Educación Inclusiva en la UAEM - Freud/Adler: Condición Psicosomática
En opinión de Eliseo Guajardo Ramos
Freud iba en sus investigaciones tras las enfermedades orgánicas de origen psicológico, como la neurosis de la histeria, que, a diferencia de la neurosis de angustia, no tenía origen orgánico. Eran hallazgos pioneros de finales del Siglo XIX. Obedecían a traumas sexuales en la infancia, difíciles de desentrañar en los pacientes. El Dr. Breurer, precursor de Freud en el tema del origen sexual de la histeria, detectaba estas experiencias infantiles a través de la hipnosis. Técnica adoptada por Freud y afinada con Charcot en su estancia en El Hospital de la Pitié-Salpêtrière, en París. Como se trataba de experiencias muy penosas para los pacientes, quedaban ocultas en un olvido deliberado inconscientemente. Breurer abandonó estas investigaciones en sus pacientes debido a que una de sus pacientes en trance hipnótico se le abalanzó al cuello con intenciones eróticas. A Freud le ocurrió lo mismo. Pero él no desistió en sus indagatorias. Por otro lado, le sirvieron estos episodios para afinar su teoría de la transferencia en la psicoterapia psicoanalítica (Jones 1985).
No obstante, los niveles de profundidad en la hipnosis variaban según el paciente, algunos sí lograban la profundidad suficiente y otros no. Con estos últimos, no se lograba desentrañar los traumas sexuales en la infancia. La técnica de la hipnosis para el psicoanálisis era defectuosa. Y Freud exploró otras vías. Como la introspección en condiciones de máxima relajación; fue cuando nació el “diván psicoanalítico”. También, ponerle la mano en la frente al paciente para urgirlo a descender lo más posible a los recuerdos ocultos de sus primeros años. La asociación de ideas, en fin. Hasta que encontró en la interpretación de los sueños la técnica más refinada para llegar al inconsciente (Freud 2013). Que, para esa época, ya se había aceptado el inconsciente, gracias a Freud, como una entidad psicológica inexplorada por la psicología.
Pero hubo todavía otro episodio crucial para Freud. Que le tuvo reflexivo por varios meses y dialogándolo en reserva con alguno de sus seguidores. Porque de ello dependía de que se le cayera todo el edificio de su Teoría psicoanalítica. Descubrió en una paciente que los traumas de la infancia que le había revelado a Freud en su análisis eran fantasías sexuales. ¡No eran reales! Hasta que Freud acomoda que en el inconsciente tiene el mismo valor un hecho real que otro imaginado o fantaseado. Que lejos de que se cayera su Teoría Psicoanalítica se fortalecía. Fue cuando ya lo da a conocer al mundo de la ciencia. Pero, sobre todo, una añeja idea de que entes psíquicos son el origen de traumas o enfermedades orgánicas, se reforzaban decisivamente, si en lugar de un recuerdo real es una fantasía elaborada, más sustento psíquico no podía haber (Jones 1985).
Por eso Freud quedó muy convencido de los hallazgos de Alfred Adler; si bien, Freud descubría cómo ordenando una causa psíquica se sana un desorden orgánico en la neurosis, con Adler un desorden orgánico de las deficiencias en la discapacidad lograba superarse con mecanismo psíquico, como es la superación por supercompensación intencional subjetiva. Era el mismo problema a la inversa. Ambas Teorías se reforzaban. Se trataba de darle el lugar que ocupa auténticamente lo psíquico en los problemas humanos. En un momento en que las ideas del psicoanálisis eran fuertemente combatidas desde los grandes prejuicios de la época (Jones 1985).
