El que escapa
En opinión de César Daniel Nájera Collado
Después de hablar acerca del vacío y el manufacturar, me dejaré sumergir en lo que es, para mí, una de las ideas más fascinantes de la humanidad, la del amor. Y es que por más que estos conceptos sean creados, el amor es sin duda uno de los más difíciles de concebir o alcanzar. Me conmueve pensar que, a veces, incluso la muerte es más sencilla de encontrar. Puedes subir a un piso cien y saltar por la ventana con total certeza de lo que te aguarda, mientras que la idea del amor, en ámbitos generales, es un tinte más especial. Toco este tema porque es una de las cosas que me hacen dudar con respecto a mi teoría. Puedes fabricar tu vida, paso a paso, creando así un camino para lo que consideras como “éxito”, pero no puedes fabricar el sentimiento amoroso; eres capaz manufacturar una concepción de lo que es para ti el amor, pero de eso a hacerlo realidad, existe mucho trecho. Lo bello del amor es su fortituidad y la necesidad intensa de ser auténtico. Se me hace casi imposible encontrar un ejemplo de alguien que, de manera prolífica, se haya obligado a amar. Porque sí, se puede desarrollar el sentimiento, pero no florece si no hay, al menos, una pizca de verdad.
Por todo eso, la cualidad escurridiza y casi impredecible del amor hace que me maraville con todo lo que no puedo explicar, mas sí sentir. Este es uno de los misterios más poderosos y bellos que tenemos es privilegio de experimentar. Al final, sumergirse (o ser sumergido) en lo indescriptible, tiene su encanto.