El hilo de Ariadna.
En opinión de Aura Hernández
¿Qué clase de mundo es este que puede mandar máquinas a Marte, pero queda impasible ante la masacre de seres humanos?
José Saramago
Según la mitología griega, para castigar la ambición de Minos, Poseidón creó al Minotauro. Una bestia salvaje mitad toro y mitad hombre que para su mayor castigo fue engendrado por Pasífae, su mujer y el toro que el mismo Poseidón regaló a Minos antes de saber de sus engaños. Según el mismo mito, el Minotauro solo se alimentaba de carne humana lo que tenía atemorizada la Isla de Creta, por lo que Minos encargó a Dédalo que construyera un laberinto con una única salida para que la bestia no pudiera salir nunca y quedara atrapado por siempre.
En guerra con Atenas Minos impuso, al ganar a sus adversarios, como tributo que cada año le ofrecieran al Minotauro siente hombres y siete mujeres. Entre estos jóvenes se encontraba Teseo, el hijo del Rey de Atenas que se ofreció para ir a Creta, solo con la intención de adentrarse en el laberinto y matar al Minotauro. Al desembarcar en la isla conoció a Ariadna de quien enamoró.
Ya declarado el romance entre ellos los dos urdieron un plan. Pues aun cuando el joven cretense lograra matar al Minotauro, sabían que Teseo no lograría salir del laberinto y fue entonces cuando Ariadna ideó dar a Teseo un hilo que iría dejando como rastro en el laberinto, para que después de matar al Minotauro regresar sobre sus pasos, a los brazos de Ariadna. Y así ocurrió.
Aunque la historia completa, no tuvo un final feliz, si nos enseñó la importancia del hilo de Ariadna para salvar a Teseo. Pero no es ese hilo del que quiero hablar más, eso fue solo mi pretexto. Pues desde hace más de dos semanas en Morelos hay otro hilo, de otra Ariadna, que nos ha enseñado muchas otras cosas, por ejemplo, el cinismo como condición para el ejercicio de la política.
¿A dónde nos llevará el hilo que como rastro ha dejado el feminicidio de Ariadna? Sin contar a los actores principales, que son las fiscalías, el caso de Ariadna nos ha mostrado el talante del grupo mayoritario que controla el Poder Legislativo de Morelos y sus aliados. Los ha desnudado por completo: su ansia de poder los ha hecho pisotear lo que no tenga redito político o económico. Han traicionado a sus aliados políticos que hicieron posible su ascenso al poder, y lo han contribuido a la revictimización de Ariadna y han pasado por encima de la dignidad de su memoria. Pero su contraparte, no ha hecho mejor las cosas.
Esas huellas, como el hilo de Ariadna, deberían ser indelebles para recordarnos a la ciudadanía qué tipo de representantes populares tenemos y que el día de las elecciones votemos en consecuencia. Mujeres diputadas han exhibido que de “sororidad” no tienen ni un ápice -aunque les guste mucho la palabra-, representantes de grupos o personas en situación de vulnerabilidad que llegaron por una cuota al cargo, han sido incapaces de ser solidarias con un grupo vulnerable como es el de las mujeres. Es hasta obsceno oír sus declaraciones, aunque con seguridad el día que se conmemora la violencia contra las mujeres, estarán ahí tomarse la foto.
Lo que ha mostrado, el hilo de Ariadna -el de Ariadna Fernanda-, es la podredumbre que padecen las élites políticas del estado de Morelos y nos ha enseñado que la única representado en el Congreso de Morelos, son los intereses de quienes lo integran, quienes como actores políticos también tienen una gran responsabilidad en el desastre que vivimos en el estado.
Espero que el hilo, también nos enseñé el camino para volver sobre nuestros pasos y como el Minotauro, encontrar la salida de este laberinto que, como el de Minos, parece no tener salida. Pero también que, como Poseidón cuando castigó a Minos, haya quien sancione la avaricia y la ambición política desmedida.