El costo que pagó Freud por su Teoría de la sexualidad infantil fue muy doloroso. Le aplicaron el ostracismo (la ley del hielo, diríamos nosotros), nadie le dirigía la palabra ni para saludarlo en las calles de Viena. Hay que afirmar que el niño tenía sexualidad desde los 3 años y esa sexualidad la dirigía a su propia madre, que era quien estaba al alcance próximo de su afectividad en desarrollo, no sólo era darle curso a la sexualidad infantil, ¡¡¡sino que se demostraba mediante una fantasía “incestuosa”!!! La forma más amable de dar a conocer una explicación científica para Freud fue bautizar este hecho con el nombre de “Complejo de Edipo” sacada la metáfora de la tragedia griega de Sófocles (Freud 2012). Esta idea de “complejo” significaba que en la terapéutica psicoanalítica debía tener una solución o un cauce para que no causara traumas en la vida adulta.
El complejo en la Teoría de Adler significaría también la necesidad de una solución psicológica. En este caso, Adler explicaría que todos los niños en su infancia tienen un “sentimiento de inferioridad” (Adler 1976) por su conciencia de estar “incompletos” con relación a los adultos que rodean afectivamente al niño. Por lo que lo resolvían mediante compensaciones psicológicas en su entorno, pidiendo apoyo a los demás, o utilizando otras vías. Como el subirse a una silla para alcanzar unas galletas en una alacena en casa, que su estatura no logra tomar de forma directa, etcétera. Lo que dispara estos mecanismos, es la conciencia de la insuficiencia o inferioridad temporal, por la edad, como estar aún incompletos. En el caso de los niños con deficiencias orgánicas, este sentimiento de inferioridad infantil, se les presenta antes y más fuerte. Por lo que la compensación en ellos es anticipada y más intensa, por eso Adler de denominó “supercompensación”. Tienen una ventaja si se sabe conducir y resolver adecuadamente en su entorno social con las personas que están vinculadas afectivamente a ellos. Estas compensaciones y supercompensaciones son de origen psíquico. Porque tienen una dirección intencional. En este aspecto estos mecanismos son superiores en los niños con discapacidad (Adler 1968).
Pero Adler también se dio cuenta que el sentimiento de inferioridad podría tener un cauce desviante. En este caso, ese sentimiento se convierte en “Complejo de Inferioridad”. El sentido de complejo es el mismo que el complejo psicoanalítico. Esto es, dicho complejo no es orgánico, es psíquico. De forma psíquica se resuelve o de forma psíquica se desvía. Adler a este complejo no le da un sentido de neurosis, como enfermedad, le da un sentido de rasgo, estereotipo o estilo. Le va a denominar “carácter neurótico”, pero no neurosis (Adler 1956).
Por último, Adler no va a indagar en el pasado de la persona con Complejo de Inferioridad -con y sin discapacidad-, ni siquiera va a considerar el presente para construir soluciones para ese carácter neurótico, lo va a hacer en el futuro de la persona. Futuro inmediato y de largo plazo. Construir la compensación hacia el futuro específico de la persona. Es un plan de vida no en el inconsciente, sino en la conciencia plena de las personas y las personas de su entorno. Adler descubrió que todos nuestros actos tienen intencionalidad, y que esa subjetividad ordena nuestras funciones orgánico-perceptuales. De no ser así todas las sensaciones y percepciones serían caóticas en nosotros. Tienen el orden de prioridad que nosotros le damos de acuerdo con nuestras intenciones, de nuestros estereotipos, de nuestra personalidad. El peso de la subjetividad es enorme, de lo psíquico sobre los orgánico.
¡Enhorabuena con el sentimiento de inferioridad adleriano!
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Adler, A. (1956). El carácter neurótico México, D. F. , Editora Latino Americana
Adler, A. (1968). El sentido de la vida Méxco, D. F. , Editora Latino Americana
Adler, A. (1976). Superioridad e interés social. Una colección de sus últimos escritos México, D. F., Fondo de Cultura Económica
Freud, S. (2012). Tres ensayos sobre tería sexual Buenos Aires, Alianza Editorial
Freud, S. (2013). La interpretación de los sueños FV Éditions, F. Smutzer, 1926.
Jones, E. (1985). Freud (1). Barcelona Salvat
Jones, E. (1985). Freud (2). Barcelona Salvat