El libro digital coexiste: Xavier
Para Xavier Velasco, premio Alfaguara de Novela en 2003 (por su obra: “Diablo Guardián”), los adminículos proteicos “facilitan” la existencia, al referirse al avance de la tecnología… al libro digital. Y éste coexiste con el impreso.
“Escribir es pelear”, afirmó. En ese sentido, externó que, en la época actual, se “manejan” objetos cambiantes. “No los comprendemos”, porque facilitan la “existencia”, mas no “sabemos cómo funcionan… Es ciencia ficción”.
Luego de relatar que tardó 10 años en conseguir la novela “Tantas veces Pedro”, de Alfredo Bryce Echenique, indicó que el “copy paste es una maravilla”. Entonces, comentó que los libros convencionales han dejado de ser. “Del papel se trasladaron a dispositivos menores”.
A su vez, acotó que, hoy día, un texto (no importa su amplitud) se sitúa en “lo más ingrávido; en una nube” (refiriéndose a ese espacio en el que se almacenan datos y programas a través de Internet, en lugar del disco duro de una computadora).
Sobre su disciplina, adujo que él sigue “escribiendo novela a mano”. Sólo usa la tecnología para otras tareas. Sin embargo, manifestó que: “Se acabó el control de calidad. Todo está lleno de faltas de ortografía y sintaxis”. Las redes sociales se han vuelto receptáculos de estas deficiencias. Y le preocupa que “la propiedad intelectual se respeta cada vez menos”.
“Dicen: la literatura en papel y digital van a desaparecer”. Opinó que esto no pasará. Lo que sí, es que se van a “tergiversar” los textos, cuando se vayan transmitiendo de un “lado a otro”. No obstante, se inclinó por la parte digital, en el ejercicio de la lectura.
Tras citar al Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, añadió que éste comentaba que el libro “normal” no se respeta. Por tanto, “estamos en una época ligera”, donde los cambios científicos se “aceleran”.
Velasco advirtió que “no hay posteridad… Todo se olvida”. Somos más olvidadizos, a medida que “… la tecnología crece”. En contrasentido, abunda la información “chatarra”. Ante eso, “al narrador lo dejan profundamente escéptico”, porque el lenguaje se subestima.
Puntualizó que “dedicarse a la literatura es una prueba de supervivencia… ¿Cómo controlaron el texto Balzac y Dostoievski? Uno se acostumbra a la tecnología…
El reto es sobrevivir...”.