 2 denuncias, 2 renuncias
En opinión de Roberto Díaz Guerrero
La semana pasada fue, quizá una de las más complicadas para el presidente Andrés Manuel López Obrador. Antes de cumplirse los primeros 6 meses de su mandato el equipo de la 4T comenzó a romperse por lo más delgado, las renuncias de 2 funcionarios designados directamente por él, tienen como base y antecedentes 2 denuncias que confirman que su discurso de transformación moral no es compartido del todo en su grupo cercano.
Germán Martínez dejó la dirección general de IMSS y de no ser por el tono de su renuncia, la dimisión del neo-morenista hubiera sido un movimiento más en el equipo presidencial, pero su carta de despedida es una dura denuncia del estilo y la ruta que ha tomado la conducción del gobierno. Para empezar el ex director del Seguro Social no le presentó su renuncia al Presidente, lo hizo ante el Consejo General del Instituto y desde ahí comienzan las primeras claves.
La carta es una amplia denuncia pública de los efectos negativos de una política de austeridad sin sensibilidad, de un exceso de control de áreas complejas como el de la salud, pero sobre todo de las formas, del talante impositivo desde la Secretaría de Hacienda, que desde su titular Carlos Urzúa y la Oficialía Mayor a cargo de Raquel Buenrostro se aplica de manera vertical a todo el gobierno. La queja de Germán Martínez hizo eco en todo el gabinete, todos los secretarios y directores de organismos desconcentrados padecen lo mismo, los nombramientos de los equipos de trabajo, en especial los que tienen que ver con el manejo y supervisión del ejercicio presupuestal se decidieron en Hacienda, por supuesto no fueron consultados y en la práctica pasaron a ser floreros decorativos en sus encargos.
Ninguno puede darse por sorprendido, AMLO anunció desde la etapa de transición por dónde venía la jugada, para poner orden en el dispendio del gasto en las compras e integración de los equipos de trabajo, todos responderían a una sola voz de mando, la suya, a través de sus hombres y mujeres de confianza, Urzúa y Buenrostro, quienes pensaron que al paso de los meses la instrucción se iba a olvidar, se equivocaron; el problema ahora es la tradicional dureza de los tecnócratas de la 4T, que buscan ahorrar cada peso sin analizar antes las consecuencias sociales y hasta de carácter humanitario de la política de ahorros y combate a la corrupción.
Y eso es lo que está pasando en el sector salud, los datos del presidente López Obrador es que había y hay mucha corrupción e intereses de unos cuantos para controlar la venta de medicamentos que representan un negocio de miles de millones de pesos, y los datos son ciertos; sin embargo la precarización de los servicios básicos en clínicas y hospitales también es cierta y aunque el presidente insista que se trata de “propaganda mal intencionada” difundida por “el hampa del periodismo” la realidad está a la vista, la pruebas y testimonios circulan en las benditas redes sociales, es cierto los servicios de salud pública en el país ya eran malos, pero la falta de recursos económicos para la atención básica los ha vuelto insoportables.
Los datos del Presidente estaban incompletos, y el viernes pasado la Oficial Mayor de Hacienda, Raquel Buenrostro, salió finalmente a reconocer que en efecto hay deficiencias pero que en los próximos 3 meses se van a corregir los errores y lanzó un dato que merece ser revisado con mucha atención, enderezar el esquema de compras del gobierno tomará años, de 4 a 5 la pregunta ahora es ¿Y mientras tanto, habrá que esperar ese tiempo para atender áreas críticas como el sector salud? ¿Alcanzará la popularidad del presidente y la paciencia de la gente para esperar los resultados ofrecidos o Hacienda suavizará sus criterios de ahorro y austeridad?
No acababan de salir de la crisis desatada por la renuncia del director del IMSS, cuando otra funcionaria de alto nivel fue denunciada en las redes sociales por haber usado su posición para detener un vuelo que necesitaba abordar. Josefina González-Blanco Ortiz-Mena, Secretaria de Medio Ambiente llamó por teléfono a un conocido en Aeroméxico para pedir que la esperaran porque le urgía tomar el vuelo que estaba por despegar de la Ciudad de México a Mexicali, el avión ya estaba siendo remolcado a la pista cuando el piloto avisó por el sonido de cabina que regresaban a la plataforma porque, por instrucción presidencial había que esperar a un funcionario del gobierno federal, 38 minutos después un joven y una mujer, abordaron el avión.
Una denuncia en redes sociales que rápidamente se convirtieron en tendencia, evidenció el hecho y 24 horas después Josefina González presentó su renuncia que el presidente López Obrador le aceptó de inmediato. Otra vez una denuncia ciudadana expuso el abuso de un alto funcionario de gobierno y en esta ocasión AMLO actuó rápido y aunque el manejo del caso lo deja bien parado ante la opinión pública, su discurso de que con su ejemplo todos los funcionarios de gobierno van a actuar igual que él ha quedado maltrecho y en su gabinete hay otro hueco que tapar.
A ningún gobernante le gusta lo que López Obrador ha tenido que enfrentar en una semana, los cambios en los equipos de trabajo deben ser por una decisión del mandatario, son mensajes de ajustes para mejorar el desempeño del gobierno, pero cuando estos se dan producto de una renuncia-denuncia como la de Germán Martínez o una denuncia y obligada renuncia como la de Josefina González entonces el mensaje es que algo en el gobierno no está funcionando bien y en resumen eso es lo que el presidente debe estar analizando ahora mismo, algo en su estructura de gran transformación no está funcionando, él nombró a los funcionarios que causaron baja y eso significa que se equivocó y una aceptación de ese calibre en el talante de AMLO no es fácil de digerir.
La de correr…
Hay una pregunta que se están haciendo desde el viernes en la oficina de Jesús Ramírez y es ¿Cómo le van a dar salida al compromiso que hicieron de dar a conocer los gastos totales del gobierno en publicidad?
Por lo pronto en la conferencia matutina del viernes, el Presidente tuvo que mentir, al dar su palabra de que la oficina de comunicación de presidencia no había filtrado la lista con los nombres de 36 comunicadores y algunos medios al periódico Reforma que los publicó el mismo día que presidencia informó que esa misma información había sido entregada formal y oficialmente al INAI.
Reforma, confirmó que fue presidencia quien entregó la lista que por cierto solo exhibió los nombres de algunos comunicadores, pero no de las grandes empresas que se sabe, según lo adelantado por el propio Presidente López Obrador obtuvieron miles de millones de pesos en contratos de publicidad en el sexenio de Enrique Peña Nieto.
El asunto es ya un frente abierto para el gobierno federal, las solicitudes de información de transparencia vía el INAI se acumulan por decenas, el compromiso de no usar las filtraciones como una estrategia de presión ya quedó en duda y la exigencia de que se ventilen los montos millonarios de compra de publicidad con recursos públicos a los llamados “grandes medios” será una presión permanente, pero el dato importante es cuánto invertirá este gobierno en esos mismos medios.
Quien haya diseñado la estrategia, debería revisar mejor sus objetivos y consecuencias.
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