EJÉRCITO Y DELINCUENCIA: ¿DOS PROBLEMAS?

En opinión de José Ma. Román

EJÉRCITO Y DELINCUENCIA: ¿DOS PROBLEMAS?

Nunca ha sido sano para ninguna sociedad en el mundo que los soldados suplan en las calles a los policías civiles persecutores e investigadores de los delitos.

Olvidamos muy fácilmente la historia y en el pasado tanto en México como en otras naciones, se ha tenido que pagar un precio muy alto cuando son los soldados y las botas las que determinan los procesos que  hacen funcionales a las policías y su trabajo. No somos la excepción tanto en las consecuencias (la pérdida de la mitad del territorio nacional por culpa de un general y el asesinato del prócer mexicano Francisco Indalecio Madero, por hablar de lo más sonado) Nuestros políticos no han entendido esa función y ojalá el próximo gobierno corrija esta anomalía que según los cambios legales, aún no constitucionales porque falta que las legislaturas estatales lo aprueben, los tendremos al mando de las policías hasta el 2028. ¿Qué impediría que se continuaran en el poder, si además poseen todo el armamento y las dependencias más importantes del poder ejecutivo, me he preguntado? Tomarían todo porque la sociedad civil y el poder ejecutivo le están entregando todo lo necesario para que se apoderen del poder bajo el argumento de que los civiles han sido incapaces de controlar a la delincuencia. Honestamente sería un buen argumento que espero no suceda.

El problema de la delincuencia superará con creces el año 2028 y el número de víctimas quizá sigan incrementándose debido a que los militares no han sido ni son a la fecha preparados para investigar los delitos y perseguir a los delincuentes. Las policías civiles, sí. De ahí que se espera más violaciones a los derechos humanos y más excesos en contra la población. En este momento, como ya en algunos casos ha sucedido (Tlatlaya por solo mencionar uno de muchos) los militares ya campean por nuestros pueblos y ciudades, pero su presencia es ilegal. El problema va ir creciendo con el paso del tiempo y ya comenzó de alguna forma la oposición lo que demuestra la marcha de estudiantes de la UNAM y el Politécnico en días pasados cuando enarbolaron su rechazo a la militarización y solicitaron que se invierta más en educación. Obvio, el presidente los ignoró, pero ya hay voces que seguramente irán en aumento oponiéndose al cuerpo armado. Además el problema de los normalistas será la sombra y el escudo desde el cual su presencia seguramente seguirá siendo muy cuestionada, independientemente de que existe evidencia de la corrupción que se ejerce en parte de los altos mandos, de los cuales a la fecha un general se encuentra detenido por el asunto de los normalistas y el trasiego de la droga que se dio en Iguala. Las fricciones se incrementarán con la sociedad civil por los métodos que las fuerzas armadas usan para imponerse, que además dicho sea de paso, es el correcto pero cuando se trata de una invasión extranjera, no de lo civiles de la nación.

El otro problema es que la complicidad de este gobierno con la delincuencia es obvia y por lo mismo o al menos los próximos dos años el delito y los delincuentes irán al alza sin que nadie los detenga. Ese es nuestro futuro.

Las fuerzas armadas de acuerdo a la situación que vivimos, es normal y aceptable que participen en la lucha contra la delincuencia, pero, y ése es el problema toral, debe ser al mando de los civiles, no como está en las reformas donde tomarán el poder directamente.

La violación a la constitución que ahora representa su presencia en las calles por al menos dos años permanecerá en el limbo como derecho legítimo porque la Suprema Corte que ya debería de haberse pronunciado al respecto, pero el asunto de su legalidad está sin resolverse los juicios que piden se retome el rumbo que marca la constitución y se retire de la calle a la tropa. En los próximos dos años, probablemente, ante el miedo que los magistrados de la suprema corte tienen al presidente que lleva tintes de querer imponer su criterio, no van a defender a la constitución que les marca la forma en que la milicia debe trabajar. Temen los ministros y el miedo los invade y por eso no resuelven y eso probablemente se deba a dos cosas: O los Magistrados están embarrados de corrupción y ya se les dijo o tienen temor de perder sus muy amplísimas canonjías oficiales de más de 600 mil pesos mensuales. Luego mirando las cosas concluyo, que los magistrados están ahí para defender sus intereses, mas no intereses de la ley, la constitución y la sociedad.