El Tercer Ojo - ¿Qué pasa con Los Centros de Atención para Estudiantes con Discapacidad (CAED)?

En opinión de J. Enrique Alvarez Alcántara

El Tercer Ojo - ¿Qué pasa con Los Centros de Atención para Estudiantes con Discapacidad (CAED)?

Los Centros de Atención para Estudiantes con Discapacidad (CAED) tienen la responsabilidad de operar un programa educativo, dentro del ámbito federal, que tiene por objeto ofrecer atención educativa a personas con discapacidad, en el nivel de bachillerato.

 

Los CAED fueron creados en virtud del acuerdo 445 de la SEP, mediante el cual se contempla la certificación del bachillerato por evaluaciones parciales; particularmente para propiciar las condiciones favorables que apoyen la inclusión educativa de tales personas.

 

Actualmente existen en nuestro país más de 300 Centros de Atención para Estudiantes con Discapacidad (CAED), ubicados principalmente en Planteles Federales del País.

Este programa se encuentra sujeto a la normatividad y regulación de la Dirección General del Bachillerato (DGB), que por ser una unidad administrativa de la Subsecretaría de Educación Media Superior (SEMS), se debe encargar de coordinar la educación que se imparte en el Bachillerato General, en los aspectos técnicos y pedagógicos, respondiendo a la política del derecho a la educación de las personas con discapacidad, así como a la de inclusión educativa.

Los CAED comenzaron a operar en el año 2008, en distintas entidades federativas y, desde ese año, han venido favoreciendo el que cientos de personas con discapacidad realicen y certifique sus estudios de nivel bachillerato.

Desde sus orígenes, los profesionales que laboran en estos centros son trabajadores que se hallan dentro de un limbo jurídico y administrativo, es decir, son trabajadores que no son considerados como tales por la secretaria de Educación Pública (SEP).

No cuentan con ningún tipo de derechos y prestaciones laborales debido a la inexistencia de plazas docentes de educación especial en el nivel media superior; por tal razón los más de 1500 docentes que laboran en dichos centros no reciben el pago de su trabajo con regularidad.

Recurrentemente reciben como respuesta institucional promesas que reiteradamente son incumplidas.

El pago de sus honorarios, que no salario, frecuentemente sufre retrasos de prácticamente medio año pese a que ellos, en ninguna circunstancia, suspenden sus labores de asesoría y evaluación de los estudiantes con discapacidad que realizan su estudio del nivel bachillerato. Estos docentes sin derechos laborales ni prestaciones, que siguen comprometidos por el derecho a la accesibilidad, asequibilidad, adaptabilidad y aceptabilidad de la educación, siguen siendo objeto de promesas incumplidas.

Este hecho, por sí mismo, muestra el desdén de la DGB hacia las personas con discapacidad que reciben asesoría académica y son evaluados en su aprendizaje por los docentes que no son tratados como tales, ni son considerados trabajadores de la educación por la misma SEP. Ellos también son menospreciados dentro del Sistema Educativo Nacional.

Desde luego que puede reconocerse que, hoy por hoy, los CAED han contribuido plenamente con la inclusión educativa de personas con discapacidad al nivel medio superior y, debido a que cientos de estas personas han obtenido su certificado de bachillerato, han accedido a los niveles de la educación superior.

La Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), entre otras universidades públicas y autónomas del país, ha podido asegurar la inclusión a sus programas educativos de licenciatura a decenas de personas con discapacidad porque los CAED han propiciado las condiciones favorables para ello, al haber asesorado y evaluado a personas dentro de sus actividades académicas y programáticas.

Sin la existencia de los CAED y sus actividades, sin la labor de los profesionales que proporcionan este apoyo, sería imposible este resultado inobjetable.

Tan sólo por lo que he expuesto aquí, parece inadmisible que se siga tratando al personal que trabaja en tales centros como personas carentes de derechos y del reconocimiento que debiera tenérseles.

Es necesario que la DGB rectifique esta actitud y otorgue el trato justo y digno a los trabajadores académicos y administrativos de los CAED.

El salario, sin duda alguna, es el primer peldaño de un trato justo y digno.