El poder femenino del 52 por ciento
En opinión de Lorena Elizabeth Castillo
Las mujeres en México podemos aprovechar el hecho de ser mayoría demográfica en el país, al integrar el 52 por ciento de la población, para generar cambios positivos en la sociedad, promover la igualdad de género y empoderarnos en todos los ámbitos de la vida.
Se trata de transformar esa mínima supremacía numérica y poblacional, en actitudes y acciones, tal como ya lo han hecho miles de mujeres a lo largo de la historia, en provecho de las nuevas generaciones de niñas, adolescentes y jóvenes. Es la energía que requerimos, en conjunto, para erradicar lacras como todo tipo de violencias que deviene en la tragedia colectiva del feminicidio.
Para tal objetivo es fundamental la unidad, el multicitado empoderamiento y no declinar en la lucha por los derechos femeninos para lograr un futuro más justo y equitativo para todas.
Es imprescindible participar activamente en la vida política y social del país (no sólo en época electoral) y remontar por las vías legales la violencia de la misma actividad partidista en razón de género. Al representar más de la mitad de la población, las mujeres tenemos la capacidad de influir en las decisiones políticas y sociales que se toman en nuestra entidad y en México.
Por otra parte, a través de las organizaciones civiles, es factible hacer política ciudadana y feminista para hacer escuchar nuestra voz en los Congresos Federal y locales y promover en ellos los cambios reclamados. Por ejemplo: exigir igualdad de género para aprovechar ese 52 por ciento, para lograr igualdad de oportunidades y derechos en todos los ámbitos de la sociedad.
Además de luchar por la eliminación de la discriminación de género y, muy importante, promover políticas públicas que garanticen la igualdad entre hombres y mujeres.
En la consecución de estas metas es vital el empoderamiento emocional y económico: las mujeres podemos y debemos aprovechar nuestra mayoría en la población para lograr la independencia económica y contribuir al progreso del país.
Es importante que las mujeres busquen educación y capacitación laboral, así como emprender sus propios negocios o ascender en sus empleos para alcanzar la independencia económica. Cada actividad, dentro y fuera de la casa familiar, se convierte así es una trinchera de lucha por asertividad y proactividad de nuestra parte.
Por último y no menos esencial: apoyarnos entre nosotras. Las mujeres podemos y debemos sacarle provecho a nuestra mayoría en la población, para respaldarnos mutuamente y crear redes sororas que nos permitan enfrentar desafíos y obstáculos que se presentan en la vida personal y laboral. Es imprescindible unirnos para impulsar entre todas, el logro de objetivos y anhelos personales y colectivos.